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Viajes baratos para disfrutar la primavera

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Aunque el frío y la nieve del invierno tienen sus seguidores, la primavera suele ser una temporada mucho más popular. Siempre con el riesgo de un aguacero repentino, los días se alargan y el sol brilla más. Es por tanto un momento ideal para viajar a cualquier punto del país, de Andalucía a Guipúzcoa. Sin embargo, no siempre hay mucho dinero para aprovecharlo, tras la Navidad y con el verano acechando. No pasa nada. Entre explosiones florales y ríos repletos gracias a los deshielos, estos viajes baratos de primavera permiten disfrutar de lo mejor de la época de renacimiento por excelencia.

Recorrido por los mejores viajes para hacer en primavera

Valle del Jerte (Cáceres)

El primer destino económico de primavera es también uno de los más famosos de España. Su magnífico valle repleto de cerezos en flor es una de las estampas primaverales por excelencia. A mediados de marzo es cuando el blanco se vuelve el protagonista absoluto. Sin embargo, el vergel que prospera en torno al río que da nombre al valle y población no es el único atractivo. Por ejemplo, la Garganta de los Infiernos resulta impresionante independientemente de la época del año en que se visite. Con todo, la abundancia hídrica resulta más bonito todavía.

Cerezos del valle del Jerte
Cerezos del valle del Jerte. | Shutterstock

Además de esta zona de la sierra de Gredos entre Cáceres y Ávila, cerca hay poblaciones muy interesantes como Jarandilla de la Vera. A través de la A-66, la Autovía de la Vía de la Plata, se pueden conocer Hervás, Plasencia o Béjar, esta última en Salamanca. Como se puede hacer noche en todos ellos, es muy posible encontrar una ganga para alojarse. Si se llega desde Madrid por la A-5, también es una opción parar en Talavera de la Reina u Oropesa.

Frías (Burgos)

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Frías. | Shutterstock

Esta localidad de Burgos tiene el honor de poseer el título de ciudad, lo que la convierte posiblemente en la más pequeña de España. Con los montes Obarenses de fondo, su “skyline” no es muy extenso pero sí francamente espectacular. La iglesia de San Vicente, casas colgadas que recuerdan a las de Cuenca y un castillo que parece sacado de un cuento conforman su silueta. Al lugar se accede muy fácilmente desviándose de la A-1 en Miranda de Ebro, que a su vez es una alternativa muy económica para usar como base de operaciones.

Cascada en Tobera
Cascada en Tobera. | Shutterstock

Aunque a la panorámica de Frías le viene muy bien una lluvia primaveral, la razón de que sea perfecta para tal estación está en una de sus pedanías, Tobera. Dividida por el río Molinar, el curso fluvial deja cascadas y desfiladeros para el recuerdo. Además, su ermita de Santa María de la Hoz es una gran muestra de románico. Junto al resto de templos y el puente medieval se compone un todo de una belleza extrema.

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Erjos y el monte del Agua (Tenerife)

El archipiélago de Canarias es una alternativa excelente para viajar todo el año. Sobre todo, si se encuentran billetes a un precio módico en fechas de baja afluencia turística. Sus islas lucen multitud de rincones susceptibles de una escapada barata de primavera. Uno de ellos es Erjos, en el noroeste insular. Le rodean muchos lugares interesantes como el muy aislado Masca o Los Acantilados de los Gigantes, extremos de una complicada pero preciosa ruta andada. También Garachico, Icod de los Vinos o el propio Teide, montaña más alta de España, son hitos a tener en cuenta.

Entorno natural de Erjos
Entorno natural de Erjos. | Shutterstock

Erjos, por su parte, tiene suficientes alicientes como para convertirse en el centro de un viaje primaveral. Sus charcas, el monte del Agua y las cumbres del Bolico permiten hacer distintos recorridos de senderismo. Desde la sencilla ruta consistente en ir y volver al primero de estos hitos, hasta la dificultad de la ruta circular que los abarca todos. Sea como fuere, se disfrutará de entornos florales, frondosos bosques de laurisilva y altas cimas con miradores.

