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Qué ver en Trujillo

Panorámica que ver en Trujillo

Cuna de conquistadores

Plaza fuerte disputada durante siglos por moros, portugueses, leoneses y caballeros de fortuna, el espíritu guerrero es fuerte en el lugar. Un pasado que pudo estimular las ambiciones juveniles de los temerarios conquistadores de las Américas allí nacidos. Plagada de bellos balcones esquineros, esta ciudad es hoy un puente cultural con Iberoamérica. Conoce la historia y lo mejor que ver en Trujillo.

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Los principales hitos que ver en Trujillo merecen un día completo de visitas. La cuna de Francisco Pizarro es abundante en patrimonio tanto gastronómico como monumental y cultural. En la misma escapada es muy recomendable reservar con antelación una entrada para el monumento natural de la Cueva del Castañar. Aunque sea un lugar algo alejado es digno de visita. Otro destino apetecible a nivel natural es el vecino Parque Nacional de Monfragüe. Si se prefiere una opción más cultural, el Santuario de Guadalupe es un buen lugar en el que relajarse y descansar.

En las páginas sobre Dormir y Comer en Trujillo se reúnen y explican alojamientos y restaurantes. La localidad sirve como base para las actividades de turismo activo en la provincia de Cáceres.

Tours que no te puedes perder en Trujillo

¿Quieres conocer este sitio?

Saber algo de la historia local ayuda a apreciar mejor los lugares que ver en Trujillo. Así, los celtas tenían allí un castro que los romanos denominado Turgalium. Estos urbanizaron dicha colina granítica llamándola Castras Juliae, siendo dependiente de Norba Caesarina, la actual Cáceres.

Los visigodos le dieron el nombre de Torgiella, erigiendo una basílica tras los muros de la actual puerta de Coria. Los musulmanes ocuparon la localidad y reforzaron sus fortificaciones. Para ello usaron como materia prima algunas estelas funerarias romanas. Asimismo, celebraban un importante mercado de ganado fuera de las murallas, en lo que actualmente es la Plaza Mayor de Trujillo. Hacia el año 900 comenzaron a construir el castillo y su muralla.

Fue una importante plaza fuerte de los almohades. Sin embargo, resultó conquistada en un golpe de mano del famoso caballero portugués Geraldo Sempavor. En 1169, Fernando Rodríguez de Castro el Castellano, capturó en la batalla de Badajoz al rey luso y a Sempavor. A cambio de su libertad le entregaron castillos como los de Trujillo y Montánchez para formar un señorío semi-independiente frente a leoneses, portugueses y almohades.

Durante 1186 tal señorío revertió al rey Alfonso VIII, que cedió esos castillos a las órdenes de Santiago y San Julián de Pereiro. Sin embargo, la perderían poco después a manos de los moros. En 1232, el rey Fernando III conquista definitivamente Trujillo. A esa fecha se remonta la devoción hacia la Virgen de la Victoria, cuya imagen está colocada en la muralla entre dos torreones, para proteger a su ciudad.

La entonces llamada Truxellum recibió un fuero, otorgado por Alfonso X, siendo más tarde escenario de contiendas entre nobles. Tras la concesión del título de ciudad por Juan II en 1432, Isabel la Católica estableció la Santa Hermandad en Extremadura, reduciendo las cuitas nobiliarias. Como villa de realengo era gestionada por un concejo que arrendaba las dehesas, realizaba obras públicas y prestaba servicios varios. Esto aportó mucho más autogobierno que a las localidades sometidas a la jurisdicción de los Señores.

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plaza mayor trujillo
Plaza Mayor

En el siglo XVI numerosos indígenas marcharon a la conquista de América: Orellana, Francisco Pizarro, García de Paredes y Francisco de las Casas fueron los más célebres. Las familias indianas son las responsables de varios bellos edificios que ver hoy en Trujillo. Desde finales del siglo XVI la historia de Trujillo ha estado marcada por factores negativos. Por ejemplo, la ruina de la Corona, los abusos de los terratenientes de los contornos o la arrogancia de la Mesta. Todo ello provocó un notable empobrecimiento.

