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La Sagrada Familia, el edificio más bonito del mundo

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Según los datos del Ministerio de Turismo, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia recibió en 2019, antes del estallido del COVID-19, 4’5 millones de visitantes, convirtiéndose en el monumento más visitado de España. Pero el éxito de la basílica no acaba aquí: estamos hablando también de uno de los edificios más visitados del mundo.

Además, según recogió el portal TripAdvisor, estamos hablando del edificio más bonito del mundo, por delante de otros como la catedral de Notre Dame, el Taj Mahal o el Duomo de Milán. El edificio de Gaudí encabeza un ranking de los 20 edificios más bonitos del planeta gracias a las 760 millones de valoraciones que la empresa ha recogido entre usuarios de 120 países. Pero ahora bien, qué tiene de especial este templo, por qué hay que ir a verlo, por qué sigue en obras, cuál es su historia y qué hay que ver en su interior. Te lo contamos.

La historia de la Sagrada Familia: más de 140 años de construcción

El inicio de la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia partió de una iniciativa de la Asociación Espiritual de Devotos de San José en 1866. Esta encargó el proyecto en un principio al arquitecto Francisco de Paula del Villar, quien comenzó la construcción del templo en 1882. Sin embargo, Francisco de Paula abandonó el proyecto.

Retomó el plan el artista modernista Antonio Gaudí en 1883,  separándose del proyecto neogótico inicial. El arquitecto terminó la cripta en 1889. Este podría haber sido el fin del que hoy está considerado el edificio más bonito del mundo, pero Gaudí, tras recibir un donativo anónimo, decidió reconvertir su proyecto inicial en uno mucho más ambicioso.

Sagrada Familia
Panorámica de la Sagrada Familia. | Shutterstock

Así, el arquitecto aprovechó su experiencia en otros proyectos para incorporar a la Sagrada Familia innovaciones como las de la cripta de la Colonia Güell. También aplicó soluciones arquitectónicas basadas en hiperboloides, paraboloides y columnas helicoidales, ya usadas en elementos del Parque Güell. Por su parte, para las torres de la basílica de la Sagrada Familia, el artista se inspiró en un proyecto que nunca llegó a realizar para las Misiones Católicas Franciscanas en Tánger.

Pero, como ya es sabido, el arquitecto murió en 1926 atropellado por un tranvía y con un edificio sin terminar. Además, 10 años después de su muerte, justo al comienzo de la Guerra Civil, buena parte de los planos y maquetas originales fueron destruidos. Las obras se reanudaron a partir de 1943 y continúan aún hasta la fecha, aunque se prevé que finalicen para el año 2026.

El templo, desde sus inicios, se ha construido a partir de donativos. En este sentido, el propio Gaudí dijo: “El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia lo hace el pueblo y se refleja en él. Es una obra que está en las manos de Dios y en la voluntad del pueblo”.

Qué ver en la Sagrada Familia: un edificio donde nada es casualidad

Como se ha dicho, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia ocupó al arquitecto desde 1883 hasta su muerte en 1926. Al fallecer, Gaudí solo dejó terminada la cripta, la fachada del Nacimiento y el campanario de San Bernabé. El resto de lo que hay construido lo hicieron otros.

Aún así, las obras se siguieron realizando en base a los planos y bocetos conservados del artista. Los diferentes arquitectos que han participado en el diseño de la basílica los han reinterpretado de diferentes formas, siempre acompañados de la controversia sobre la idoneidad de la continuación de las obras, pues los bocetos y maquetas que han sobrevivido al tiempo son más bien confusos.

El exterior de la basílica de la Sagrada Familia

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Fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia, la única que Gaudí vio finalizada. | Shutterstock

La Sagrada Familia de Barcelona está configurada por la típica planta con forma de cruz latina y en cada uno de sus brazos se alzan sendas fachadas. Al este se encuentra la fachada del Nacimiento, la única terminada en vida del arquitecto. Está decorada con esculturas de Carles Maní y Llorenç y Joan Matamala sobre dibujos de Ricard Opisso y está dedicada a los primeros años de la vida de Jesús.

Al oeste se ubica la fachada de la Pasión, algo más austera y simplificada y ya finalizada. Su construcción se inició en 1954 según dibujos del propio Gaudí y ha sido muy criticada por la interpretación personal que le ha dado el escultor Josep Maria Subirach. Esta portada representa la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Es por eso que su aspecto es más duro, tal como el arquitecto quería. Esta fachada debe ser “dura, desnuda y como si estuviera hecha de hueso“, indicó Gaudí antes de morir.