Atienza (Guadalajara)

Plaza principal de Atienza
Plaza principal de Atienza. | Shutterstock

La provincia de Guadalajara muchas veces se imagina como un terreno árido. Sin embargo, está plagada de valles que en primavera muestran su mejor cara. El territorio se pinta de verde y se salpimenta con colores brillantes, de Brihuega o la capital alcarreña a Molina de Aragón y el Alto Tajo. En la Serranía arriacense, por su parte, Atienza compone una bonita escapada.

Esta alternativa cercana a Madrid, también accesible desde Zaragoza a través de la A-2, basa en sus restos medievales buena parte de su atractivo. Su imponente fortaleza domina el escenario. Asimismo, en mayo tiene lugar el evento más peculiar del que es uno de los pueblos más bonitos de Guadalajara. La Caballada de Atienza se celebra en mayo, en el domingo de Pentecostés. Se conmemora la ayuda prestada en 1162 al heredero al trono de Castilla Alfonso VIII. Para librarlo del asedio leonés, se simuló una romería que le permitió escapar y recibir a la postre la corona. Debido a ello cada año se recrea la hazaña.

Córdoba

La que fuera capital del califato Omeya es una de las ciudades con más que ver en España. Cuna del famoso Séneca el Joven, fue un importante enclave romano en Hispania. De su etapa árabe destaca sobre cualquier otro hito la mezquita de Córdoba, hoy una catedral. Bien conectada gracias a la A-4 y con muchas opciones económicas para alojarse, es una de las mejores escapadas baratas de primavera gracias a sus patios.

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Patio cordobés. | Asociación de Patios de Córdoba

La primera quincena de mayo tiene lugar el Festival de los Patios de Córdoba. Esta costumbre es tan relevante que se ha erigido como Patrimonio de la Humanidad. El duro clima llevó a que desde la antigüedad se crearan las viviendas con espacios centrales interiores. Allí se recogía el agua de la lluvia. Con el tiempo la vegetación hizo que se formaran auténticos vergeles urbanos. Desde los años 20 estos entornos compiten para ser el mejor, en una fiesta que también cuenta con mucho folclore.

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Tolosa (Guipúzcoa)

Plaza Verdura de Tolosa
Plaza Verdura. | Ayuntamiento de Tolosa

En pleno tramo guipuzcoano de la A-1 se encuentra Tolosa. La frontera con Navarra queda muy cerca. Montes típicos del interior vasco se distribuyen en los alrededores, donde proliferan los caseríos. Se trata de una población histórica y coqueta, con bonitos palacios que sirven como cabeza local y que protagonizan un mercado semanal cada sábado. En primavera Tolosa cobra un color aún más especial. La producción floral se entremezcla con productos gastronómicos de primer nivel, como el queso Idiazábal o deliciosas carnes, producidos a escasos kilómetros.

Ansó (Huesca)

También junto a la frontera con Navarra, cerca del paso del Camino de Santiago Aragonés, el peculiar Ansó da nombre a un valle que no tiene que envidiar a ninguno de los otros que puebla los Pirineos oscenses. Sus alrededores van cambiando en primavera el blanco de la nieve por el verde de los nuevos brotes. De esta forma se trata de un punto de acceso ideal a los Valles Occidentales.

Valles Occidentales, dolmen de Aguas Tuertas
Valles Occidentales, dolmen de Aguas Tuertas. | Turismo de Aragón

El entretiempo es un gran momento para disfrutar de este parque natural debido a la frondosidad que adquiere y la fuerza fluvial que adquiere. Así, las rutas de senderismo son el eje principal de esta escapada primaveral. No lejos, aguardan destinos adicionales de gran interés como Isaba, Hecho, Jaca u Ordesa y Monte Perdido. Este parque nacional, asimismo, tiene varios puntos de entrada, como Torla, Fanlo o Bielsa.

