La villa se encuentra situada sobre un promontorio bajo el cual confluyen los ríos Uztarroz, Belagua y Belabarce. En conjunto dan vida al río Esca. Se trata de una localidad pequeña y pintoresca.
Sea como fuere, lo primero que ver en Isaba es su casco urbano. Lo configuran calles estrechas y empinadas, repletas de casas señoriales. Se trata de grandes ejemplos de arquitectura tradicional pirenaica. Unen fachadas de piedra, puertas doveladas y tejados de dos o cuatro aguas sobre los que es habitual encontrar chimeneas con espantabrujas.
En el centro se asienta uno de los grandes puntos que ver en Isaba. Se trata de la Iglesia de San Cipriano, edificio del siglo XVI con aspecto de fortaleza. Su torre campanario queda protegida por varios torreones circulares, adosados a ella hasta su altura central. Al mismo tiempo, galerías balconadas dan al exterior y se extienden por su fachada. Guarda en su interior un notable retablo mayor plateresco del siglo XVI.
A un kilómetro del pueblo se erige la Ermita de Idoya. Es de origen medieval y fue reformado en el siglo XVI. Acoge en su interior un retablo barroco y una talla románica de la Virgen de Idoya. Por otro lado, a 10 kilómetros pervive el Dolmen de Arrako. Cerca se alza la Ermita de la Virgen de Arrako, con un retablo rococó.
El Ayuntamiento de Isaba es un robusto edificio neoclásico. Presenta una fachada en piedra con la planta inferior porticada y un gran tejado a cuatro aguas. Tiene un atractivo reloj de sol sobre su entrada principal.
Siguiendo con lo que ver en Isaba toca dirigirse a la Fuente de Uturrotx. En ella se observa un excelente escudo del valle de Roncal labrado en piedra. Sus cuadrantes son toda una lección sobre la historia y el carácter de la zona. Representan episodios como la batalla de Olatz o alegorías a la dureza del terreno.
Para conocer en detalle la interesante historia del valle, conviene visitar la Casa de la Memoria. Este museo etnográfico se encuentra en el interior de una casa noble. Repasa mediante modernas técnicas museográficas la vida y las costumbres de los habitantes del Roncal.
Por otro lado, hay mucha naturaleza que ver en Isaba, entrada al valle de Belagua. Se trata de un espacio natural de gran valor. Allí se encuentra la mayor cima navarra: la Mesa de los Tres Reyes(2.428 m.). Es el punto fronterizo entre los antiguos reinos de Aragón, Navarra y Francia. Además, se cuenta que en su cima podían reunirse los reyes de los tres territorios para dirimir sus problemas cada uno desde su territorio.
Otros puntos interesantes que ver en Isaba es el espectacular circo montañoso del Rincón de Belagua o la Piedra de San Martín. Allí se concluyó un conflicto histórico entre roncaleses y bearneses. Todavía hoy se recuerda con el Tributo de las Tres Vacas. Asimismo, el valle es un lugar perfecto para la práctica del esquí de fondo en invierno o el senderismo en verano. Por último, cuenta también con una nutrida colección de monumentos megalíticos prehistóricos.
Una vez disfrutado lo que ver en Isaba, descubre otros estupendos planes por la Comunidad Foral de Navarra, así como su turismo activo.