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Santa María de Oia, el monasterio que también ha sido prisión y fortaleza

monasterio de Oia

El Real Monasterio de Santa María de Oia es un antiguo monasterio del siglo XII de la Orden del Cister, como el Monasterio de Piedra de la misma época o el Monasterio de Santes Creus. Se encuentra en un valioso emplazamiento en la provincia de Pontevedra, en la comarca del Bajo Miño. Se halla en el pequeño pueblo gallego de Oia, a mitad de camino entre Baiona y A Guarda (La Guardia).

Está situado justo en la orilla de una bonita cala de cara al océano Atlántico. Su lugar estratégico junto a unos valientes monjes dio lugar a una de las historias más legendarias en un monasterio. En 1624 los monjes cistercienses que habitaban en el monasterio lograron repeler el ataque desde el mar de 5 barcos piratas turcos. Heroica hazaña que les hizo merecedores del apodo de “monjes artilleros”. Además del otorgamiento del título oficial para su hogar de Real e Imperial Monasterio de Santa María de Oia concedido por Felipe IV.

Un monasterio que llegó a ser campo de concentración

El Monasterio de Oia, construido junto al puerto de pescaderos de Oia, se inició a mediados del siglo XII por orden del rey gallego Alfonso VII. El monarca le concedió en 1149 todas las posesiones reales de los pueblos Mougás, Perdones y Viladesuso. Desde entonces hasta finales del siglo XVIII sufrió reformas y modificaciones. Fruto de ello cuenta con elementos románicos, góticos y barrocos.

Monasterio de Oia
El monasterio soportaba continuas invasiones marítimas | Shutterstock

En el siglo XVII la zona soportaba constantes saqueos e invasiones marítimas. Sus altos muros permitieron constituirse como un importante baluarte defensivo. Como ejemplo, la gesta de los “monjes astilleros” comentada anteriormente. Posteriormente, gracias al apoyo y donaciones de Felipe IV, disfrutó de su época de mayor esplendor.

La invasión napoleónica y la Desamortización de Mendizábal provocó el abandono de los monjes en 1835. El monasterio pasó a ser propiedad privada, pero la iglesia continuó como templo parroquial gracias al obispo de Tuy. Más tarde, ya en 1910, los jesuitas arrendaron la abadía para establecer un colegio hasta 1932. Este año el gobierno republicano nacionalizó los bienes de la Compañía de Jesús y los expulsó del territorio nacional. En 1931 fue declarado Bien de Interés Cultural. A continuación, durante la guerra civil fue utilizado como campo de concentración. Llegó a albergar hasta 3.000 reclusos. Inscripciones murales grabadas a lápiz por los presos en muchas de sus estancias recuerdan este episodio.

Tras el período menos grato del monasterio, su propiedad fue cambiando entre varias familias que utilizaron la cartuja como su residencia. Actualmente el monasterio de Oia es propiedad de “Residencial Monasterio de Oia, S.A.”. Su intención es realizar la reforma y adecuación de la abadía como hotel de 4 estrellas y centro de talasoterapia. Para ello, está en trámites de conseguir los permisos necesarios. Mientras tanto, el interior del templo se puede conocer con visitas guiadas.

Percusores de la economía regional

Huerta y vista marítima del monasterio de Oia
Los monjes impulsaron el cultivo y la cría de caballos | Shutterstock

Los monjes de Oia fueron innovadores de oficios que aún perduran. Introdujeron en la zona la cría de caballos en estado de libertad. Hoy en día se mantiene en los bosques cercanos de la comarca. La huerta de la abadía de más de 4.000 metros cuadrados les proporcionaba tanto alimento como medicinas. Fue aprovechada por la Orden cisterciense para lograr importantes avances en el campo. Cultivaron hasta 120 especies de plantas medicinales que procesaban en su botica.

Además, implantaron el cultivo de la vid según las prácticas de las abadías francesas cistercienses. Actualmente podemos disfrutar por todo el mundo los sabrosos caldos con la denominación de origen Rías Baixas.

Su arquitectura, ejemplo de unión de estilos

Monasterio de Oia
La cúpula de la iglesia | Foto: Jose Luis Cernadas Iglesias

El conjunto arquitectónico del monasterio permite apreciar distintos estilos en su conjunto. La iglesia, primer elemento de la cartuja, se construyó en época medieval a finales del siglo XII. Su fachada principal inicial, recia, es un reflejo de la vida austera predicada por los monjes cistercienses. La iglesia contiene tres naves dispuestas en planta de cruz latina.

