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9 pueblos de montaña de Asturias que no te puedes perder

9 pueblos de montaña de Asturias

Asturias es una de las regiones más bellas de España. Cualquier persona que haya visitado la serranía asturiana queda prendada ante la fuerza y color de sus paisajes, cautivada en cuestión de minutos por sus preciosos pueblos, el calor de sus gentes y el valor ambiental de la zona. La región cuenta con dos sistemas montañosos en paralelo a la costa, uno más pegado al litoral y otro de interior, ambos fascinantes. Si se quiere trazar un buen plan, ver paisajes verdes, rocosos, húmedos, y conocer poblados típicos de la zona, su gastronomía y sus características, esta ruta alrededor de nueve pueblos de las montañas de Asturias es ideal para ello.

Espinaréu, una aldea de cuento en la Asturias profunda

En Espinaréu pueden verse los clásicos horreos asturianos
En Espinaréu pueden verse los clásicos horreos asturianos | Shutterstock

Si hay un pueblo que parece sacado de una fábula en la naturaleza, ese es Espinaréu, un precioso rincón ubicado en la Sierra Bedular, en la zona oriental. Nada más entrar en sus verdes calles se pueden ver casas rústicas hechas de roca, maderas y tejas, fabricadas a la antigua usanza. Es el reflejo de la tradición asturiana más representativa, pues aún conserva varios artesanos en su territorio, incluso hórreos y paneras ya prácticamente en extinción.

Es un paisaje idílico, romántico y hechizante. Muchos viajeros enamorados del turismo rural acuden a este pueblecito de apenas 160 habitantes que merece la pena visitar y disfrutar en todo su esplendor.

Taramundi, una zona hechizante para evadirnos unos días

Unas vistas impresionantes de Taramundi
Unas vistas impresionantes de Taramundi | Shutterstock

Toca ahora recomendar un enclave espectacular de imprescindible visita. Pegada prácticamente a Lugo (Galicia) se encuentra Taramundi, un concejo asturiano de fábula que tiene hasta su propia lengua, el eonaviego. Se trata de una comarca montañosa, verde, en la que se puede disfrutar de campos vivos, descubrir oficios antiguos, sobre todo herreros, admirar algunos hórreos que sobreviven al tiempo, molinos, mazos y batanes.

Hay rutas maravillosas por hacer: la ruta del agua, la ruta de Los Ferreiros o la ruta Sol y Sombra. Indudables atractivos turísticos que congregan cada año a miles y miles de montañeros. Si uno está muy cansado tras realizar la ruta, es el momento de comer queso de la zona y degustar la sidra. Es imposible resistirse a un plan así.

Cangas de Onís, un pueblo con mucha historia

El espectacular puente romano de Cangas de Onís
El espectacular puente romano de Cangas de Onís | Shutterstock

¿Quién no ha visto alguna vez el puente romano, el Puentón, de Cangas de Onís? Este puente de la Edad Media es uno de los rincones más bonitos que se pueden ver en Asturias, pura leyenda. Pero no sólo esa estampa enamora, es que el pueblo entero y sus alrededores son una gozada para los viajeros. La Basílica de Santa María la Real y la Ermita de la Santa Cruz son paradas obligatorias para alguien con un mínimo de inquietud por la historia de esta región y de este país. ¿Hay alguien que no conozca a Don Pelayo?

Este concejo, en cuyos límites habitan hoy poco más de 6.000 personas, tiene ese aroma a esa época romana que hace retroceder en el tiempo. Y sí, es la zona ideal para disfrutar de una buena fabada clásica asturiana con su chorizo y morcilla. O el tradicional y reconstituyente pote asturianu. La gastronomía asturiana es uno de sus puntos fuertes. También se puede disfrutar de sus tradicionales fiestas. Hay que ir al menos una vez en la vida.

Abrígate bien para visitar Villar de Vildas

Las vistas de los valles asturianos quitan el hipo
Las vistas de los valles asturianos quitan el hipo | Shutterstock

Al adentrarse en el concejo de Somiedo se puede visitar Villar de Vildas, una pequeñita y preciosa aldea de poco más de 100 habitantes. Es un pueblecito que se ha volcado con el turismo rural. Hay casas rurales, buenos restaurantes y hoteles donde alojarse. Está situado justo en un valle, debajo de las montañas. Sus vistas son impresionantes. Es un sitio para hacer turismo activo, calzarse las zapatillas de senderista, perderse en sus brañas y sus cabañas y disfrutar de su fauna y flora. Para quien guste de los documentales de National Geographic, en Villar de Vildas espera una buena experiencia.