Pedrafita do Cebreiro (Lugo)

De la montaña aragonesa toca ir a la gallega. Entre su vertiente de los Ancares y la leonesa se ubica este tradicional pueblo montés. El paso de la A-6, parte del Corredor Santiaguero, así como del Camino de Santiago Francés hacen que haya bastantes opciones de alojamiento en los alrededores. Por tanto, encontrar una buena oferta es perfectamente posible. Asimismo, Astorga o Ponferrada, a pocos kilómetros, siempre tienen hospedajes económicos.

Pallozas en Cebreiro
Pallozas en Cebreiro. | Shutterstock

Tanto Pedrafita como el propio Cebreiro, en Lugo, son lugares muy típicos en los que la arquitectura popular sigue viva. En el último se enclava un museo etnográfico de pallozas. Recreaciones de estas viviendas de tipo celta se ubican junto a la iglesia local, que, a su vez, es una gran referencia jacobea. Con el fulgor primaveral muy presente, merece la pena disfrutar del mejor manjar de la zona, el queso con D.O. Cebreiro.

Cangas del Narcea (Asturias)

A Cangas del Narcea se llega de forma sencilla tanto desde la A-8 como desde la A-6. Su situación hace que sea una base perfecta para conocer el esplendor primaveral del Principado. Ya de por sí es uno de los pueblos más bonitos de Asturias, región con una de las gastronomías más queridas de España. El vino D.O.P. local, la sidra, el cabrales, los cachopos… Sin embargo, los espacios naturales a los que da acceso son los que marcan la diferencia en este caso.

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Cangas del Narcea.

Al sur se ubica el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Montes, lagunas, hayedos o robledales cobijan una variada fauna y da pie a interesantes rutas senderistas. Algo parecido ocurre en Somiedo, cuyos valles y lagos glaciares son especialmente espectaculares durante la primavera. Al tiempo, al norte el paisaje protegido de la Costa Occidental deja las mejores postales marinas de la comunidad. De camino se puede ver Tineo y los restos del monasterio de Santa María de Obona.

Madrid

La capital de España es la ciudad mejor conectada con el resto de la península sea cual sea el medio en el que se viaje. Su tamaño hace que siempre haya alternativas baratas para dormir, al igual que ocurre en otras grandes urbes como Barcelona, Málaga o Sevilla. Aunque no posea el encanto que pueda tener un valle aislado, sus muchos jardines y parques hacen que merezca mucho la pena conocerla en primavera.

La primavera en el Retiro
La primavera en el Retiro. | Shutterstock

De los muchos parques de Madrid el que más sobresale es el del Buen Retiro. Con sus fuentes y árboles, la explosión de colorido que aportan los campos de flores estacionales hace que adquiera un nuevo nivel, no apto para alérgicos. El del Capricho también resulta especialmente atractivo en la estación primaveral. Los jardines Sabatini, la Casa de Campo o el templo de Debod merecen también un paseo.

Girona

Aunque Córdoba sea la ciudad de las flores por excelencia, no es la única que se engalana en España. Girona también cambia su aspecto con el festival Temp de Flors. Como curiosidad, en un principio fue una iniciativa de la Sección Femenina de la dictadura franquista. Por entonces, a mediados de los 50, solo era una exposición de ramos y plantas. El pasar del tiempo hizo que evolucionara hacia el evento actual.

Escalinata de la catedral durante Temp de Flors
Escalinata de la catedral durante Temp de Flors en 2012. | Wikimedia

Durante dos semanas, durante mayo, grandes composiciones pueblan espacios públicos y privados de la ciudad catalana. De los distintos espacios a recorrer, el entorno de la catedral gerundense es el más impresionante de todos. Otros espacios conocidos de la ciudad, como las coloridas casa del Onyar, también se aprovechan de la ocasión. Gracias a su oferta hotelera y al acceso que dan la A-7/AP-7 y la A-2, Girona se convierte en uno de esos viajes imprescindibles en primavera.