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Qué ver en Cuenca

Dónde dormir en Cuenca y qué ver en Cuenca

La ciudad de las hoces y del arte contemporáneo.

La localidad castellano-manchega se sitúa en un espectacular entorno, en plena serranía y sobre una plataforma rocosa tallada por las hoces de los ríos Júcar y Huécar. Un casco antiguo repleto de obras de arte y una catedral muy singular componen lo mejor que ver en Cuenca. También posee una interesante oferta de arte contemporáneo. Una capital provincial muy coqueta.

Planifica tu escapada a Cuenca.

La capital conquense es un importante destino artístico y monumental. La visita a todo lo seleccionado en la sección “Qué ver en Cuenca” requiere dos días completos. Resulta casi imprescindible quedarse otro día y visitar el Parque Natural de la Serranía de Cuenca. La atención al respecto se la llevan principalmente la Ciudad Encantada y los Callejones de las Majadas. La visita se puede salpimentar con diversas opciones de turismo activo.

Quien regrese hacia Madrid puede desviarse durante una hora para visitar la poco frecuentada Uclés. Si dispone de algo más de tiempo, podría incluso bajar un poco más para ver la ciudad romana de Segóbriga. Los mejores alimentos y alojamientos están en las páginas especializadas sobre Dormir y Comer en Cuenca.

¿Quieres conocer este sitio?

Para apreciar al cien por cien lo mucho que ver en Cuenca, primero hay que conocer su historia. Esta se inició en tiempos de los árabes. Los mahometanos aprovecharon la disposición estratégica entre las hoces de los dos ríos que la bordean. Para ello diseñaron un castillo al que llamaron Conca, dentro de la cora de Santaver. La plaza fue creciendo en importancia y población, llegando a disponer de alcázar, plaza mayor y mezquita.

El esplendor de los Omeyas favoreció a la ciudad con una pujante productividad agrícola y textil. Sin embargo, los altibajos de la Reconquista y la desaparición del Califato de Córdoba en 1031 la convirtieron en una plaza fronteriza. Tiempo después, y tras nueve meses de asedio, el 21 de septiembre de 1177 Alfonso VIII tomó posesión de la misma. Según la tradición, el pastor Martín Alhaya consiguió que algunos asaltantes cristianos cruzaran la puerta de Aljaraz recubiertos con pieles de oveja. Lo hicieron confundidos entre el rebaño con que se abastecía de carne la guarnición musulmana. Así, tomaron por sorpresa a los guardias y abrieron las puertas al resto del ejército.

Acabada la conquista, se constituyó una sede episcopal y un concejo, regido éste por el famoso Fuero de Cuenca. Redactado en 1190, sus 950 leyes le concedían un valor tan práctico que propició que se diera también a muchas otras poblaciones. El rey residió en la ciudad durante diez años, promoviendo las obras que transformaron la mezquita en catedral. Estas se prolongaron hasta comienzos del siglo XIV. Uno de sus promotores más notables fue el obispo Julián, cuyos restos fueron depositados en una arca de plata en una capilla dedicada a él. Posteriormente sería canonizado, contribuyendo a la afluencia de peregrinos al lugar. El templo acabaría siendo denominado catedral de Santa María y San Julián de Cuenca.

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Como en tiempos de los musulmanes, la producción textil y ganadera brindó a la ciudad un esplendor económico. Clara huella de ello es su entramado urbanístico. Este comenzó a extenderse extramuros, apareciendo los barrios de San Antón y de Tiradores. En el marco de las disputas entre el rey Alfonso XI y su tío el Infante Don Juan Manuel, Cuenca llegó a formar parte durante algunos años del señorío de Villena. Con todo, más tarde volvió a ser propiedad de la Corona.