Salas, la célebre “puerta de Occidente”

Vista desde las afueras del bonito pueblo de Salas
Vista desde las afueras del bonito pueblo de Salas

Situado en la zona centro occidental de la región, Salas es un pueblo más poblado que los predecesores, eminentemente medieval, que destaca por su poderío patrimonial. Es visita obligada para historiadores del arte, estudiosos y viajeros que gusten de conocer generaciones antepasadas.

Salas es una etapa clásica del Camino de Santiago primitivo que no solo impresiona por lo bien conservado que están todos sus atractivos turísticos, como fortalezas, castillos o iglesias). También está aderezada por unos paisajes de ensueño al fondo. No hay que irse del pueblo sin comer bien o probar los exquisitos “Carajitos del Profesor” con un buen café caliente.

Sotres, enamórate de los Picos de Europa

Como bien puede apreciarse, Sotres es un paraíso natural
Como bien puede apreciarse, Sotres es un paraíso natural | Shutterstock

Parada indispensable e ineludible para los amantes de la naturaleza y la alta montaña. Se trata del pueblo más alto de Asturias, así que también debe visitarse con ropa de abrigo. Las vistas son impresionantes desde cualquier parte del pueblo, ubicado en el corazón de las Peñas. Desde aquí salen una infinidad de rutas y es sitio de encuentro y llegada de mochileros.

El pueblo tiene pequeñas casitas, casi todas de piedra. Su población vive de la hostelería y la ganadería. Parece un pueblecito de película, donde no es extraño encontrarse con vacas, ovejas y perros de montaña. Una foto al azar en este pueblo es una postal para el recuerdo.

Tanes, érase una vez un pueblo a un embalse pegado

Las majestuosas vistas desde Santa María la Real cautivan a cualquiera
Las majestuosas vistas desde Santa María la Real cautivan a cualquiera | Shutterstock

En el concejo de Caso se encuentra ubicado Tanes, un recóndito y precioso pueblo que lleva el mismo nombre del embalse al que está pegado. Es digno de ver: montaña y agua en un precioso enclave perfecto para escaparse y cobijarse en la serenidad y alegría de sus gentes. Todo aquel que visita Tanes acude a ver su colegiata Santa María la Real, un templo precioso que se funde con el paisaje natural. Pero en realidad da igual donde se mire: todo es bonito alrededor de esta joyita de Asturias de visita obligada.

Olloniego, un pueblo histórico con reminiscencias medievales

Puente medieval de Olloniego
Puente medieval de Olloniego | Urbano Suárez, Wikimedia

Si hay un pueblo que parece trasladar a sus visitantes en un túnel del tiempo hasta el medievo, ese es Olloniego. Su pueblo y sus alrededores están situados muy cerquita de Oviedo y en sus límites podremos ver varios monumentos a cual más impresionante. El Conjunto Histórico (que forman la Torre de los Muñiz, la capilla nueva, el palacio de Los Quirós y la antigua iglesia de San Pelayo) es de visita obligada y está catalogado como Bien de Interés Cultural.

Pero no es sólo ese conjunto, también impresiona la Fuente de los Llocos, el Pozo de San José o los restos del Castillo de Tudela. Si el interés de los viajeros es practicar el senderismo, pueden verse estos monumentos maravillosos en una ruta que una todos estos puntos. La mejor fecha para visitar este concejo es, sin duda, en junio, con las Fiestas de San Antonio y San Pelayo. Gastronomía, deporte, cultura y tradición se dan la mano en una traca final con carroza y verbena incluidas.

Bulnes, una de las aldeas más remotas de toda España

Así de impresionante luce Bulnes
Así de impresionante luce Bulnes | Shutterstock

Mucha atención, porque a Bulnes, esta minialdea asturiana ubicada en plenos Picos de Europa, solo se puede llegar haciendo senderismo o a través de un funicular. Es un lugar de encuentro de montañeros y otros enamorados de la naturaleza. El encanto de la fauna y la flora asilvestrada se une a unas casitas de piedra de cuento que parecen sacadas de la serie de Heidi.

Pese a lo remoto del pueblo, en Bulnes hay bares para descansar de esas largas y complicadas rutas por la montaña, tomar una buena sidra, probar el queso de Cabrales y reponer fuerzas. Todo lo que se diga de este pequeño pueblo se queda corto ante las sensaciones que despierta el caminar por sus veredas. Especialmente recomendable para gente aventurera, no tanto para familias numerosas a las que la montaña le exija demasiado. Una joya natural como poquitas hay en España.