Aquello que ver en El Palmar está ligado a su historia. La antigua isla de El Palmar hasta 1248 fue habitada por los musulmanes. En el Libro del Repartimiento del rey Jaime I los terrenos fueron asignados a algunos de los guerreros que le acompañaron en la cruzada de reconquista de Valencia.
Sin embargo, al comprobar el rey que los musulmanes iban a abandonar el lugar en masa, quedándose sin los barqueros y pescadores que abastecían a Valencia, el rey ordenó que un centenar de ellos y sus familias fueran retenidos.
Además, para fomentar la pesca en la Albufera y suplir la partida de tantos moriscos, el rey concedió a cualquier varón valenciano el privilegio de pescar en ella. A cambio, entregaban a la Corona un quinto de su valor. La distinción entre hombres y mujeres duraría en la historia de El Palmar hasta finalizado el siglo XX, cuando algunas herederas de aquellos colonos verán reconocido su derecho a pescar.
Por la escasez de tierra cultivable y la inseguridad que causaban los desembarcos de corsarios berberiscos en busca de rehenes y pillaje, hasta el siglo XVIII la mayor parte de los pescadores vivían en los núcleos de población de los contornos. Matenían en El Palmar solamente las barracas donde guardar sus útiles laborales.
Hacia 1778 ya había una ermita desde la que prestar auxilio espiritual a los habitantes, alrededor de ella se va produciendo el asentamiento estable de pescadores y sus familias. Estos irán desecando el lago, transformando las riberas en tierras de cultivo. Esto facilitó su sustento y atrajo a más colonos.
En 1854 contaba 65 barracas y una ermita que dependía de la iglesia de Pinedo. Suponían 300 pobladores adscritos al municipio de Ruzafa. Al año siguiente se produce un incendio que calcina la mitad de las barracas. A partir de entonces se produce una paulatina sustitución de las barracas edificadas con cañas y barro. Se comienzan a elaborar con otros materiales de construcción menos inflamables y más perdurables. En 1930 la vivienda más habitual era ya la casa de planta baja.
Se construyeron tres puentes sobre las acequias y El Palmar se unió por tierra con la carretera Nazaret-Oliva. Progresivamente, lo que originalmente era una isla dentro del lago quedó integrado en la periferia de la Albufera.
Este pueblo vive hoy de la pesca en la Albufera. También del cultivo intensivo del arroz y de los numerosos restaurantes (tan numerosos como sus vecinos) que atienden a quienes allí acuden. Muchos vienen atraídos por la calidad de sus arroces y paellas.
Las series de televisión que han adaptado obras de Vicente Blasco Ibáñez -como Cañas y Barro y Arroz y tartana- han contribuido a su popularidad.
A continuación, corresponde leer el apartado Qué ver en El Palmar.