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Guadalajara, un gran destino para la primavera y Semana Santa

Panteón de Guadalajara

El fin del invierno se deja notar en toda la Alcarria. También en su capital, lindante con la Campiña. Los campos se tornan verdes, florece. Guadalajara está en la ubicación perfecta para una escapada de Semana Santa o primavera, porque no le faltan atractivos. Por eso cada vez es más visitada, sin hacer sufrir al turista con las aglomeraciones de otros puntos de la geografía española.

El influjo de la Guadalajara medieval

Palacio del infantado en Guadalajara
Palacio del infantado en Guadalajara. | Cedida por Turismo Guadalajara

Como tantas otras ciudades, Guadalajara lleva existiendo mucho tiempo. Su nombre viene del árabe. Wad-Al-Hayara se llamaba, lo que significa “río de piedra”. Esto se debe al Henares, el curso fluvial que marca la vida en la población, repleto de fortalezas. Tal herencia se refleja también en el nombre de la comarca que capitaliza, la Alcarria, que viene de Al Qaria, “el pueblo”. Hilaron bien. De estas fechas es el puente del Henares, muy transformado. En Semana Santa las aguas suelen bajar abundantes, con lo que el verdor de su ribera es notable, dejando bonitos paseos.

En la versión más romántica, fue Alvar Fáñez, camarada del Cid, el encargado de conquistar Guadalajara para los cristianos. Por eso aparece en el escudo local. De esta época medieval sobresale no solo el torreón al que da nombre, sino también el conjunto formado por el torreón del Alamín y su puente, también conocido como de las Infantas. Visitables ambos como centros de interpretación, son una buena forma de acercarse a esta parte de la historia alcarreña.

Parque de la Huerta de San Antonio
Parque de la Huerta de San Antonio. | Cedida por Turismo Guadalajara

Siguiendo hacia el centro se llega al gran protagonista de la ciudad, en esta escapada primaveral o en cualquier otra época del año: el palacio del Infantado. A muchos les recordará a la Casa de las Conchas salmantina, lógico pues comparten en buena medida estilos. Por eso ambos son excepcionales. En el caso que importa ahora, cabe mencionar que fue elevado gracias a la acción del II duque del Infantado, de la familia de los Mendoza. Se construyó sobre las casas de esta dinastía en un estilo de transición entre el gótico isabelino y el renacentista. Un reflejo del cambio de mentalidad de la época que se complementa con sus jardines, posteriores, y que poseen un laberinto de obligada visita. Bajo él se despliega el parque de la Huerta de San Antonio, también muy agradable.

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Palacios, parques y un panteón único

Subir al centro va dejando también puntos de gran interés. Lo normal es hacerlo por la calle Mayor, llena de bares, restaurantes y comercios. En ligera cuesta, va dejando lugares de interés en sus laterales. Por ejemplo, el palacio de la Cotilla, moderno, es famoso por su sala China del XIX, empapelada de una forma extraordinaria con motivos orientales. También merece la pena, al menos, contemplar las fachadas de los conventos de las Carmelitas Descalzas y de la Piedad, este último en conjunto con el palacio de Antonio de Mendoza, una de las primeras muestras de arquitectura renacentista en Castilla.  

Sala China del palacio de la Cotilla
Sala China del palacio de la Cotilla. | Cedida por Turismo Guadalajara

El mayor templo de Guadalajara es la concatedral de Santa María, cerca de la cual se encuentra la bella capilla de Luis de Lucena, en cuyo interior se pueden encontrar las bóvedas que desarrollan un programa iconográfico de características erasmistas y simbólicas, cuyas pilastras introducen una mezcla de dórico y jónico. Por otro lado, antes de entrar en los dos grandes parques de la ciudad, perfectos para estas fechas primaverales, cabe desviarse un tanto y visitar el fuerte y convento de San Francisco, habitado en tiempos inmemoriales por los caballeros templarios. Además de su contundencia y dilatada historia, destaca por su cripta, de los Mendoza, cómo no.

En todo caso, el buen tiempo se vive mejor entre árboles y flores. Los dos pulmones de Guadalajara son dos parques que se disponen consecutivos, casi como continuación de la calle Mayor. El primero es el de la Concordia, junto al que se alza la iglesia de San Ginés, una de las más queridas de la ciudad. De ahí se llega al paseo de San Roque y tras este al espacio verde del homónimo. Atravesándolo se puede ver el monumento más colorido de la capital alcarreña. 

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Panteón de la Duquesa del Sevillano o de la Condesa de la Vega del Pozo en Guadalajara
El Panteón destaca por sus cerámicas. | Shutterstock

Se trata del panteón de la Duquesa del Sevillano. Su carmesí cerámica de Daniel Zuloaga, su interior neobizantino, su conjunto escultórico Ángel García Díez… Toda una oda a esa transición entre el siglo XIX y XX que en Guadalajara tuvo una protagonista:  María Diega Desmaissières y Sevillano. Ella encargó esta tumba, con una peculiar situación en alto para evitar estar bajo tierra. Tan querida era que su cuerpo llegó acompañado de la mayor comitiva fúnebre de la historia arriacense. 

El monumento fúnebre se sitúa en la fundación San Diego de Alcalá, también obra de Ricardo Velázquez Bosco y promovido por la duquesa. Su neomudéjar se dedicó a la caridad de inicio y hoy es un colegio, por lo que se trata de una estructura muy viva. Curiosamente, otro edificio muy asociado a la noble, el palacio de la Condesa de la Vega del Pozo, también acoge hoy una institución de enseñanza.

Cultura y gastronomía en la primavera alcarreña

Parque florido en la capital alcarreña
Parque florido en la capital alcarreña. | Cedida por Turismo Guadalajara

Quizá hay quien eche en falta referencias más claras a la Semana Santa. Pues bien, durante todas estas fechas se puede disfrutar de la misma en su versión alcarreña. De corte castellano, las procesiones de las cofradías recorren calles del centro que ya se han pasado en el paseo antes mencionado. Asimismo, las torrijas se suman a los habituales bizcochos borrachos, aprovechándose de la excelente miel local

Semana Santa en Guadalajara
Semana Santa en Guadalajara. | Cedida por Turismo Guadalajara

También en el terreno cultural destacan varios museos y espacios teatrales. De estos últimos, los más destacados son el teatro Buero Vallejo, con una amplia oferta tanto dramática como musical, o el Teatro Moderno, un clásico de la capital. De los primeros, los espacios dedicados a los artistas alcarreños de mayor renombre internacional: Antonio Buero Vallejo, José de Creeft y Francisco Sobrino.

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Asimismo, la parte gastronómica tiene bastantes valencias. Una opción muy recomendada es seguir la moda local de ir saltando de bar en bar, sobre todo si el tiempo acompaña. Entre el entramado rebuscado de las calles alcarreñas, no faltan locales para ir picando a la hora del vermú o de noche. En caso de querer sentarse a la mesa, la oferta incluye desde locales tradicionales, que beben de la riqueza culinaria provincial, a restaurantes con apuestas más vanguardistas, capaz de sorprender a los paladares más exigentes.

Artículo realizado en colaboración con Turismo Guadalajara