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Qué ver en Altea

Dónde dormir en Altea

Capital Cultural de la Comunidad Valenciana

Las famosas cúpulas de su iglesia destacan en lo alto de uno de los enclaves más hermosos de la Costa Blanca, objetivo favorito de los piratas berberiscos en el siglo XVI. El tipismo de sus blancas y azules casas apiñadas en la colina resultó propicio para la actividad creadora de muchos artistas. De esta forma, en las últimas décadas, se han multiplicado las galerías de arte e infraestructuras culturales. ¿Te animas a descubrir qué ver en Altea?

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Ubicada en un pequeño montículo, a la vera del mar, Altea está considerada como una de las localidades más bellas de la Costa Blanca. Entre el caserío bajo se encuentra su maravilloso pueblo viejo. Aquí sobresale la preciosa cúpula azul y blanca de la Iglesia de la Virgen de la Consolación. Es también en esa zona donde se puede disfrutar del ambiente más animado ya que allí se instala el mercadillo del pueblo.

Para visitarla se requiere de un día entero. Muy bien comunicada por autopista, desde allí se puede hacer una excursión al espacio natural del Peñón de Ifach y la atractiva Calpe. Otra opción es seguir más al norte hasta las playas y atractivos de Dénia.

Hacia el interior una excursión indispensable es a la pequeña y singular Guadalest, donde pasar un par de horas. Se puede continuar por la carretera para ver la poco visitada e interesante Alcoy. Al ser una zona con bastante afluencia turística, recomendamos visitar nuestra página Dormir y comer en Altea, y reservar con tiempo.

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¿Quieres conocer este sitio?

Aquello que ver en Altea está ligado a su historia. Una colina cercana a una segura fuente de agua era un lugar de asentamiento ideal en la Prehistoria. Por ello fue poblada por íberos, fenicios, griegos, cartagineses y romanos, que han dejado algunos vestigios.

La invasión musulmana del 711 cambió la propiedad de las tierras, manteniendo algunas costumbres de esa alquería fortificada. A partir del siglo XI el lugar dependió del reino taifa de Denia.

En 1244, en nombre del rey Jaime I el Conquistador de Aragón, la mesnada del caballero don Bernardo de Abella conquista Altea. Ese mismo año se firmó el Tratado de Almizra. Así se fijaban los límites entre los reinos de Castilla y Aragón adjudicando Altea a esta última. En tal estado quedó la fortificación y las casas que el Rey debió decretar su inmediata reconstrucción por parte de los colonizadores cristianos que acudieron allí.

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La relación entre los mudéjares con sus nuevos señores cristianos y con los colonos fue, desde el principio, muy difícil. En enero de 1245 la administración de la alquería de Albalat -próxima a Altea- le fue encomendada al caballero Sancho Rodríguez de Corella. Sin embargo, la población fue arrasada cuatro años después por la rebelión de Al-Azraq (Ojos azules), el caudillo mudéjar que se hizo con el control de la zona.

En el documento de rendición que firmó Al-Azraq se estipuló que entregaría el castillo y pueblo de Altea a su hermano Bicem. Por lo tanto, la población seguiría siendo gobernada por un musulmán. En el 1270 el territorio vuelve a ser administrado directamente por la Corona de Aragón. Éste le encarga su administración al caballero Jaime Gruny.

El rey Pedro III le concede la Carta Puebla en 1279. Su hijo Alfonso III de Aragón entregó la plaza a su vasallo Jazperto V de Castellnou siete años después. A ésta siguieron más cesiones de propiedad de la villa.

En 1526 Altea es saqueada por corsarios berberiscos. En 1529, 1546 y 1584 hay nuevos desembarcos y saqueos de los alrededores, pero sin llegar a ocupar la fortaleza. Después de eso, en 1597 se construye una moderna muralla, que consigue disuadir nuevas incursiones.

Qué ver en Altea
Vista de Altea hacia 1959

Al comenzar la Guerra de Sucesión, Altea se declaró en rebeldía frente a Felipe V, proclamando rey al Archiduque de Austria. En agosto de 1705 las tropas inglesas desembarcaron allí para atacar luego Valencia. A lo largo del siglo XVIII permaneció en poder de la familia Palafox.

En esta época, al disminuir el peligro de los corsarios berberiscos, se demolió el castillo. Esto, unido al auge agrícola, pesquero, comercial y demográfico, motivó que en el siglo XIX se traslade la vida oficial y comercial desde la colina fortificada al más creciente núcleo urbano a la orilla del mar.

