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Cala Sa Forcanera, un recodo aislado a las puertas de Costa Brava

Cala de Sa Forcanera

Hace más de un siglo el periodista Ferran Agulló escribió en La Veu de Catalunya “¡Oh, nuestra Costa Brava, sin igual en el mundo!”. Era 1.908 y fue la primera vez que alguien usaba ese término para referirse al litoral catalán que se extiende desde Blanes hasta la frontera francesa, en Portbou. Sus formas abruptas y agrestes, acompañadas del incremento del turismo en los años 60, terminaron por dar el nombre a esta zona de Cataluña. Entre sus 214 kilómetros de extensión se esconden multitud de playitas y recovecos. Una de ellas, libre de la masificación de otras, es la cala Sa Forcanera, un lugar perfecto para darse un remojón en verano.

Las claves de cala Sa Forcanera

Situada entre la playa de Santa Anna y la cala Sant Francesc, la cala de Sa Forcanera se encuentra a los pies del Jardín Botánico Marimurtra, en el municipio de Blanes, conocido por ser el “portal de la Costa Brava”.

Municipio de Blanes, Gerona
Municipio de Blanes, portal de entrada a Costa Brava | Shutterstock

Esta cala de superficie rocosa es, asimismo, pequeña y tranquila. Sin embargo, su calma tiene truco, pues solo es posible acceder a ella por mar. Pero esto no tiene por qué suponer un problema. Si no se puede ir en barco, es posible alquilar un kayak o una piragua desde el puerto de Blanes, a tan solo un kilómetro, y llegar hasta la pequeña playa. Por tierra, también es posible acceder a través de un camino privado, pero este está, lógicamente, cerrado al público.

Aunque lejos de estar masificada o ser la típica playa, hay que tener en cuenta que en las aguas de Sa Forcanera sí suele haber alguna embarcación atracada. Por lo tanto, hay que tener cuidado con el tráfico marítimo. Además, cada vez más curiosos se acercan a visitar este enclave en piragua, pues todos quieren acercarse a conocerla.

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Rincones cercanos a Sa Forcanera

La cala de Sa Forcanera se encuentra a los pies del acantilado que sostiene el Jardín botánico Marimurtra, el mejor jardín botánico mediterráneo de Europa. Construido en 1.950 por Karl Faust a las faldas de la montaña de San Juan, el conjunto posee más de 4.000 especies vegetales, la mayoría exóticas, repartidas en tres espacios. Desde sus entrañas, es posible contemplar unas estupendas vistas del Mediterráneo y también se puede divisar la pequeña cala Sa Forcanera. Una opción podría ser la de visitar esta obra de arte y, después, sumergirse en las aguas del mar al que homenajea.

Templete de Linneo en el Jardín de Marimurtra
Templete de Linneo en el Jardín de Marimurtra | Shutterstock

Para quien prefiera un chapuzón sin complicaciones la cala de Sant Francesc y la playa de Santa Ana son buenas alternativas. Sant Francesc, también conocida como Cala Bona, está situada a las afueras de Blanes. Gracias a la calidad de sus aguas y a la variedad de sus servicios este arenal recibe año tras año la bandera azul. Sin embargo, en verano hay que ir sabiendo que se llenará de gente, pues se trata de una playa semiurbana. Por otro lado, la pequeña Santa Anna, emplazada justo detrás del puerto de Blanes, es también una playa a la que se puede acceder a pie o en coche. En ella es habitual la práctica de submarinismo y en las fechas estivales su grado de ocupación es, de nuevo, alto.

Asimismo, si se va a visitar estos lugares, es casi de obligado cumplimiento quedarse a dar una vuelta por Blanes. El portal de entrada a Costa Brava es sobre todo conocido por la calidad y belleza de sus playas, pero también es de recibo darse una vuelta por sus calles, salpicadas de elegantes casas ochocentistas con toques del estilo gótico catalán. A 150 metros sobre el nivel del mar, el castillo San Juan se yergue como el lugar idóneo para contemplar el paisaje de Blanes. Además, si la visita es a finales de junio aún mejor. En estas fechas tiene lugar el Concurso Internacional de Fuegos Artificiales, toda una tradición centenaria de la zona.

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Cala de Sa Forcanera
Cala de Sa Forcanera, en Blanes | Shutterstock

Todo el encanto de Costa Brava en un entorno tranquilo, por eso es nuestro Rincón del Finde: A remojo

Las aguas y el emplazamiento de este lugar casi secreto nada tienen que envidiar a otras famosas calas y playas de la Costa Brava, como cala Estreta o cala Rustella. Sin embargo, su exclusivo acceso convierte a Sa Forcanera en un enclave mucho más aislado que otros, en un espacio perfecto para el descanso y la desconexión. Por eso es nuestro Rincón del Finde.

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