Si la villa nació y creció a la sombra de la feria, el turismo lo hizo al cobijo de sus aguas termales, que dio vida a tres balnearios. De la zona de O Carballiño y del valle formado por el río, destaca el Balneario de Arenteiro o Gran Balneario. Abrió sus puertas en 1816 y cuyas aguas son las más indicadas en Galicia para el aparato digestivo.
Además del parque propio del centro termal, se extiende una variada masa arbórea, dominada por robles centenarios y hayas, hasta llegar a la Praia do Areal (Playa de Areal). Cuenta con abundantes paseos fluviales, que lo convierten en un lugar ideal para descansar. En el recinto también se sitúa el Parque Etnográfico de Arenteiro, con molinos convertidos en museos, restaurantes y un camping a lo largo del trayecto.
Desde la playa, se accede también a la Peña de los Enamorados. Un conjunto de rocas graníticas de grandes dimensiones, que parece haber sido un monumento mágico-religioso en tiempos del Neolítico. En la actualidad es uno de los rincones más pintorescos que ver en O Carballiño. Posee un encanto romántico que le ha hecho protagonista de numerosas leyendas relacionadas con tesoros y amoríos.
El Balneario Caldas de Partovia (llamado “Puerto de la Vida”, Parto-via) tiene una historia más antigua. Puede remontarse a la época romana, situándose en el lugar de partida de una calzada. Desde la Edad Media perteneció a los monjes del Monasterio de Oseira. Lo obtuvieron en el año 1162 tras permutarlo por unos terrenos que poseían en Toro (Zamora).
El edificio que alberga las instalaciones está considerado como el más antiguo de Galicia. Sus aguas, que brotan de tres manantiales a diferente temperatura, están especialmente indicadas para procesos reumáticos y para afecciones respiratorias y otorrinolaringológicas. Sin duda una visita obligatoria que ver en O Carballiño.
Construido en su totalidad con materiales de la comarca, en especial granito y pizarra, el Templo de la Veracruz (1943-52) representa la obra más grandiosa e identificadora de la villa, según diseño de Antonio Palacios. El estilo, en su conjunto, es de difícil definición, ya que se trata de una amalgama de muy diversas formas arquitectónicas y escultóricas.
El exterior muestra una gran torre, muchos rosetones y ventanas con celosías. En el interior del templo, la magia se articula gracias a una rotonda con cúpula rodeada de absidiolos. Se observan influencias y trazos de formas arquitectónicas como pazos, monasterios, catedrales, iglesias, castillos… La Veracruz es todo un símbolo expresionista de la época.
Otro edificio con una historia propia que ver en O Carballiño para apreciar el exterior es el Pazo de Banga. Perteneció a los Quiroga, y en el que residió un tiempo Emilia Pardo Bazán, después de contraer matrimonio con uno de los miembros de esta familia. La escritora lo utilizó como escenario de la novela El Cisne de Vilamorta, denominándolo “Balcón do Ribeiro”.
O Carballiño es muy visitado en verano tanto por su famosa villa balnearia como por sus fiestas gastronómicas. La importante y popular “Festa do Pulpo” está declarada de Interés Turístico Nacional ( 2º domingo de Agosto). También a resaltar es la “Festa da Cahucha” que se celebra el Domingo de Carnaval. Sus alrededores tienen además un alto valor ecológico y paisajístico, con abundantes muestras de bosque autóctono. Al sur del municipio es también posible contemplar el peculiar cultivo en terrazas de sus viñedos, que producen los apreciados vinos de Ribeiro.
Esto es lo principal que ver en O Carballiño.