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Después de haber sido lugar favorito de Vicente Blasco Ibáñez, entre 1920 y 1930, la luz de Altea atrajo la atención de los pintores valencianos Genaro Lahuerta, Joaquín Mompó y Genaro Palau. También reside allí por algún tiempo el poeta Rafael Alberti.

En los años setenta atrajo a otros artistas como Benjamín Palencia, Eberhard Schlotter y Toni Miró. Decoraron casas y restaurantes, realizaron carteles para las fiestas locales y promovieron la apertura de galerías de arte.

El ambiente cultivado y el flujo de visitantes y compradores, que fue generando con el paso de los años, propició que en éste municipio se instalara el Palau de la Artes y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández

A continuación, corresponde leer el apartado Qué ver en Altea.

Altea es una muy bien conservada localidad que, al estar encaramada a una colina, se debe de recorrer a pie desde abajo, pues resulta casi imposible aparcar en ella. Por la Calle del Portal Vell (nombre del arco de entrada del antiguo recinto amurallado) y las calles de Salamanca y Mayor se asciende entre típicas casas de piedra encaladas y en azul, con sus tejados de teja árabe y sus rejas de color negro.

En la cumbre encontramos la Plaza de la Iglesia, el espacio más animado que ver en Altea. Aquí instalan su mercadillo los artesanos, se celebran algunos eventos musicales y es escenario de fiestas religiosas y profanas. Allí encontramos un excelente balcón desde el que contemplar los contornos.

La Iglesia de la Virgen de la Consolación (1910) se conoce como “Iglesia de Arriba”. Es el principal monumento que ver en Altea. Destacan sus dos emblemáticas cúpulas de tejas vidriadas azules y blancas. Sus dibujos fueron realizados artesanalmente y han alcanzado una notoriedad mundial al haber sido reproducidos por la publicidad institucional y los turistas. El edificio consta de tres naves, sus adornos son de yeso y todo el interior está muy decorado.

A su lado estuvo el castillo medieval demolido para ampliar el caserío. Del recinto fortificado también resta el llamado Portal Nou y la Torre de Bellaguarda. Se reedificó en el siglo XVI como atalaya para divisar a los corsarios. Está declarada Bien de Interés Cultural, por lo que es un espacio imprescindible que ver en Altea.

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Qué ver en Altea
Palau altea

La Fundación Schlotter está instalada en una casona del siglo XVIII, en la Plaza de Tonico Ferrer. Allí se exhiben óleos, acuarelas, dibujos, grabados, carpetas de grabado y libros de autor. También organiza exposiciones de artistas, conciertos y conferencias, ciclos de teatro, e incluso una feria de arte que ver en Altea.

En la nueva Casa de Cultura se encuentra ubicado el Museo Municipal Navarro Ramón. Lleva el nombre del pintor nacido en Altea en 1903. El otro museo de la localidad es el Casal del Fester, dedicado a las fiestas de Moros y Cristianos.

En la costa hay que ver en Altea el Puerto pesquero, en cuya Lonja hay subasta diaria de pescado. El Palau Altea se encuentra en las inmediaciones del núcleo urbano, centro cultural y de congresos que ofrece una programación musical y teatral.

En su interior alberga el Museo Étnico de la Música. Posee una colección de dos mil instrumentos reunida por el musicólogo Carlos Blanco Fadol, actualmente cerrado. Otra importante infraestructura cercana que ver en Altea es la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández.

A muy pocos kilómetros se halla Altea La Vella (Altea La Vieja), población previa a la actual. De esta destacamos la Fuente del Garroferet, (que nace bajo un algarrobo) de aguas medicinales y la Iglesia de Santa Ana (1885).

En conclusión, esto es todo lo que ver en Altea.

Imprescindibles

Qué ver en Altea
Iglesia Virgen Consolacion Altea
Qué ver en Altea
Paseo de Altea

Datos prácticos

Coordenadas

38º 06’ 00’’ N, 0º 2’ 56’’ W

Distancias

Alicante 55 km, Madrid 468 km

Altitud

61 m

Habitantes

24 333 (2013)

Entre todo lo que ver en Altea, nada como acudir a sus fiestas. Primero, Moros y cristianos (último domingo de septiembre). Segundo, Festa de l´Albret (San Juan, junio). Tercero, Fiestas de San Lorenzo (segundo domingo de agosto, castillo de fuegos artificiales desde la Olla de Altea).

El Mercadillo medieval marinero en honor a San Pere (finales de junio y principios de julio).

Galerías de Arte, anticuarios, talleres de cerámica y joyas.

La Mostra de Artesanía. Mercadillo del Colectiu d´Artesans d´Altea (Semana Santa, julio a septiembre).

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