Al encontrarse Trujillo en el Camino Real que conducía a la plaza de armas de Badajoz, fue escenario de combates en la guerra de Restauración de Portugal. Así, en 1653, los habitantes de Trujillo compraron un voto conjunto en la Cortes para defender sus intereses.

Trujillo inauguró el siglo XVIII con la Guerra de Sucesión al trono español. Sumada a anteriores conflictos ocasionó una mayor ruina y desolación. Algunos visitantes de la época describieron una serie de calles semidesiertas y edificios abandonados. Durante la Guerra de Independencia (1808-1814) fue ocupada durante más de once meses por los franceses, que la exprimieron económicamente. Ya en el siglo XIX se configuraría como un amplio centro comarcal. El comercio ganadero estabilizó la situación de la ciudad, pero no impidió el éxodo de sus habitantes. Poco a poco el turismo se está convirtiendo en una fuente de riqueza.

A continuación, conoce lo mejor que ver en Trujillo.

Se puede comenzar el recorrido por lo que ver en Trujillo por el antiguo recinto intramuros, espacio que alberga el “núcleo originario” de la ciudad. Se desarrolla en torno al Castillo de Trujillo y está circundada por los restos de la muralla musulmana. La defensa sería reconstruida tras la conquista cristiana.

Es posible acceder al enclave desde la Plaza Mayor de Trujillo, a través de la Puerta de Santiago. Esta se halla flanqueada por el Palacio de Luis de Chaves el Viejo y la Iglesia de Santiago (siglo XII y románica). La atención del visitante se verá rápidamente cautivada por la presencia del Castillo de Trujillo, al que se llega bordeando las murallas. Fue alzado por los musulmanes sobre el cerro o Cabezo del Zorro hacia mediados del siglo IX. Son visibles las ampliaciones del siglo XII y del XV, momento en el que se añade el segundo recinto fortificado o Albacara.

La Plazuela de Santa María constituyó el centro de la villa intramuros. Allí está la casa natal del conquistador del Perú, que actualmente acoge el Museo Francisco Pizarro (siglo XV). También acoge el Convento de las Jerónimas (siglo XV), en el que se ha instalado el Museo del Traje. Por último, queda la Iglesia de Santa María la Mayor. Se trata de un templo gótico del siglo XV, cuyas obras comenzaron dos siglos antes. De esta forma se puede ver la influencia del estilo románico en el ábside y la torre. Dentro están los panteones de los más grandes linajes de la ciudad. Posee además un interesante retablo mayor, de estilo gótico y con tablas de Fernando Gallego (siglo XV), así como un coro plateresco.

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En contacto con la muralla de poniente, aparece el que fue en sus orígenes El Convento de San Francisco el Real. El conjunto es conocido popularmente como “Convento de la Coria” por su proximidad a la puerta del mismo nombre. Carmen Ortueta y Xavier de Salas adquirieron el lugar, en estado ruinoso, y constituyeron una fundación dedicada a recoger las relaciones culturales entre España e Iberoamérica. Asimismo, alberga el Museo Museo de la Coria.

Cerca está la singular calle de las Palomas, que enlaza Santa María la Mayor con la Puerta de San Andrés. Esta vía que ver en Trujillo acoge la Casa de Francisco de Orellana (siglo XV), descubridor del Amazonas. También la de los Chaves-Calderón, con el balcón esquinado característico de la arquitectura trujillana. Enfrente se alza la de los Rol-Zárate y Zúñiga (siglo XV). Al final de la calle se hallan el Alcazarejo de los Altamirano (siglo XIII) y, defendiendo la puerta de San Andrés, la Casa fuerte de los Escobar (siglo XV).

Tras la Iglesia de San Andrés (siglo XVI), se sitúa la impresionante Alberca musulmana, que algunos autores identifican con unas termas romanas. Tiene 11 metros de profundidad y sirvió como baño público hasta 1935. Otras edificaciones próximas son el Hospital de la Concepción y el Alcazarejo de los Bejarano. Tal bastión defendía de la contigua Puerta de Fernán Ruiz.