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Dos de las torres finalizadas de la Sagrada Familia. | Shutterstock

La última de las fachadas, que incluso el propio arquitecto sabía que no vería finalizada en vida, es la de la Gloria, aún en proceso de construcción. Representa la gloria de Jesucristo y su ascensión al cielo y la bienaventurada eterna. Estaba llamada a ser la fachada principal y la más monumental de las tres. De momento, ya es la más alta.

En cuanto a las torres, el proyecto inicial de Gaudí contemplaba la construcción de 18 torres: 12 dedicadas a los apóstoles (4 en cada fachada), 4 a los evangelistas, una a la Virgen María y una, la más alta e importante, a Jesucristo. De las 18, hay 11 acabadas, las de los apóstoles de las fachadas del Nacimiento y la Pasión, dos de las torres dedicadas a los evangelistas (la de Lucas y la de Marcos, terminadas en 2022) y la de la Virgen María, inaugurada a finales de 2021.

El interior del templo: una simbiosis perfecta entre naturaleza y devoción cristiana

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Interior de la Sagrada Familia, donde las columnas forman la imagen de un bosque en el techo. | Shutterstock

En el interior de la Sagrada Familia no existen las casualidades. Cada uno de los espacios y elementos que lo conforman tienen un significado o una función, incluso las luces que entran por las coloridas vidrieras. La basílica está conformada por cinco naves, cuya nave principal se eleva por encima de las demás y conecta con el crucero. Al fondo, el ábside, donde se ubica el altar, alberga siete capillas.

Sin duda, una de las cosas que más llama la atención en el interior del templo son las columnas que lo sostienen. Nada menos que 36 columnas que se elevan como si fueran árboles, enlazadas entre ellas en el techo, como si fueran parte de un frondoso bosque. Precisamente, esta era la intención de Gaudí, que quiso combinar la arquitectura con la naturaleza, una de las señas de identidad de su obra. Las cuatro columnas del centro del edificio están, además, construidas en honor a los evangelistas.

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Las luces naturales del interior del templo le dan un color muy especial. | Shutterstock

La luz, como se ha dicho, también juega un papel, una luz que el arquitecto consiguió usando tonalidades y colores diferentes en cada vidriera. Así, las ventanas de colores brillantes se colocaron en la parte inferior y las translúcidas en la superior. Los tonos amarillos, verdes y azules simbolizan el nacimiento de Cristo. Por su parte, los colores rojos y naranjas de la fachada de la Pasión simbolizan el agua, la luz y la resurrección.

Otra de las infraestructuras imprescindibles que ver en la Sagrada Familia es la cripta, construida entre 1882 y 1891. Fue proyectada por Francisco de Paula y transformada por Gaudí, quien añadió los capiteles con motivos naturalistas en los pilares y la abovedó. La cripta está compuesta por cuatro capillas. El propio arquitecto está enterrado aquí.

Además, dentro de lo imprescindible que ver en la Sagrada Familia, hay también un espacio habilitado como museo situado en el sótano del templo, en la parte inferior correspondiente al crucero, donde antiguamente se ubicaban los talleres.

Edificio anexos a la Sagrada Familia

Junto a la iglesia se construyeron varios edificios anexos que se pueden ver en la Sagrada Familia. En primer lugar, se erigió la Casa del Capellán (construida en 1887 y reformada entre 1906 y 1912), una sencilla construcción de ladrillo. A ella se adosaron diversos espacios: el despacho de Gaudí, un taller de maquetas, un laboratorio de fotografía y una sala de actos. En segundo lugar, tenemos el edificio de las Escuelas de la Sagrada Familia (erigido en 1909), un pequeño inmueble que se destinó como escuela para los hijos de los obreros de la basílica.

Información práctica: cuándo y cómo ir a verla

Ubicada en el barrio del Eixample, la basílica de la Sagrada Familia está abierta durante todos los días del año, sin excepción, aunque con horarios diferentes. Los meses que transcurren de noviembre a febrero el templo abre de 9 de la mañana a 6 de la tarde. Entre marzo y octubre la visita puede extenderse una hora más: hasta las 7. Y en horario de verano, entre abril y septiembre, permanece abierta aún una hora más. Los domingos el cierre se produce a la misma hora que en el resto del día, pero abre un poco más tarde: a las 10.30.

Además, hay algunos días de acceso restringido: el 25 y 26 de diciembre y el 1 y 6 de enero, cuando el horario de visita se extiende solo entre las 9 de la mañana y las 2 de la tarde. Es imprescindible comprar las entradas con anticipación, cosa que puede hacerse desde su página web. El precio, dependiendo de si se accede a las torres o no y de si se va con guía o sin él, oscila entre los 26 y los 40 euros sin contar con descuentos. Hay que tener en cuenta que este dinero es un donativo para poder continuar con la construcción del edificio.