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Al norte de Catalunya, besando las olas del Mediterráneo, surge una muralla fortificada que protege un precioso enclave. Tossa de Mar es uno de los lugares más conocidos de Costa Brava y también uno de los rincones con más encanto que se pueden encontrar en el norte de Catalunya. Este pequeño pueblo se ha convertido en uno de los imprescindibles de esta costa, un lugar donde la diversión, la cultura y el relax se combinan para ofrecer unas vacaciones o una escapada inolvidable. Pero, ¿cuál es la historia de este pequeño enclave? ¿Cuáles son sus mejores calas?
Historia de Tossa de Mar: el medievo congelado
La población de Tossa de Mar es muy antigua, tanto que desde el Neolítico, hace al menos 4.000 años antes de Cristo, ya estaba habitada. De hecho, en esta zona se han encontrado algunos vestigios prehistóricos como menhires (la forma más sencilla de los monumentos megalíticos), dólmenes y utensilios variados de piedra que pueden visitarse en el museo local.
Sin embargo, el enclave no comenzó a tener relevancia hasta la época romana, cuando se creó un asentamiento en un lugar llamado Turissia, nombre que utilizaban los íberos que la habitaban. De esta época quedan restos tan interesantes como la Vila Romana dels Ametllers, la Masía Carbotí y La Ses Alzines.
Tras la caída del Imperio Romano y entrando ya en la Edad Medieval, Tossa de Mar adquirió el aspecto que hoy, siglos después, luce en su casco antiguo: callejuelas adoquinadas, casas históricas y monumentos de una época pasada, como si el tiempo hubiera quedado congelado. Por supuesto, es en aquellos años cuando se construyó el imponente castillo de Tossa de Mar, ese que protege a la población desde la costa y le da al pueblo un toque de cuento. Pero, a pesar de su aspecto, Tossa de Mar nunca fue protagonista en las grandes guerras, por lo que pudo conservar su patrimonio en perfecto estado. Por todo ello en 1931 esta población fue declarada Monumento Nacional.
Calas y playas para todos los gustos
Uno de los mayores atractivos de Tossa de Mar reside, como ya se ha dicho, en sus pintorescas calas y playas, reconocidas internacionalmente. Las hay más grandes y pequeñas, más masificadas y más solitarias, por lo que la variedad es uno de los puntos fuertes. La más importante de todas ellas es la playa Gran, con un tamaño de 400 metros. Suele ser la más concurrida, por lo que hay que ir pronto para tener un buen sitio asegurado. Por suerte, cerca también se encuentra la playa mar Menuda, de menor tamaño y sin necesidad de alejarse demasiado del casco urbano.
Siguiendo hacia el norte, de entre los escarpados acantilados surgen varias calas que se ocultan entre ellos. Aquí la intimidad es la norma. Las más famosas son la cala Giverola, la Futadera y la Pola. Pero tampoco hace falta irse muy lejos para encontrar calas con encanto, porque tras el castillo de Tossa de Mar se ubica la cala Codolar. Es bastante más cercana y ofrece un espacio muy tranquilo y sin demasiadas aglomeraciones.
El castillo, un baluarte frente a los piratas
La panorámica imponente de las torres y el recinto amurallado del castillo de Tossa de Mar es de las postales y fotografías más recurrentes en este enclave. El castillo, que data del siglo XII, tenía una función defensiva, pues servía de protección frente a los ataques de los piratas berberiscos. Levantado sobre un cerro al sur del casco urbano, es todo un símbolo del pueblo. Asimismo, el recorrido por la fortaleza es gratuito. En sus instalaciones es posible acceder a algunos miradores desde los que se pueden contemplar impresionantes vistas de las playas.
Vila Vella, el corazón medieval de Tossa de Mar
Después de visitar el castillo, puede que el viajero se quede con hambre de más, de más turismo y de más historia. Por suerte, el recorrido puede continuar con la visita a Vila Vella. Vila Vella es el nombre que se le da al centro de Tossa de Mar. Se reconoce fácilmente debido a sus construcciones medievales, así como por el increíble recinto amurallado que lo rodea por completo y que se puede visitar de forma gratuita.
Asimismo, el pueblo adquiere aún más encanto en primavera, cuando las flores tiznan de colores las calles. Otro espacio emblemático por el que pasear en Tossa de mar es el barrio de la Roqueta, que colinda al mar Mediterráneo. Para cuando el hambre arrecie, impregnado de los olores de la costa, magníficos restaurantes se prestarán a surtir al visitante de pescado y marisco fresco.
Cultura en Tossa de Mar, el pueblo que enamoró a Ava Gardner
Además de todo lo expuesto, en Tossa de Mar también se puede disfrutar de una visita cultural. La villa Romana de Els Ametllers es, sin duda, el lugar indicado para esto. Situada en el Turó de Sant Magí y construida en el siglo I a.C, se conservan muy bien algunas de sus construcciones, como la zona termal y los mosaicos que decoraban el suelo de las casas.
Pero es en el Museo Municipal de Tossa de Mar donde se puede disfrutar aún con más detalle de la historia: yacimientos arqueológicos, monedas romanas y muchos más elementos de interés. También, y según la época del año, es posible contemplar aquí obras de diferentes artistas europeos, ya que se trata del primer museo contemporáneo de España.
Como curiosidad, Tossa de Mar ha sido inspiración para muchos artistas, incluyendo algunos de la gran pantalla. Es el caso de la reconocida actriz Ava Gardner, ya que en esta localidad de Girona se rodó una de sus películas. Gardner quedó, de hecho, completamente enamorada del pueblo. Es por este motivo que se puede encontrar una escultura de la artista en su reconocimiento. Las sorpresas y maravillas de Tossa de Mar nunca dejan de sorprender.