Vista antigua de la Plaza de Canovas en Cuenca
Vista antigua de la Plaza de Canovas

Durante los siglos XV y XVI, nobles e Iglesia darán a la ciudad un impulso constructor sin precedentes. Palacios, monasterios y parroquias surgen como reflejo de su relevancia política y económica. Esto propició la atracción de importantes artistas, como el polémico “Jamete” El afamado escultor francés realizó entre 1546 y 1550 la monumental portada renacentista que conecta el brazo del crucero de la catedral con el claustro. El Arco de Jamete es el elemento más espectacular de la catedral y uno de los más bonitos que ver en Cuenca capital.

Por desgracia, solo una centuria después, el hundimiento de la industria de paños llevará a Cuenca a una enorme decadencia económica y demográfica. La crisis duró hasta el siglo XX. El 15 de julio de 1874 se produjo una de las historias más insólitas de la ciudad. Cuenca fue asaltada por el Ejército Carlista del Centro. Lo comandaba el Infante Alfonso de Borbón, acompañado de su esposa María de las Nieves de Braganza. Su estancia duró pocos días, pero desvalijaron de tal modo la ciudad que es recordada como “el Saco de Cuenca”.

Mucho más virulenta fue la destrucción y el robo de los templos conquenses por parte de milicianos anarquistas en julio de 1936. Como no hubo sublevación ni enemigos armados a los que combatir, estos procedieron a asesinar a los derechistas y a saquear la catedral. También sacaron los restos de San Julián de la arqueta de plata que los contenía, quemándolos a continuación. Después de una costosa restauración la ciudad ha recuperado su impresionante casco histórico. Tan efectivo fue el arreglo que ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Ahora, no te pierdas qué ver en Cuenca.

En la Plaza Mayor está la Catedral de Santa María y San Julián. Pese a los muchos monumentos de la ciudad, es lo más impresionante que ver en Cuenca. Como se ha comentado en “Historia de Cuenca”, fue construida a partir de 1182 sobre la antigua mezquita musulmana. El estilo gótico-normando predomina en el templo. Se trata de un edificio con estructura de cruz latina, tres naves y un ábside de siete caras. Muy original y único en España es el diseño del triforio de estilo anglo-normando. Decorado con estatuas de ángeles, sostiene el peso de las naves laterales sobre la central.

Anejo al bloque central del edificio está el bello claustro renacentista (1577), que merece una visita sosegada. A este se accede por el llamado Arco de Jamete, magnífica fachada interior que rodea la puerta y obra de arte más destacada del templo. Otra portada de piedra importante que merece atención es la de la Capilla Muñoz. Hay más capillas interesantes, como por ejemplo la de los Apóstoles y la del Espíritu Santo. Unos de los elementos más interesantes del edificio son sus rejas, especialmente las de la Capilla Mayor y la Capilla de los Caballeros. Las puertas de la Sala Capitular, otro lugar de gran belleza que ver en Cuenca, son obra de Berruguete.

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La Catedral de Santa María y San Julián fue saqueada en 1936 por milicianos. Fruto del destrozo desaparecieron la mayor parte de sus imágenes. De las que quedan, la más importante es la Dolorosa de Pedro de Mena, situada en el retablo del Altar mayor. El Tesoro Catedralicio puede visitarse en el propio templo y en el Museo Diocesano, donde están parte de sus fondos.

En la misma plaza se encuentra el Ayuntamiento, de 1733 y estilo barroco. También el Convento de las Petras, edificio del mismo siglo. Cerca, en la calle de San Pedro, están muchos de los edificio que ver en Cuenca capital. Buen ejemplo es la Casa del Canónigo, construcción gótica adintelada. Asimismo destacan el Convento de las Angélicas, unido a la Iglesia de San Nicolás de Bari, y el Convento de Carmelitas Descalzas (s. XVII). Este último alberga la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Fundación Antonio Pérez, con una interesante colección de arte contemporáneo.

Catedral de Cuenca en Castilla-La Mancha
Catedral de Cuenca

En la peculiar plaza del Trabuco se ubica la Iglesia de San Pedro. Amén de la catedral, es el templo más representativo de la ciudad y por tanto algo que ver en Cuenca capital sin duda. De origen románico, fue reformada por Martín de Aldehuela en el siglo XVIII. Destaca su planta octogonal y el impresionante artesonado mudéjar que decora el interior de una de sus capillas.

