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Qué ver en Arantzazu-Aránzazu

Panorámica de Arantzazu

Que ver en Arantzazu. Santuario de arte contemporáneo

A escasos kilómetros de Oñati, este santuario tiene una doble significación. Es el centro del catolicismo guipuzcoano y también del arte vasco de la segunda mitad del siglo XX. Aquí tienes la historia y lo mejor que ver en Arantzazu.

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El Santuario de Arantzazu es parte del Camino Ignaciano y está situado en el Parque de Aizkorri. Por ello es habitual que los excursionistas lo empleen como base. El complejo se visita en más o menos una hora, a lo que hay que sumar los paseos por los alrededores. Cerca queda la barroca Oñati. Otro destino atractivo es Donosti.

Las posibilidades hoteleras y de restauración quedan reflejadas en las páginas sobre dormir y comer en Arantzazu.

¿Quieres conocer este sitio?

Para saborear bien lo que ver en Arantzazu es necesario conocer su historia. Así, fue a mediados del siglo XV cuando al pastor Rodrigo de Baltzategi se le apareció una imagen de la Virgen. Lo hizo sobre unos espinos del monte Aloña. Lo único que pudo exclamar fue “Arantzan zu“, que en euskera significa “¿Sobre los espinos, tú?”. Tal es el origen de la patrona de Guipúzcoa.

El centro de peregrinación mariana acogió su primera comunidad de frailes mercedarios en 1493. Llegado 1508 pasó a manos dominicas para acabar siendo gestionado por franciscanos. La historia del Santuario de Arantzazu-Aránzazu está repleta de remodelaciones.

Tres han sido las veces que el fuego ha reducido a cenizas la mayor parte de sus instalaciones. El desastre de 1553 solo dejó en pie la iglesia. Un nuevo monasterio se inauguró catorce años después. Sin embargo, se habían perdido todos los archivos y los exvotos dejados por los peregrinos.

En 1622 el lugar volvió a arder. La nueva reforma ganó terreno al barranco. Además, se alzó una segunda capilla en la iglesia y se inauguró un hospital de peregrinos. En 1834, durante la primera guerra carlista, las tropas liberales arrasaron el santuario por considerar que los frailes eran afines a los absolutistas.

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Durante 1950 se planteó la idea de erigir una nueva basílica. A tal fin se convocó un concurso de proyectos. Las ideas directoras fueron dar amplitud y relevancia artística al lugar respetando lo ya existente. El proyecto ganador fue el de Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga. La nueva basílica sería “robusta, francamente agreste, la torre del campanil irá tachonada de piedras en punta, símbolo del espino”. No se buscó el preciosismo ya que “revestirá los caracteres de robustez y sencillez del pueblo vasco”.

Vista del Santuario de Arantzazu en 1915
Vista del Santuario de Arantzazu en 1915.

Jorge de Oteiza trabajó en el friso de la fachada principal, mientras que Eduardo Chillida se encargó de las puertas principales. A su vez, Néstor Basterretxea decoró las paredes de la cripta y Lucio Muñoz diseñó el retablo mayor del ábside. La idea principal del conjunto fue maridar el arte del siglo XX con el sentir religioso tradicional.

En 1955, la nueva basílica se abrió a la liturgia. Sin embargo, un dictamen de la Comisión Diocesana de Arte Sacro dio un vuelco a esto. Se decidió que los preceptos artísticos del nuevo templo no casaban con el “decoro del Arte Sagrado, según las directivas de la Santa Sede”. Las obras se paralizaron durante años hasta que la nueva basílica fue consagrada en 1969. Más tarde, en su interior se rodaron varias escenas de la película El Día de la Bestia de Alex de la Iglesia.

A continuación, lo mejor que ver en Arantzazu.

Una tortuosa carretera sube a la montaña bordeando un acantilado sobre el río. La vía se halla  sembrada de pequeñas capillas y figuras de vírgenes. Lo primero que ver en Arantzazu es tan espectacular paisaje.