Continuando con lo que ver en Trujillo se sitúa la zona renacentista. Todo su entorno es producto de un desarrollo urbano correspondiente a un considerable crecimiento de población. El espacio tiene como eje la Plaza Mayor de Trujillo. La ampliación es del siglo XV, momento en el que el recinto amurallado se hizo insuficiente para albergar a los nuevos pobladores.

En la misma Plaza Mayor de Trujillo estuvo situada la famosa Picota, la más grande de Extremadura, decorada con el escudo de los Reyes Católicos. Tal hito hoy ha quedado desplazado hacia la zona del ensanche. Actualmente, preside el lugar la estatua ecuestre de Pizarro, realizada en bronce por el escultor Charles Rumsey (1929).

En el ángulo noroeste se sitúa la Iglesia de San Martín, construida entre los siglos XIV y XVI. Se trata de una mezcla de estilo gótico y renacentista. Su sobrio exterior se corona con las dos torres de los pies, poseyendo nave única y presbiterio ochavado. En el lateral derecho del templo, está el Palacio de los Duques de San Carlos (siglo XVI), con su rica portada plateresca. El ángulo del edificio queda coronado por el escudo familiar, dispuesto como un clásico balcón esquinero. Todo el conjunto se halla rematado con un conjunto de chimeneas mudéjares.

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Monumento a Francisco Pizarro en Trujillo
Monumento a Francisco Pizarro, conquistador de El Perú

En el rincón sureste de la Plaza Mayor de Trujillo se erige el Palacio del marqués de Piedras Albas (siglo XVI). Muestra una fachada porticada, decorada con arcos de influencia florentina. En el otro ángulo está el Palacio del marqués de la Conquista (siglo XVI), construido como residencia de Hernando Pizarro. Sería reformado por Churriguera en el siglo XVIII. El elemento más llamativo del conjunto es el bello balcón de esquina con los bustos de la familia Pizarro y el escudo de armas del conquistador de Perú. Muy cerca, el visitante encontrará el Ayuntamiento Viejo y el Palacio de los Chaves Cárdenas, de estilo neoclásico.

En el lado norte de la Plaza Mayor de Trujillo está la Casa de la Cadena (siglo XV). Tan curioso nombre deriva de símbolo del privilegio de asilo real, concedido por Felipe II, que luce en su fachada. Tras ella se encuentran el Palacio de los Chaves Sotomayor (siglo XVI) y la Iglesia de la Sangre (siglo XVII).

En la colindante calle de Ballesteros, se halla otro hito que ver en Trujillo. Es el renacentista Palacio de Santa Marta. Cerca, entre la plaza y la puerta de San Andrés se erige el Palacio de los Orellana-Pizarro. Hace gala de una galería porticada entre torres hacia el exterior y un patio plateresco.

De estilo más moderno es el Ayuntamiento Nuevo, instalado en la antigua alhóndiga, frente al Palacio de los Pizarro Aragón. Asimismo, destaca el Palacio de los marqueses de Sofraga, en la plazuela de San Miguel, por su balcón esquinado. Por último en el entorno hay varios conventos, también renacentistas o neoclásicos. Además de su valor arquitectónico conservan en su seno notables obras artísticas. Con esto concluye el paseo por lo mejor de Trujillo.

Imprescindibles

Castillo de Trujillo
Castillo de Trujillo
Plaza Mayor de Trujillo
Plaza Mayor de Trujillo

Datos prácticos

Coordenadas

39° 27′ 45” N , 5° 52′ 58” W

Distancias

Cáceres 45 km, Badajoz 150 km, Madrid 250 km.

Aparcamiento

Se puede estacionar en las calles aledañas a la plaza. Hay un parking de pago junto al Ayuntamiento.

Altitud

586 m.

Habitantes

9085 (2013).

Estas son las grandes festividades que ver en Trujillo. Semana Santa, Fiesta tradicional del domingo de Resurrección o El Chíviri y Fiestas de la Santísima Virgen de la Victoria (agosto).

Otro evento notable que ver en Trujillos es la Feria Nacional del Queso (mayo).

Telas, bordados, encajes, muebles y joyas.

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