En el paseo hacia los miradores del Júcar se encuentran la Iglesia de San Miguel. Magnífico edificio del siglo XII, hoy se ha convertido en auditorio. El antiguo Convento de los Descalzos, con una cruz votiva sobre la que corren varias leyendas populares, y el santuario de Nuestra Señora de las Angustias completan el patrimonio de esta zona conquense.

La Calle de Alfonso VIII, otro acceso a la Plaza Mayor, brilla por sus coloridas fachadas. La vía conserva además dos magníficas casonas del siglo XVII: la Casa del Corregidor y la de los Clemente Aróstegui. Ambas poseen una muy buena rejería. Acoge otros dos lugares obligados que ver en Cuenca: el Seminario Conciliar de San Julián, de bella portada barroca, y la Torre de Mangana, alzada sobre las ruinas del antiguo alcázar.

Atravesando el arco de la puerta de la muralla uno se topa con el Puente de San Pablo. Constituye el más significativo ejemplo de la arquitectura industrial de Cuenca. Desde él se obtienen las mejores vistas de las Casas Colgadas. Junto a la catedral, son el graqn símbolo de la ciudad y un monumento imprescindible que ver en Cuenca. Fueron construidas en el Medievo y en la actualidad solo se conservan la Casa de la Sirena y la Casa del Rey.

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Otras construcciones peculiares para ver en Cuenca son los rascacielos. Se trata de un conjunto de edificios cuya entrada, por la calle Alfonso VIII, presenta una apariencia muy diferente a la fachada trasera. Esta se precipita sobre la Hoz del Huécar, generando un muro de ocho o diez plantas.

El puente de San Pablo termina en el Convento de San Pablo, levantado en 1523 aprovechando la estructura rocosa de la hoz. Hay que señalar aquí la magnífica portada rococó y la Iglesia, de estilo gótico decadente. En la actualidad, el edificio ha sido restaurado y convertido en Parador Nacional.

Existe una importante oferta museística que ver en Cuenca. En las Casas Colgadas está el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, con su excelente colección de pinturas y esculturas de artistas nacionales de los años 50 y 60. Por su parte, dentro del Convento de las Carmelitas Descalzas está la Fundación Antonio Pérez, con obras que el artista reunió a lo largo de su vida. Adosado a la catedral conquense está el Palacio Arzobispal, en cuya planta baja se encuentra el Museo Diocesano. Enfrente se halla el Museo de Cuenca, con su excelente colección de arqueología. También en el casco antiguo se halla el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha. El espacio se dedica a explicar diversos aspectos de biología, astronomía o geología a través de montajes interactivos.

Con esto culmina el repaso a lo mucho que ver en Cuenca.

Imprescindibles

¿Qué ver en Cuenca? Sus Casas Colgadas
Casas Colgadas conquenses.
Convento de San Pablo en Cuenca
Convento de San Pablo

Datos prácticos

Coordenadas

40° 4′ 18″ N, 2° 8′ 6″ W

Distancias

Toledo 182 km, Madrid 163 km.

Aparcamiento

Se puede aparcar en la Plaza Mayor, aunque es recomendable dejar el coche en la parte baja de la ciudad.

Altitud

1000 m.

Habitantes

56 107 (2013).

He aquí las principales fiestas que ver en Cuenca: San Julián (28 de enero), Jueves Lardero (jueves anterior al miércoles de ceniza), Semana Santa (de Interés Turístico Internacional), Virgen de la Luz (1 de junio), Ferias y Fiestas de San Julián (última semana de agosto), San Mateo (del 17 al 21 de septiembre).

Otros eventos que ver en Cuenca: Bienal Internacional de Teatro de Autor (junio), Semana de Música Religiosa (primera semana de abril), Semana Internacional de Cine (última semana de noviembre).

Cuenta con una tradición alfarera importante, cuyo máximo exponente es el toro ibérico que se encuentra en cualquiera de las tiendas repartidas por el casco antiguo.

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