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Los castillos junto al mar más bonitos de España

Los castillos junto al mar más bonitos de España

Durante siglos, las costas españolas han sido un lugar crítico para la tranquilidad de la población. Desde el mar podían llegar invasores venidos de cualquier parte, piratas dispuestos a arrasar con todo o sencillamente la guerra. Igual que en el interior, el litoral español se ha ido poblando de castillos y fortalezas de diferentes estilos y funciones, pero todos tienen en común lo espectacular de su presencia, que la cercanía del mar no hace más que subrayar.

Los 5 castillos junto al mar más impresionantes

Dada la cantidad de amenazas más o menos concretas a que se exponían las costas españolas, no es nada raro encontrar en la actualidad olvidadas torres de vigilancia o restos de algún fuerte caído en desuso. Sin embargo, algunos castillos conservan toda la magnífica presencia del pasado, y ofrecen hoy la posibilidad de realizar una visita inigualable, a veces en entornos urbanos, otras en el medio de la nada. Todas ellas valen la pena.

5. Castillo de San Felipe o de Los Escullos

Castillo de San Felipe
Castillo de San Felipe. | Shutterstock

El Castillo de San Felipe recibe también el nombre de Los Escullos por hallarse en esa barriada del municipio de Níjar. Viajamos, por tanto, a la provincia de Almería, y más concretamente al corazón del Parque Natural del Cabo de Gata, uno de los entornos más salvajemente maravillosos de la península. Se trata de una batería costera erigida en la segunda mitad del siglo XVIII, en época de Carlos III, como desarrollo de otra fortaleza anterior.

Estas construcciones se ubicaban necesariamente cerca del mar, en este caso a escasos diez metros de la costa, como complejos militares de artillería pesada. El Castillo de San Felipe, como muchos otros, aprovecha una elevación del terreno, y su aspecto no pasa desapercibido en medio de un área natural tan especial. La unión de un paisaje adusto, casi desnudo, y el aire de templo antiguo que tiene casi nos traslada por un momento al mismísimo Egipto.

4. Castillo Sohail

Castillo Sohail
Castillo Sohail. | Shutterstock

A finales del siglo X, la antigua ciudad romana de Suel era poco más que un montón de ruinas. Pero en ese momento, el califa de Córdoba, Abderramán III, manda levantar una ciudadela que pueda defender este punto de la costa malagueña, en la actual Fuengirola.

Aún habría de pasar algún tiempo hasta que los almorávides dieran forma al castillo propiamente dicho, con su muralla de ocho lienzos y sus torres. Situada a 38 metros sobre el mar, junto al río Fuengirola, aquella alcazaba árabe tenía la entrada por el noroeste, con rampa dotada de barbacana y adarve, por la que se accedía a un interior en que un magnífico arco de herradura daba la bienvenida.

Actualmente, el Castillo Sohail, o Suhayl, acoge eventos de diversos tipos, como el mercado medieval de Fuengirola. Sus inmediaciones también son un lugar de lo más recomendable, con un parque fluvial que le añade encanto, pero la cercanía de la playa de El Ejido es lo que hace de este punto de la costa andaluza uno de los más seductores.

3. Castillo de Monterreal o de Baiona

Castillo de Monterreal
Castillo de Monterreal. | Shutterstock

Aunque el Mediterráneo reúne la mayor parte de castillos costeros españoles, Galicia ofrece algunos ejemplos que pueden competir en belleza y encanto. Uno es, sin duda, el Castillo de Monterreal, en Baiona, Pontevedra, también llamado a veces fortaleza de Monte Boi.

Baiona goza de una privilegiada situación a la entrada de la Ría de Vigo, lo que en tiempos pasados suponía muchos quebraderos de cabeza: piratas normandos, corsarios ingleses, incluso una invasión portuguesa que la arrasó en el siglo XIV. Es por eso que poco después el rey manda fortificar la plaza, y en las décadas siguientes la localidad viviría un período de cierto esplendor, con categoría de puerto franco y otros privilegios.

De aquellos tiempos legendarios sobreviven los tres kilómetros de murallas que se aprecian en la actualidad y las torres de defensa. En una de esas torres, según se cuenta, estuvo encerrado cierto príncipe de la casa de Austria que escondía el rostro tras una máscara de hierro. Hoy, el castillo es un parador nacional, y los muros grises erizados en el verde de la colina siguen seduciendo a quien se acerca hasta el lugar.

2. Castillo de Bellver

Castillo de Bellver
Castillo de Bellver. | Shutterstock

Uno de los escasísimos castillos de planta circular de toda Europa es el de Bellver, en Mallorca. De hecho, es el único en España de estas características, y a la belleza innegable de sus formas le añade la cercanía de la maravillosa Bahía de Palma, una combinación imbatible. Igual que el de Peñíscola, el Castillo de Bellver fue palacio, construido por Jaime II de Mallorca a inicios del siglo XIV en un deslumbrante estilo gótico.

Con el andar del tiempo, este palacio fortificado acabó convirtiéndose en una prisión por la que pasaron personajes tan destacados como el ilustrado Jovellanos. Hoy día es una de las mejores maravillas de Baleares, una visita fascinante que además cuenta con un bosque a su alrededor que lo hace aún más atrayente.

1. Castillo Palacio de Peñíscola

Castillo de Peñíscola
Castillo de Peñíscola. | Shutterstock

Fueron los Caballeros Templarios quienes convirtieron en un castillo románico lo que había sido una alcazaba de los tiempos de los árabes, pero quien le dio fama fue una controvertida figura histórica: Benedicto XIII de Aviñón, el legendario Papa Luna. Es por eso que el Castillo de Peñíscola es también conocido como Castillo del Papa Luna, Pedro Martínez de Luna, quien en 1411 se traslada a este punto del Mediterráneo y hace de la fortaleza su palacio y sede pontificia, biblioteca incluida. Tanto él como su sucesor, Clemente VIII, recibían embajadas entre estos muros y realizaban cónclaves.

El castillo es hoy la imagen más emblemática de Peñíscola, encaramado al peñón que domina el núcleo antiguo, a más de sesenta metros sobre el mar. De la edificación destaca la sobriedad y solidez, unos rasgos que ya dejaron marcados los Templarios y que el Papa Luna mantuvo en sus reformas. En la actualidad pertenece a la Diputación de Castellón y se puede visitar para gozar, entre otras cosas, de la privilegiada panorámica del litoral que ofrece.

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