Ya en el complejo, la fachada principal del Santuario de Arantzazu fue concebida como una gran panel liso de piedra. Lo decoran esculturas de Jorge Oteiza. Además, queda enmarcado por dos torres construidas con grandes piedras calizas talladas en punta de diamante. Estas intentan simbolizar las espinas en las que apareció la Virgen. Se sitúa a un nivel inferior del camino, por lo que el impresionante friso con los apóstoles queda a la altura de la vista del visitante.

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El friso de los apóstoles es un relieve de doce metros de longitud. Lo componen catorce figuras en piedra de tres metros de altura y más de cinco toneladas de peso. Catorce, y no doce, porque el escultor quería simbolizar la apostolicidad como comunidad abierta. Asimismo, cada uno de ellos está dentro de un módulo cúbico, aislándose del resto. Sin embargo, los unen las posiciones de sus brazos y manos, así como la inclinación de sus cabezas.

Según Oteiza, las figuras son “como animales sagrados abiertos en canal, nos repiten que se han vaciado porque han puesto sus corazones en otros“. Brutalismo matérico, primitivismo y expresionismo formal son las características del conjunto. Sobre el friso de los apóstoles se despliega el muro liso, símbolo de la soledad de la muerte. Lo corona una figura de la Virgen Dolorosa. Esta ofrece su hijo muerto y yacente a sus pies.

Otros hitos que ver en Aratzazu son las cuatro puertas de acceso al templo, diseñadas en hierro por Eduardo Chillida. Con un trazado de dibujos geométricos asimétricos, forman un collage metálico mediante la superposición de chapas con diferente bruñido. Generan la sensación de que se ingresa en un mundo subterráneo.

Edificio moderno de Arantzazu
Edificio moderno de Arantzazu.

El interior de la basílica del Santuario de Arantzazu está cubierto con bóveda de madera. Se articula en planta de cruz latina, con una sola nave de gran amplitud. Posee asimismo capillas laterales, siete a cada lado. Desde el altar, la nave se asemeja a un barco. Este aspecto se refuerza con los ventanales, diseñados con forma de ojos de buey. Los decoran vidrieras abstractas de formas ondulantes y colores variados. Fueron diseñadas por fray Javier Álvarez de Eulate.

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Mientras tanto, la decoración del ábside es de Lucio Muñoz, Julio López y Joaquín Ramos. Una especie de retablo de madera inspirado en la naturaleza de la región. Con una luz rasante, enmarca la imagen de la Virgen que encontró Rodrigo de Baltzategi. La talla ha sobrevivido milagrosamente a todos los incendios.

La composición de este lugar que ver en Arantzazu es de abstraccionismo naturalista. Une los trazos estructurales del paisaje con el relato histórico sobre la imagen sagrada. Se divide en tres espacios naturales superpuestos. La tierra, en tonos ocres; el espino con la figura del pastor y la Virgen rodeados por las montañas y la parte superior del cielo, en azul.

Por otra parte, la cripta está decorada con murales diseñados por Néstor Basterretxea. Divergencias con los responsables de la iglesia hicieron que quedaran paralizados 25 años. Son 18 pinturas de gran fuerza expresiva y color agresivo. Sus temas giran en torno a la creación del universo, la confusión del hombre ante la fuerza de la naturaleza y el nacimiento de los mitos. El conjunto culmina con una impresionante y pavorosa figura de Cristo resucitado. Vestido de rojo, se sitúa ante el altar.

Finalmente, una vez hecho el recorrido por lo que ver en Arantzazu, descubre más planes por la provincia de Guipúzcoa, así como su turismo activo.

Imprescindibles

Dónde dormir en Arantzazu
Altar Mayor
Detalle de la fachada principal del Santuario de Arantzazu
Detalle de la fachada principal del Santuario de Arantzazu.

Datos prácticos

Coordenadas

42° 58′ 44.06″ N, 2° 23′ 54.89″ W

Distancias

Oñati 10 km, Bilbao 82 km, Donostia-San Sebastián 83 km, Madrid 404 km.

Aparcamiento

A la entrada desde la carretera GI-3591.

Altitud

750 m.

La principal festividad que ver en Arantzazu es la Virgen de Arantzazu (9 de septiembre).

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