El Castillo de Javier es uno de los principales centros de peregrinación navarros. Su aspecto actual, en el que predomina la roca granate, es el resultado de sucesivas obras de reconstrucción.
Recomendamos comenzar la visita por el extremo del recinto, donde se encuentra adosada al castillo la Basílica de Javier. Se trata de un edificio ecléctico que combina los estilos románico, gótico y bizantino; fue erigida en 1901 por iniciativa de la duquesa de Villahermosa (descendiente de la familia Javier). De su fachada destacan las inscripciones de lugares donde el santo llevó a cabo sus misiones y varios capiteles historiados con imágenes de su vida. Sobre su altar se encuentra una gran imagen de San Francisco Javier obra del escultor catalán Jerónimo Suñol.
Tras atravesar la puerta de acceso del muro de defensa exterior y pasar sobre el antiguo foso se accede a la puerta principal. El recorrido ha sido musealizado con técnicas muy eficaces. Un recorrido por su interior nos permite conocer de primera mano varias de sus estancias como la Sala de los Escudos, que acoge diversos blasones de los linajes que habitaron la fortaleza, o la Sala Principal, centro neurálgico de su anterior vida social. En el recorrido se encontrará con una capilla moderna para la oración de los peregrinos; si no se molesta a estos puede ser aconsejable entrar y ver el bello retablo de mármol (enmarcado) situado a la izquierda; también es de gran belleza la cabecera de la capilla y la talla de piedra que la preside; un ambiente minimalista de excelente estética e ideal para el recogimiento y la oración. Más adelante se accede a la reconstruida Torre del Homenaje, que hasta su demolición en 1516 había sido la construcción de este tipo más antigua de Navarra; puede subirse y gozar de unas vistas de los contornos; aunque también se pueden sacar buenas fotos desde la terraza, sin llegar a subir a la torre. De todo el conjunto los más importante es la Capilla del Santo Cristo, donde se encuentra el Cristo de Javier; esta es una impresionante imagen gótica del siglo XIII —raro ejemplo de crucificado sonriente y con los ojos cerrados— que según la tradición lloró sangre en el momento de la agonía del santo. Alrededor suyo se dispone un fresco mural que contiene la única representación de la Danza de la Muerte en España.
En el interior del castillo —en el espacio de las antiguas caballerizas— está el Museo de Javier. Un espacio que realiza un recorrido por la vida del santo y el castillo a través de dioramas, paneles y objetos de diversa procedencia. Destacamos las representaciones de motivos cristianos realizadas en Japón, la tierra de misión del santo de Javier. Entre las diversas piezas de buena calidad, destacamos una obra sobre lienzo de autor anónimo que representa a San Ignacio de Loyola en la gloria, posible pieza de preparación para una pintura al fresco de un techo.
Finalmente, después de salir del castillo, a un centenar de metros a la izquierda está Aula Francisco de Jasso, un espacio multidisciplinar que acoge el Archivo de Georg Schurhammer, principal biógrafo del santo. También contiene una interesante exposición sobre las “reducciones”, que es el nombre de las misiones que los jesuitas mantuvieron en las selvas de sudamérica. Una vez finalizada esa visita, existe un paseo preparado para realizar la visita al pueblo de Javier, desembocando finalmente en el aparcamiento.
A escasos kilómetros de Javier —encima del embalse de Yesa— se encuentra el Monasterio de Leyre. Este centro monástico, uno de los principales de España, es el representante máximo del románico más temprano de la comunidad navarra. Después de pasar por la taquilla se le da al viajero una llave con la que dar la vuelta al edificio, y entrar por la imponente Puerta Speciosa a la iglesia románica; allí se encuentran los restos de los primeros reyes de Navarra y la imagen de la Virgen de Leyre, entre otras obras de arte. Al salir de nuevo (sin olvidarse de cerra la puerta) se regresa a la taquilla para devolver la llave y que se le de acceso a la Cripta del siglo XI con interesantes columnas y capiteles primitivos; es el espacio que acogió las tumbas de los primeros reyes del reino navarro que están acumulados en el cofre que se vio antes en la iglesia. Si el tiempo lo permite, no dejar de recorrer los alrededores del monasterio, pues hay dos buenas fuentes y magníficos senderos por los que pasear.
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