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Castillo de Culla, el capricho templario antes de su fin

Castillo de Culla, el último capricho templario

La Orden del Temple fue fundada en 1118 para rescatar Jerusalén de la ocupación turca. Los templarios tuvieron una gran importancia en la Península Ibérica, incluida la zona de Castellón, dónde en 1303 las tierras del señorío pasaron a manos de la Orden. Siendo esta la última adquisición en la Corona de Aragón antes de su separación en 1314, incluso la más cara. El Castillo de Culla es uno de los castillos templarios de España más espectacular de la Orden. Una joya arquitectónica de origen medieval con una larga historia. Merece la pena un recorrido por las huellas de los templarios en la zona, que mostrará la Culla más medieval.

Recorrido por la historia del Castillo de Culla

Pueblo de Culla, en Castellón
Pueblo de Culla, en Castellón | Shutterstock

El Castillo de Culla es originario del siglo XII. La arquitectura era de planta irregular, compuesto por tres recintos amurallados, adaptándose así a las irregularidades del terreno. Tuvo un papel esencial durante la expansión aragonesa, que instaló aquí la punta de lanza que miraba al Levante. Hasta que pasó a manos de los templarios tras la compra del señorío de Culla, por 500.000 sueldos valencianos, siendo esta la última y más cara adquisición de la Orden.

Años más tarde, tras la caída de los templarios, la propiedad pasó a la Orden de Montesa. Durante la primera guerra carlista es tomado por el general Cabrera, hasta que en 1840 fue conquistado por los liberales quedando en estado de abandono. El general Baldomero Espertero ordena destruir el castillo en 1842 para utilizar sus piedras en la construcción de viviendas del pueblo.

En la actualidad está en ruinas, siendo posible observar tan solo algún vestigio de lo imponente que fue años atrás. Entre los restos destacan la Torre del Pare Pere y las murallas y torreones. Además de la puerta de entrada a la Barbacana y los escudos de armas de la Orden Montesa. Es posible visitar sus alrededores. A pesar de su mal estado de conservación, merece la pena conocerlo. Además, se han reconstruido algunas partes para que se pueda apreciar lo que fue en su día. En estos trabajos de recuperación se han encontrado fragmentos cerámicos del siglo III a.C. junto con una serie de pinturas realizadas a carbón representando el conflicto de las Guerras Carlistas.

El pueblo de Culla, uno de los más interesantes de la Comunidad Valenciana, refleja a la perfección la historia peninsular gracias a que albergó numerosas culturas, cómo los íberos, musulmanes, cristianos, templarios y las guerras entre carlistas y liberales. Declarado Bien de Interés Cultural debido a todos los monumentos que alberga con una gran importancia patrimonial, cultural e histórica.

El interés de los templarios en Culla y su castillo

Ruinas del castillo de Culla, Castellón
Ruinas del castillo de Culla, Castellón | Shutterstock

Los templarios tenían un gran interés en conseguir el señorío de Culla, teniendo varias negociaciones con el monarca y la familia Anglesola para que les fuera donado. Sin embargo, todas estas reuniones de nada sirvieron, decidiendo entonces comprarla por una cifra que llegó hasta medio millón. Esta adquisición fue de gran importancia para ellos debido a la estratégica ubicación de Culla. Frontera entre Aragón y Valencia, era un punto clave para la expansión del cristianismo, además de ofrecer un control aduanero del comercio entre ambos territorios.

El Archivo Municipal conserva el documento original de la compra, firmado por Guillem d´Anglesola y por Anarld de Banyuls, quién firmó con el nombre de Jacques Molay, conocido como el último gran maestre de la orden. Como curiosidad, esta fue la última adquisición de los templarios en la corona de Aragón, además de la más cara antes de su controvertida caída en 1314. Por orden del Papa Clemente, sus posesiones pasaron a ser propiedad de la orden de Santa María de Montesa.

Culla: parte de la simbología escondida de los templarios

Vistas desde el Castillo de Culla, Castellón
Vistas desde el Castillo de Culla, Castellón | Shutterstock

Las razones por las que se piensa que la Orden del Temple pagó tanto dinero por la compra de Culla son numerosas. Unos afirman que fue por ser un punto estratégico gracias a su ubicación, incluso se dice que dieron refugio en este lugar a cátaros fugitivos de Occitania. Sin embargo, existe una leyenda templaria que destaca entre algunos de los mitos de la Orden. Esta leyenda vincula a Culla con los conocidos como “lugares de poder” o “cartografía mágica templaria” repartidos por toda la Península Ibérica. Todos ellos con una significativa presencia de la Orden: Toledo, Caravaca, el cañón del río Lobos en Burgos y Soria, y Culla, entre muchos otros. Especialmente, los templarios tuvieron una gran importancia al norte de España.

Estos lugares son núcleos estratégicos, siendo vigilados con su presencia en ellos. Se trata de algunos puntos misteriosos en los que se dice que se escondían algunos de los secretos mejores guardados de la Orden. Entre estos secretos destacan las reliquias del Arca de la Alianza y el Santo Grial, tesoros que muchos afirman que están ocultos en la península.

Se trata de una especie de simbología oculta que los templarios “tallaron” en la Península Ibérica, donde se marcan los lugares dónde la Orden tuvo una gran presencia. Culla sería uno de estos, pudiendo señalar con exactitud la cruz templaria sobre la península.

Por ello, muchos afirman que esta es la verdadera razón por la insistencia de los templarios en hacerse con el señorío de Culla, siendo incluso la adquisición más cara. Realidad o mito, es parte de la historia de este precioso pueblo de Castellón, alimentando aún más la fuerte leyenda que rodea a los templarios. La visita al castillo de Culla y sus alrededores es una de las mejores formas de conocer de lleno la huella templaria por la Península Ibérica. Desde la temprana gloria del Temple aragonés hasta su caída.