fbpx

Los Acantilados de Papel, imperdible capricho natural

Los Acantilados de papel, en la Mariña lucense

Que la Mariña Lucense está repleta de rincones que descubrir y disfrutar dejó hace tiempo de ser un secreto. Esta tierra es rica en monumentos naturales, como la archiconocida playa de las Catedrales que ha tenido que limitar el acceso a los viajeros por la numerosa concentración de éstos. También es rica en núcleos de población de lo más estimulantes, como Ribadeo, situado en la ría homónima que sirve de frontera natural entre Galicia y Asturias. Poco a poco, esta Mariña empieza a posicionarse como el destino turístico que es, pero todavía ciertos espacios están libres de masificaciones. Es el caso de los Acantilados de Papel, que pueden llegar a considerarse, además, las formas más curiosas de toda la costa gallega.

Un poco de historia de los Acantilados de Papel

Acantilados de papel
Acantilados de Papel. | Shutterstock

Estos acantilados se localizan en el Concello de Xove, nombre que procede del latín, lovius. Al encontrar el origen a sus evoluciones se llega hasta Júpiter, el principal dios de la mitología romana. Se cree que los romanos pasaron por esta tierra y levantaron un templo en honor a la mencionada deidad lo suficientemente majestuoso como para nombrar de esta manera a todo el territorio. Existen, además, numerosos yacimientos prehistóricos en el concello. Todos ellos han permitido determinar que Xove se encuentra habitado desde hace más de 4.000 años, aunque no fue hasta mediados del siglo pasado cuando formó el municipio que hoy se conoce.

El paso del tiempo se percibe bien, precisamente, en estos Acantilados de Papel. Sus llamativas formas son producto de la acción del viento y la fuerza del mar, que han esculpido este capricho natural a lo largo de los siglos. Su imagen recuerda a la de una cartulina arrugada, estrujada y reconvertida en diferentes figuras, razón por la que este lugar fue así bautizado.

También el paso de los años permitió modelar en torno a estos parajes la ruta del Cantábrico, que permite descubrir la Mariña lucense con facilidad y con la cercanía suficiente como para quedar maravillado por ella.

Las claves de los Acantilados de Papel

Acantilados de papel
Acantilados de Papel. | Shutterstock

La clave se encuentra en su valor paisajístico, aunque no hay que pasar por alto ni olvidar su valor geológico o histórico. Es la postal que ofrecen, en cualquier caso, su principal reclamo. Estos acantilados se extienden desde el cabo de Morás hasta la punta Roncadoira, ocupando un espacio considerable dentro de la costa. Como ya se ha dicho, y conscientes de los muchos kilómetros en los que la tierra gallega se enfrenta al mar, estos pueden llegar a ser los más sorprendentes.

Porque en todo momento transmiten lo que prometen. Con una altura de unos treinta metros, estas formaciones de rocas graníticas se retuercen y se superponen unas a otras, con las olas estrellándose contra las oquedades con la fuerza del Cantábrico. El color sutil del granito contrasta, además, con el azul profundo que se cuela entre las grietas formadas. Algunas de estas rocas parecen estar en un equilibrio imposible sobre el abismo. Es un espectáculo de la naturaleza imperdible.

Rincones cercanos a los acantilados

Faro de Roncadoira
Faro de Roncadoira. | Shutterstock

Recorrer la costa podría considerarse un rincón cercano, pues contiene otros enclaves que también merecen una visita. La isla de Ansarón, sin ir más lejos, a la que uno puede acercarse a través de las aguas pero sobre la que no se puede poner un pie. De unas 10 hectáreas de extensión, es uno de los mayores islotes de Lugo. Alcanza unos 80 metros de altura, sus acantilados son de gran valor y es una zona protegida por su importancia en la cría de aves marinas.

El puerto de Morás, en la misma costa, acumula barcos que practican la pesca artesanal. También es interesante mencionar que hace ya casi medio siglo que cerró la antigua factoría ballenera de la zona, que estuvo en funcionamiento desde 1965 hasta 1977. De esta no queda nada, salvo las historias que podrán contar los lugareños. Sí puede visitarse el faro de Roncadoira, que tampoco está en funcionamiento pero constituye, como demuestra la fotografía que precede estos párrafos, el lugar idóneo para contemplar el atardecer. Y si uno quiere obtener una vista panorámica de esta bella tierra, puede abordar el mirador del monte Castelo. Situado a 132 metros sobre el nivel del mar, permite avistar el maravilloso enclave en el que uno se encuentra cuando visita el Concello de Xove.

Porque una fotografía no basta para comprender, por eso es nuestro Rincón del Finde

Olas rompiendo sobre los acantilados de papel
Olas rompiendo sobre los acantilados de Papel. | Shutterstock

Los Acantilados de Papel son nuestro Rincón del Finde por tres razones muy sencillas. En primer lugar, porque es una excusa perfecta para visitar este municipio rico en paisajes e historias. Por otro lado, porque estas formas fruto del paso del tiempo son tan singulares que hay que disfrutarlas al menos una vez en la vida. Por último, porque estos acantilados son el claro ejemplo de que en muchas ocasiones las fotografías no bastan para comprender la belleza y la inmensidad de un lugar. No basta con verlos a través de una pantalla: es la experiencia personal la que proporciona la verdadera relevancia.