El Pórtico de la Gloria, situado en Santiago de Compostela, es una de las obras arquitectónicas más relevantes y admiradas en España, un portento artístico. Es una escultura que pertenece al arte románico español y cuya función principal es religiosa, pero también tiene uso didáctico e histórico. Pertenece a las comúnmente conocidas como “biblias de piedra” y fue realizada, en su mayor parte, por el Maestro Mateo.
Millares de peregrinos viajan hasta Santiago cada año para, en la catedral que acoge el pórtico, rezar al célebre apóstol y realizar sus plegarias. Hoy día se puede visitar el monumento e incluso disfrutar de una audioguía muy completa que explica los pormenores del mejor legado del Maestro Mateo. Una obra de ensueño, visita obligada para estudiosos de la Historia del Arte, de la Historia Universal y, en realidad, para cualquiera. Es hora de conocerla más a fondo.
Un pórtico característico del arte románico
El Pórtico de la Gloria es una creación artística y monumental del arte románico, una corriente que se desarrolla entre el siglo XI y el XIII. La obra estuvo destinada a “elevar el espíritu a través de los sentidos, desde el mundo terrenal hacia la gloria del final de los tiempos”. Ahí es nada. La portada consta de tres naves o arcos. La nave central representa la gloria, gran protagonista y en la que se asientan doscientas figuras yuxtapuestas, es mucho más ancha que las naves laterales. Estas son obviamente más estrechas y están menos recargadas. Representan el limbo y el juicio final respectivamente.
Es difícil alcanzar a comprender la dimensión de la obra, pues el mero hecho de estar frente a ella es abrumador. El Pórtico de la Gloria está repleto de símbolos, figuras religiosas, seres y animales fantásticos. Todos ellos relacionados, claro está, con la idiosincrasia cristiana. Se puede estar horas y horas analizando el pórtico con unos prismáticos y no terminar nunca.
Grosso modo, si se observa detenidamente se diferencia el parteluz, columna que se pone justo en medio de la portada central y que suele tener al santo. Aquí obviamente se sitúa Santiago El Mayor, patrón de la catedral y eje del Camino. Luego en el tímpano queda el pantocrátor, un Jesucristo justiciero, sentado como en un sillón, en majestad. La idea era enseñar al pueblo, a través de la portada, cómo era su Dios, el ser al que todo el mundo debía respetar y venerar.
Aparecen también los cuatro evangelistas con distintas formas. Se pueden divisar arcos de medio punto decorados de diversas maneras. A ambos lados de las naves aparecen las jambas, columnas a las que se le adosan personajes bíblicos y alegóricos. El pórtico constituye una visión humana, creyente y optimista del triunfo de la fe sobre el dolor y la muerte. Todo encarnado en la figura de Cristo en majestad. A la vez, el conjunto se concibe como una materialización de la Jerusalén celeste.
Un poco de historia sobre su construcción
Las obras del Pórtico de la Gloria se iniciaron en el año 1075 bajo el reinado de Alfonso VI y la dirección y patronazgo del obispo Diego Peláez. Un hecho que llegaba décadas después de que Almanzor arrasara la ciudad. Las obras avanzaron bastante rápido hasta 1110, con un nuevo impulso del arzobispo de Compostela Diego Gelmírez. Trabajaban en ella varios arquitectos y escultores. Pero sin duda el más relevante fue el Maestro Mateo, que tenía gran fama por sus obras en Francia y en toda la zona norte de España.
El Maestro Mateo, en 1168, dirigió el proyecto de remodelado y finalización del templo, “a fundamentis”, es decir, desde los cimientos. Recibió una pensión vitalicia por este encargo. Algunos historiadores indican que el propio escultor y arquitecto sale representado en el monumento en la parte de atrás del parteluz, pero no está del todo claro. Su mayor influencia es el Románico, pero muchas voces analíticas señalan que tienen anticipos propios del gótico. Donde se verían sería sobre todo en las figuras y sus rostros. El Maestro Mateo dotó de personalidad a cada uno de los rostros de los personajes, que suelen guardar relación entre sí.
La importancia dentro del conjunto de la Catedral
El Pórtico de la Gloria es, sin duda, el gran atractivo de la catedral de Santiago. No es el único, claro está, pues el conjunto es muy grande. Tiene zonas con gran valor artístico como el pazo de Xelmírez, las cubiertas o la torre de la Carraca. Mientras tanto, sus alrededores son preciosos, ideales para pasear y deleitarse con el monumento. En la misma plaza del Obradoiro es fácil ver peregrinos recién llegados. Existe además el Museo Catedral de Santiago, donde cualquier visitante puede conocer en profundidad la historia del templo y sus características.
Hoy día es posible realizar una visita en 3D al Pórtico de la Gloria desde la propia web de la catedral de Santiago, para así divisar de cerca y desde todos los ángulos sus innumerables detalles. Como dato curioso, cultural e histórico, destacar que la célebre poetisa Rosalía de Castro, le dedicó unos enigmáticos versos al lugar que decían así:
Santos y apóstoles, ¡míralos !, parece / que los labios se mueven, que todavía hablan / entre ellos […] / ¿Estarán vivos ?, ¿serán de piedra / los que siembran tan cierto, / esos mantos maravillosos, / esos ojos llenos de vida
El valor del Pórtico de la Gloria hoy día
El Pórtico de la Gloria es actualmente uno de los grandes valores de la Catedral de Santiago, motivo de visita y estudio por parte de turistas, estudiosos y peregrinos. Artísticamente abrumador, es una joya del Románico frente a la cual muchos caminantes dan por concluido el Camino de Santiago y dejan sentir toda la emoción religiosa por sus fatigados cuerpos. Cabe resaltar que antes era un espacio abierto y abalconado, no un acceso. Lo mismo ocurre en su hermano, el Pórtico del Paraíso de Ourense.
Tanta es la importancia del Pórtico de la Gloria que fue objeto de una concienzuda restauración que comenzó a finales del 2009 con un profundo diagnóstico y que concluyó en 2018 con la presentación en sociedad. Los trabajos fueron desempeñados en su totalidad por la Fundación Barrié, con un coste de seis millones de euros aportados por los mecenas de la misma. La acción de tal ente contó con el trabajo de numerosos profesionales y ha sido alabada tanto por historiadores como por lugareños. No en vano, de un monumento que sufría desprendimientos, humedades, condensaciones y degradación se ha pasado a un pórtico mucho más resistente. Uno que preserva su policromía siendo visualmente atractivo, sólido y rigurosamente fiel a la obra original.
