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Qué ver en Balmaseda, la primera villa de Vizcaya

Qué ver en Balmaseda

Balmaseda, en el centro de la comarca de Las Encartaciones, fue la primera villa fundada en Vizcaya. Tuvo un importante papel comercial como puerto seco. Las Encartaciones es una zona de importancia minera e industrial que desde el siglo XIX conectó Bilbao con Castilla por  ferrocarril. Se trata de un lugar que conserva sus tradiciones, perfecta como base para recorrer una maravillosa comarca rural donde destaca esta histórica Balmaseda. Una villa medieval que conserva el sabor de pueblo con arraigadas tradiciones y un fuerte tejido social. Silencio y buen ambiente para descansar e imaginar lo que fue una potente aduana medieval.

Un poco de historia de Balmaseda

Paisaje de Balmaseda
Paisaje de Balmaseda. | Shutterstock

El 24 de enero de 1199, Lope Sánchez de Mena, señor de Bortedo, fundó Balmaseda y le otorgó el Fuero de Logroño. Cronológicamente es, por tanto, la primera villa de la historia de Vizcaya. Su fundación respondió principalmente a razones comerciales. Esto es porque Balmaseda está localizada en el fondo de un valle atravesado por una antigua calzada romana. La situación se antojó adecuada para la apertura de una nueva ruta comercial con Castilla. Este hecho, unido al de ser la población más importante de los alrededores desde el momento de su fundación, produjo un efecto de atracción para toda clase de gentes, incluida una próspera comunidad judía que fue pieza clave en el enriquecimiento de la localidad hasta 148, fecha en que fueron expulsados.

Dada su situación, Juan II de Castilla decidió establecer allí uno de los puertos secos. El objetivo era cobrar los aranceles aduaneros de las mercancías que entraban y salían de las provincias exentas. Además, sobre el río Cadagua se levantó un puente románico de sólida sillería. Permitía a la localidad cobrar el derecho de pontazgo por cruzarlo obteniendo todavía más beneficios. Esto es porque era el único punto de paso existente en los alrededores. Hay que señalar que la villa formó también parte del Camino de la Montaña, antigua ruta del Camino del Norte de Santiago, uno de los más transitados en la actualidad.

Las periódicas inundaciones del río Cadagua convertían en impracticable el camino que discurría por su ribera en dirección a Burgos. Sin embargo, el tráfico comercial de la zona no dejó de prosperar hasta la voladura de la peña de Orduña en el siglo XVIII. Esta obra posibilitó la conversión del ‘camino de herradura’ de Orduña, apto para mulas y caballos, en ‘camino real’ o carretera, apto para carretas. Como el camino de Balmaseda continuó siendo ‘de herradura’, su flujo comercial se fue reduciendo hasta el cierre de su aduana en 1841, cuando todas las aduanas se trasladaron a la costa.

Desde finales del siglo XVIII la Guerra de la Convención, la Guerra de la Independencia y las guerras carlistas arruinaron Balmaseda. Por ello, a mediados del siglo XIX surgió la necesidad de nuevos preceptos urbanísticos y equipamientos más modernos. En 1890 se inauguró la línea ferroviaria La Robla-Bilbao, hoy en día, la vía estrecha más larga de Europa Occidental. Era la encargada de abastecer a las siderurgias vascas con el carbón proveniente de las cuencas mineras palentinas y leonesas. Se instalaron en la localidad los talleres centrales del ferrocarril. Por lo tanto, atrajo a multitud de nuevos trabajadores provenientes de otras regiones. Hoy en día, Balmaseda es una localidad con un gran atractivo turístico y monumental, que ha sabido cuidar sus tradiciones y mantener su casco urbano.

Qué ver en Balmaseda

Puente de Balmaseda
Puente de Balmaseda. | Shutterstock

La villa está condicionada por el curso del río Cadagua, que separa la zona residencial de la industrial. Su casco histórico conserva aún el trazado medieval, con cuatro calles paralelas. En sus extremos se sitúan la plaza de San Severino, al norte, el corazón de la ciudad, y la de los Fueros, al sur.

En la primera se encuentra la iglesia parroquial de San Severino, un templo gótico del siglo XV adherido a la muralla. Cuenta también con elementos barrocos, como la espadaña de la portada principal y la torre, fue reformado en el siglo XIX. En su interior destaca el retablo de la capilla del Santo Cristo de la Misericordia, de 1535. En la plaza de San Severino se ubica el principal edificio que ver en Balmaseda: el Ayuntamiento. Se conoce popularmente como ‘la mezquita de Vizcaya’, por sus amplios y señoriales soportales. De estilo barroco, fue levantado en 1743 y reformado en el siglo XIX. También como muestra de la arquitectura civil hay que ver los palacios de Horcasitas, antigua aduana de la ciudad, y de la Familia Urrutia, ambos del siglo XVII.

En la calle de Martín Mendía se encuentra la iglesia gótico-renacentista de San Juan Bautista, del siglo XV. Su torre del siglo XVIII tiene un reloj que toca el himno de la villa todos los días a las 12:00, 18:00 y 20:00. Actualmente está cerrada al culto, pues en su interior se aloja el Museo de Historia de Balmaseda.

Iglesia de San Juan del Moral
Iglesia de San Juan del Moral. | Shutterstock

En la misma vía encontramos también el palacio renacentista de los marqueses de Buniel. Desde ella podemos ver la construcción que siempre se debe ver en Balmaseda: el Puente Viejo o Románico. Este comunica el casco histórico con el barrio de Cristo. Desde su construcción en el siglo XII, fue el único punto en los alrededores para cruzar el río Cadagua. Realizado con piedra de sillería, está compuesto de tres arcos y un torreón defensivo en su parte central. En él se estableció el lugar del pago del pontazgo y los derechos del puerto seco.

En la avenida de las Encartaciones se sitúa un edificio que hay que ver en Balmaseda y donde es recomendable dormir, en el caso de ser posible: el monasterio de Santa Clara, del siglo XVII, rehabilitado en 1993 como hotel. La iglesia alberga la sede el Centro de Interpretación de la Pasión Viviente de Balmaseda, que alberga una exposición permanente de vestimentas, pasos, objetos e imágenes relacionados con esta representación popular de la Semana Santa. Uno de los mejores momentos para visitar Balmaseda, de hecho, es Semana Santa, cuando se realiza la representación de la Pasión más extraordinaria del País Vasco. La fiesta, que involucra a toda la población, comienza el Jueves Santo a partir de las 9 de la noche y continúa a lo largo del Viernes. Integra los distintos momentos hasta la escenificación del Santo Entierro.

Los aficionados a la moda deberían visitar el Museo de Boinas de La Encartada, instalado en una antigua fábrica de boinas, en el barrio de Peñueco. El conjunto de la factoría, fundada en 1892 por Marcos Arena, es en la actualidad un área de patrimonio industrial protegida con la categoría de Conjunto Monumental Calificado.