El centro tuvo continuas reformas, destacando una fase constructiva en el siglo XVI. De esta época destaca el coro, que se encuentra bajo la bóveda estrellada. El retablo mayor es manierista del siglo XVII.

En 1740 se realizó la fachada del templo de estilo barroco, del mismo modo que la torre del campanario. En cambio, en el interior del monasterio el estilo renacentista se muestra en el claustro, obrado sobre el anterior del siglo XIII de estilo románico.

Mientras tanto, en los exteriores debemos destacar la Plaza de armas. Se encuentra en la fachada más cercana al mar. Esta se eleva por encima del muro desde donde los “monjes artilleros” defendieron su hogar. El atrio se ubica en el acceso principal al cenobio, hasta donde hoy en día se puede llegar prácticamente en coche. Por último, la huerta monacal invita a dar un paseo imaginando los antiguos monjes cultivando sus plantas y medicinas.

Monasterio de San Salvador de Oña, una joya del año 1011

Lugar idóneo para senderistas y peregrinos

Históricamente el monasterio ha sido lugar de parada y refugio. Los peregrinos que realizan el camino Portugués de la costa del Camino de Santiago tienen parada obligatoria en Oia. La primera etapa del Camino Portugués por la costa en tierras gallegas parte de Caminha (Portugal). Finaliza en el albergue de peregrinos O Aguncheiro en Mougás. En todas las guías de esta variante del Camino de Santiago se recomienda la visita al monasterio de Oia.

Ruta de los Molinos y refrescante sendero en Mougás

Ruta de Muíños do Folón e do Picón
Molinos de agua encadenados | Shutterstock

Una actividad cercana y muy recomendable es la ruta de los Molinos en O Rosal también conocida como Muíños do Folón e do Picón. Es una ruta circular de 3,5 kms. Trata de un recorrido por unos antiguos molinos de agua. Se inicia desde el parking acondicionado junto al punto de información. El punto más alto de la ruta brinda unas espectaculares vistas del Baixo Miño y del Monte Santa Tecla. Pero su mayor atractivo es la panorámica de los numerosos molinos de agua que se descubren en la ruta. Es habitual encontrarse con caballos en libertad durante el camino.

Piscina natural en las pozas de Mougas
Piscina natural en las pozas de Mougas | Shutterstock

Por otro lado, las pozas de Mougás permiten tomar un refrescante baño en verano. La increíble sucesión de cascadas y riachuelos forman numerosas pozas. Una de las más famosas es la “Poza Grande”. Permite refrescarse en verano en lo más parecido a un balneario natural. Muy cerca de esta hay un merendero con mesas y bancos donde poder descansar a la sombra de un tupido bosque.

A mitad de camino entre Baiona y A Guarda

El concejo de Oia queda entre los cercanos pueblos de Baiona y A Guarda. A Guarda comunica con Portugal a través de la frontera natural del Rio Miño. En el monte de Santa Tecla a 341 metros de altitud hay que destacar el castro de Santa Tecla. Este antiguo poblado llegó a albergar a 5.000 personas en el siglo I a.C. Se han reconstruido algunas de las antiguas casas que facilita imaginar cómo vivían hace más de 2.000 años.

Muro defensivo de Monterreal
Muro defensivo de Monterreal de Baiona | Shutterstock

Por último, la villa de Baiona es de obligada visita. Fue el primer puerto de Europa que recibió la noticia del Descubrimiento de América en marzo de 1493. Una réplica de la Carabela Pinta visitable brilla en su puerto como recuerdo. Su monumento más conocido es la Virgen de la Roca. Inaugurada en 1930, la obra de 15 metros fue construida en granito sobre las rocas del monte Sansón. Representa a la Virgen sosteniendo en su mano derecha una barca. Esta es un mirador al que se accede por una estrecha escalera interior de caracol realizada en piedra.

Para finalizar la visita de Baiona, no se debe dejar de lado la Fortaleza de Monterreal, recinto amurallado de más de 2.000 años. Antes del nacimiento de Cristo habitaron diversos pueblos como celtas, fenicios y romanos.

*Foto principal: HombreDHojalata