Cuando se piensa en la provincia de Gipuzkoa automáticamente vienen a nuestra cabeza la bahía de San Sebastián, la playa de Zarautz o el puerto de Getaria. Sin embargo, hay mucho más. Lo que diferencia al viajero del turista es que busca lo que mantiene la esencia de un territorio, en este caso los lugares secretos de Gipuzkoa, por darle un título algo romántico o misterioso.
1. Ataun (Ataun)
Uno de esos lugares secretos de Gipuzkoa que pasa desapercibido para los turistas es Ataun. De él se dice que es el pueblo más largo de Gipuzkoa, pues está compuesto por cuatro pueblitos separados. Algunos afirman que mantiene el paisaje más inmaculado de Euskadi, aunque para nosotros sería muy difícil escoger. Una panorámica teñida del verde con más matices, rodeado de las bellas montañas del Parque Natural de Aralar.… pura naturaleza. Para entender su apasionante historia, recomendamos recorrer el Museo Barandiarán en el Molino Larruntza, donde se preserva la memoria del gran antropólogo vasco. A su rica gastronomía tradicional recomendamos añadir una visita a dos localidades vecinas: Ordizia con su mercado, e Idiazabal, cuna del célebre queso.
2. Santuario de Arrate (Eibar)
En un monte sobre Eibar está el Santuario de Arrate (siglo XVII), lugar de peregrinación laica cada fin de semana y de peregrinación religiosa cada 8 de septiembre, cuando se celebran las fiestas de la Virgen de Arrate; evento que reúne las tradiciones vascas. Su venerada imagen está escoltada en el altar por cuatro valiosos lienzos del eibarrés Ignacio Zuloaga, en la que el artista aparece peregrinando junto con su familia.
3. Parque de Ametzagaina (Donostia-San Sebastián)
Uno de esos lugares secretos de Gipuzkoa con mucho encanto es el Parque de Ametzagania. Se encuentra dentro de la ciudad de San Sebastián, entre los barrios de Egia, Loiola e Intxaurrondo. Se trata de un espacio verde bastante grande, pese a no ser muy conocido, pues ocupa 27 hectáreas. Lo que le hace especial es que en él se encuentra los restos de un antiguo fuerte de las guerras carlistas del siglo XIX; un periodo en el que la Bella Easo llegó a resistir hasta tres asedios, nunca cayendo en poder de los insurrectos. Además, desde él se pueden disfrutar de unas vistas privilegiadas de la ciudad.
4. Pozas que se forman en el Urumea (Hernani)
La pureza de sus aguas y el valor del entorno natural hacen del Urumea un río idóneo para el baño. Es uno de los ríos vascos susceptibles de ser recorrido en piragua desde el mar; a lo largo del curso medio y alto del río existen numerosos rincones tranquilos y agradables para disfrutar de un refrescante baño. Las pozas del Urumea son una gran opción cuando la playa de San Sebastián esté abarrotada. Cuando llegas a la orilla del Urumea, te sorprende una zona ancha, con mini playas de piedra repartidas por ambos márgenes, blancas y totalmente rodeadas de frondosos árboles.
5. Mirador en la ermita de Guadalupe (Hondarribia)
Hondarribia es conocida por el espectacular casco histórico que posee y por su animadísima zona de bares y asadores. Pero lo que pocos conocen, y que por tanto se convierte en uno de nuestros lugares secretos de Gipuzkoa, es la ermita de Guadalupe; especialmente sus vistas desde el imponente fuerte que hay a su lado y los diversos miradores. Al igual que en Eibar, su fiesta es el 8 de septiembre, en cuya noche se celebra el majestuoso Alarde recordando el levantamiento de su terrible asedio.
6. Plaza de San Juan (Pasaia)
Pasaia es conocida por su puerto pesquero y por su auténtico ambiente marinero; concentrándose sus esencias en su Plaza de San Juan. Es uno de los lugares secretos de Gipuzkoa donde saborear la buena comida a precio razonable y olvidarse del ajetreo de los alrededores. Las mejores sardinas a la brasa acompañadas de las mejores vistas de la bahía. En general, toda la zona de Pasaia es una opción recomendable para quedarse a pernoctar, pues el alojamiento es algo más barato. Además en mayo de 2018 celebran el Festival Marítimo de Pasaia, una ocasión que reunirá barcos clásicos de toda Europa.
7. Ermita de La Antigua (Zumárraga)
En contraste con la zona industrial que rodea Zumárraga, la ermita de La Antigua es uno de los tres principales atractivos de arquitectura religiosa de Gipuzkoa. Esta construcción es más pequeña, pero de nivel similar a las otras dos: Loiola y Arantzazu. Rodeada de prados verdes y colinas, es considerada “la catedral de las ermitas vascas”. Basta con acceder al interior y
mirar hacia el techo para comprenderlo. Se encuentra cubierto de madera y es un trabajo de carpintería tan perfecto que no fue necesario usar ni un clavo. Dicen que si se le diera la vuelta a la ermita flotaría en el agua -ya que la forma del techo recuerda al casco de un barco-. Es una auténtica joya del románico vasco.
Texto: Paloma Díaz Espiñeira
