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De la madera de los árboles que yerguen el bosque de Muniellos es de donde la Armada Invencible sacó sus barcos. Pequeños duendecillos bautizados bajo el nombre de trasgus se esconden entre los troncos de los robles esperando a algún visitante al que incordiar un rato. O eso dicen las leyendas. Entre las criaturas reales, osos, lobos y urogallos se pasean a lo largo de este impresionante bosque que despliega todos sus colores en los meses de otoño. Muniellos, un bosque tan especial que su visita está limitada a 20 personas diarias. Muniellos, el mayor robledal de España. Muniellos, otro lugar más de Asturias, no uno cualquiera, en el que perderse durante al menos unas horas.
Osos y lobos entre robles y hayas
Ubicado en el interior del Parque Natural del Narcea, Degaña e Ibias el mayor robledal de España es también considerado uno de los mejor conservados de Europa. Muniellos fue sometido durante siglos a la explotación forestal, desde 1768 hasta finales del siglo XX. Por suerte, en 1982 fue declarado Reserva Biológica Nacional y, ya en el año 2.000, la UNESCO lo convirtió en Reserva de la Biosfera, lo que dotó al bosque de una gran protección. Por su importancia y valor natural, para visitar Muniellos hay que reservar con antelación, ya que la entrada está restringida a 20 personas al día.
Pero ¿qué tiene de especial esta arboleda? Fácil. Una flora que renace en cada estación. Un paisaje distinto para cada temporada. Una fauna rica y libre. Enormes robles de distintas especies se entremezclan con hayas y abedules. El río Muniellos atraviesa el paisaje como una herida abierta de la que fluye un torrente de agua, alimentado, a su vez, de otros muchos arroyos. Tejos y acebos se esconden también entre el entramado natural.
Los viajeros son solo visitantes temporales del entramado vegetal. Como habitantes permanentes de Muniellos, los animales que viven en sus más recónditas entrañas. Manadas de lobos se asientan en los montes del parque natural y se alimentan, a su vez, de los jabalíes y los corzos que pasean también por la zona. A la caza de urogallos, ardillas y arrendajos está el zorro que camufla su pelaje anaranjado con los tonos ocres del otoño. Desde el cielo, vigilan el entorno gran cantidad de aves. Entre ellas imponentes rapaces como el gavilán, el ratonero común o el águila real. Y, como rey de la familia animal, reside en Muniellos el oso pardo cantábrico. Como se ve, una familia bien completa.
Las rutas del bosque de Muniellos
El bosque de Muniellos se asienta sobre un sustrato paleozoico de nada menos que 500 millones de años. Sobre él aún se pueden observar las huellas de los circos glaciares. Como prueba, están las célebres lagunas del pico de la Candanosa. Colocadas en diferentes altitudes, las extensiones de agua de la Peña, Grande, Fonda y la Isla conforman un recorrido perfecto para los amantes del senderismo.
Existen un par de opciones para disfrutar del bosque y de las lagunas. En cualquier caso, lo primero que hay que tener en cuenta es que el recorrido parte desde Tablizas, centro de recepción de la reserva de Muniellos, o Casa del Guarda, como también se conoce. Allí se puede dejar el coche y, después de confirmar la asistencia en el Centro de Recepción, comienza la visita.
La primera de las opciones es la llamada ruta del río, un sendero de unos 16 kilómetros que termina en la laguna de la Isla, desde donde se vuelve al punto de partida. Este sendero atraviesa el valle del río, así como se interna en el bosque. Al llegar a la intersección bautizada con el nombre de las Tres Cruces se puede o bien regresar o bien continuar al resto de las lagunas. Es un camino fácil, pero largo. La segunda opción, sin embargo, es aún más larga y más difícil. Se trata de la conocida como ruta circular, de 20 kilómetros y más de 950 metros de desnivel. En esta ruta la altura permitirá al visitante contemplar el paisaje desde la cumbre.
Rincones cercanos al bosque
El bosque de Muniellos se halla junto al pueblo de Cangas del Narcea. Los ríos Narcea y Naviego atraviesan este pequeño pueblo junto a varios puentes que los salvan. El más emblemático es el llamado puente colgante, diseñado por el arquitecto Gómez del Collado. Los puentes, junto a los ríos y las casitas conforman una magnífica postal de obligada visita para los excursionistas que vuelvan del bosque de Muniellos. El santuario del Acebo, el hayedo del monasterio de Hermo o el concejo de Ibias son otros rincones cercanos a visitar.
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