Enero suele ser sinónimo de la resaca que sucede a las fiestas de Navidad y de la famosa cuesta de enero, pero es también un excelente mes para realizar escapadas. Los destinos de nieve están en todo su esplendor, mientras que otros ofrecen un clima suave y agradable donde soportar mejor los rigores del invierno.
Los lugares ideales para una escapada de enero
El invierno tiene un encanto indudable y hay rincones de nuestro país que ofrecen sus mejores estampas precisamente en esta época. Tocar nieve, por ejemplo, es un lujo inasequible en gran parte de España, pero también una experiencia tan sencilla como estimulante. Para muchas otras personas, en cambio, lo estimulante es huir del frío en busca de latitudes más benignas. Todos son buenos motivos para escapar unos días de la rutina en el primer mes del año. Aquí tienes nueve sugerencias inmejorables para ello.
Ya es primavera en Lanzarote
Hablar de Canarias es hablar de buen tiempo todo el año, así que las islas afortunadas sirven en invierno como un excelente refugio contra el frío. Lanzarote, en particular, es una opción ideal todo el año, y enero es perfecto para visitar el impresionante malpaís de Timanfaya, los cautivadores pueblos de la isla o el legado artístico de César Manrique. Aunque el agua pueda estar fría para el baño, vale la pena visitar también la vecina isla de La Graciosa y recorrer su perímetro en bicicleta, disfrutando de un paisaje mágico y de un cielo asombroso.
Fiesta en Mallorca
Visitar Mallorca en enero no solo supone evitar la saturación de otros meses, sino que ofrece un plan insuperable: vivir con los mallorquines las fiestas en honor al patrón de la isla, Sant Sebastià. Las celebraciones suelen tener lugar entre el 18 y el 24 de enero. En ellas, abundan los fuegos artificiales y las barbacoas. La Plaza Mayor de Palma es el epicentro de los desfiles de gigantes, la música tradicional y los bailes. Los lugareños a menudo llevan su propia comida a las barbacoas comunitarias, así que el plan está claro. Bailar, comer, probar la ginebra local y básicamente disfrutar en la mejor muestra de fiesta autóctona de la isla.
Los naranjos en Córdoba
Muchas ciudades tienen un clima crudo en enero, pero Córdoba no es una de ellas. Al contrario, puede ser buena idea acercarse a la antigua capital andalusí en estas fechas y no en verano, cuando el calor aprieta sin piedad. A cambio, Córdoba ofrece un regalo extra, el de sus naranjos en pleno esplendor. Las condiciones en este momento del año son óptimas para visitar la insuperable Mezquita-Catedral, el yacimiento de Medina Azahara o el Alcázar de los Reyes Cristianos.
El Valle de Arán, sueño invernal
Este rincón del Pirineo no se parece a ningún otro. Empezando por su idioma, el aranés, y siguiendo por la fisonomía de sus pueblos y sus valles. La comarca es la única de Cataluña en el lado norte de las montañas, y su clima recibe influencias atlánticas. En cualquier caso, el encanto de pueblos como Arties, Salardú o Bagergue se multiplica en invierno, cuando la nieve hace su aparición y convierte toda esta zona en un escenario de cuento. Precisamente la nieve es, también, el principal aliciente para los amantes del esquí, que tienen en Baquèira uno de sus templos.
San Sebastián y sus tambores
Donosti también festeja por todo lo alto en enero, concretamente los días en torno al 20, así que es una estupenda excusa para visitar una de las ciudades más valoradas de España. El evento estelar de estas fiestas es la Tamborrada, una grandiosa concentración de tambores que atronan en la ciudad durante 24 horas sin descanso. Ver los atuendos de los tamborileros, unos con vestimenta militar, otros estudiantes, es una experiencia singular, como también lo es acercarse a comer unos pintxos o paladear un txacoli.
Aires tropicales en la costa de Granada
Solo con leer el nombre de Costa Tropical, como se conoce el litoral granadino gracias a su amable clima, vienen ganas de pasar unos días en sus playas. Esta zona, aparte de producir excelentes aguacates y mangos por sus afortunadas condiciones climatológicas, al abrigo de los vientos que bajan de Sierra Nevada, es un rincón ideal para disfrutar de unos días de sol y bonanza. Localidades como Almuñécar, Motril o Salobreña ofrecen las típicas playas de la zona, formadas por pequeñas piedras, junto a casitas blancas y siglos de historia por conocer.
Morella, enclave templario
El trazado medieval de Morella, en la comarca castellonense del Maestrazgo, es un escenario perfecto para estampas invernales. Si además tenemos la suerte de verlo nevado, la estampa resulta insuperable. La silueta de este pueblo, con la mole rocosa donde se alza el castillo, es de las más reconocibles de la Comunidad Valenciana. La belleza de la villa amurallada le ha valido la declaración de Conjunto Histórico-Artístico. Toda esta zona entre Castellón y Teruel está muy ligada a la Orden del Temple, cuyos monjes guerreros señorearon estas tierras en la Edad Media.
Segovia, belleza de invierno
A Segovia le sienta muy bien el invierno. Enero puede ser el momento ideal para recorrer la ciudad. Cuando nieva, la ciudad parece sacada de un cuento de fantasía, gracias a las formas sugerentes de edificios como el Alcázar, un verdadero castillo de Blancanieves, o la magnificencia del famoso acueducto. Aunque el frío puede ser considerable, la rica gastronomía local lo combate con excelentes resultados. Que no falte, en cualquier caso, el legendario cochinillo segoviano.
Albarracín, una preciosidad helada
Si las temperaturas bajo cero no suponen un reto demasiado duro, Albarracín reserva sus numerosos encantos para los valientes que se acerquen en el primer mes del año. Todo en este pueblo, uno de los más hermosos de toda España, invita al recogimiento y está muy bien adaptado al frío, desde los gruesos muros de las casas hasta el trazado de las calles. Por eso mismo, sería una pena no acercarse y disfrutar del soberbio patrimonio histórico de este pueblo laberíntico, empezando por las murallas y acabando por la catedral o la arquitectura popular de la famosa Casa de la Julianeta.
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