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La fábrica de Bofill: cuando la forma crea la función

Fábrica de Bofill

A apenas 20 minutos de Barcelona, en el municipio de San Justo Desvern, se yergue una extraña y enorme construcción que destaca de entre todas las demás. Hay quien podría llamarla palacio, si bien sería un palacio diferente a cualquier otro. Pocos adivinarían su verdadera razón de ser. Se trata de la actual sede del Ricardo Bofill Taller de Arquitectura (de ahora en adelante RBTA), por lo que funciona como estudio. No obstante, antes de ser lo que es ahora, este edificio, diseñado por el mismo Bofill, fue una fábrica de cemento.

El fallecido arquitecto relató su primer encuentro con este edificio en la página de taller: “Encontramos enormes silos, una chimenea, cuatro kilómetros de galerías subterráneas, salas de máquinas en buen estado…”. Era 1973 y el complejo industrial, construido a principios del siglo XX durante el primer periodo de industrialización de Cataluña, llevaba tiempo abandonado.

Fábrica de cemento
Fotografía de la fábrica de cemento antes de ser remodelada. | RBTA

“Recorrimos la fábrica con una visión caleidoscópica, imaginando futuros espacios y descubriendo que en ese lugar coexistían los distintos movimientos artísticos y visuales que se habían desarrollado desde la Primera Guerra Mundial”, indicaba Bofill. Así, el surrealismo, la abstracción y el brutalismo se daban cita en un mismo espacio. “Seducidos por las contradicciones y la ambigüedad del lugar, decidimos quedarnos con la fábrica, y modificando su brutalidad original, esculpirla como una obra de arte”, afirmaba el artista.

Deconstruir para construir

Ricardo Bofill, fallecido en enero de este año, es uno de los grandes y más célebres arquitectos del posmodernismo español. Entre sus muchos proyectos, quizás el más conocido sea el de la Muralla Roja de Calpe, célebre, sobre todo, por ser un escenario recurrente de El juego del calamar. La fábrica fue, durante muchos años, no solo su estudio, sino también su residencia permanente. “Tengo la impresión de vivir en un universo cerrado que me protege del mundo exterior y el día a día”, comentaba el arquitecto.

Interior de la vivienda de la fábrica de Bofill
Interior de la zona de la vivienda de la fábrica de Bofill. | RBTA

Pero para llegar a este punto, la Fábrica de Bofill tuvo que pasar por un largo proceso, primero de deconstrucción y, después, de construcción. Así, la transformación del complejo se inició con la demolición de parte de la estructura de hormigón. Tras el derrumbe, formas enterradas bajo la fábrica original se abrieron paso. Una vez terminada la destrucción, comenzó la adaptación del espacio.

Pero cabe preguntarse: ¿Querían Bofill y su equipo convertir esta fábrica de cemento en una residencia y un estudio desde el principio? ¿Con qué fines se concibió la remodelación? La respuesta es sencilla: con ninguno. “En este caso, la función no creó la forma; contrariamente se demostró que cualquier espacio puede adaptarse al uso que el arquitecto elija si es lo suficientemente hábil”, dejó señalado su creador. Por tanto, la fábrica de Bofill se hizo, en un principio, sin un objetivo funcional claro.

Parte exterior de la fábrica de Bofill

Parte exterior de la Fábrica de Bofill. | RBTA

El estudio y la Catedral de la fábrica de Bofill

De la fábrica original, se conservan aún ocho silos, que albergan las diferentes instalaciones del estudio RBTA. “El espacio de trabajo es abierto, luminoso y espacioso, inundado de luz natural a través de las ventanas que dan a los jardines”, aseguran desde el estudio. Por otra parte, el taller de maquetas y las salas de archivo se ubican en las galerías subterráneas del complejo.

Asimismo, una de las zonas más destacadas de la fábrica es la enorme sala conocida como la Catedral, una suerte de espacio que se usa para dar conferencias y organizar exposiciones. La principal característica de la Catedral y lo que más sorprende es que la intervención arquitectónica fue mínima. De esta forma, las paredes de cemento conservan aún su estética industrial, aportando aún ese estilo brutalista.

Parte del estudio de RBTA
Parte del estudio del RBTA. | RBTA

El contraste del hormigón y el verde

Tampoco el exterior de la fábrica de Bofill se queda corto. La brutal fachada, al igual que la sala de la Catedral, mantiene su carácter industrial, pero no del todo. Porque, como se ha dicho al principio, el visitante, si no está informado, nunca sería capaz de discernir lo que encierran los muros del complejo. Asimismo, por el hormigón y por los alrededores del edificio, corren las enredaderas, el césped, los eucaliptos y las palmeras, entre otras muchas plantas, llenándolo todo de un verde que contrasta con el color crema y desgastado de las instalaciones.

Zona exterior de la fábrica de Bofill
Zona exterior de la fábrica de Bofill. | RBTA

La fábrica de Bofill es un ejemplo de lo que el ser humano puede llegar a hacer si no le pone límites a un espacio, si deja que su libertad y su creatividad hagan el trabajo. ¿Quién habría pensado que una fábrica de cemento podía convertirse en un palacio?