Aquello que ver en Balsareny está ligado a su historia. Existen vestigios materiales de un primitivo asentamiento en la zona hacia el 2000 a. de C. Sin embargo, la actual Balsareny está estrechamente relacionada con su castillo de la Alta Edad Media. Lugar de paso en una de las rutas que conectan Barcelona con Francia, fue desde siempre un punto de encuentro de los arrieros que transportaban mercancías.
Hacia el año 826 fue una de las plazas fuertes que sostuvieron la rebelión contra los francos de los pobladores cristianos, liderados por el caudillo godo Aissó. Tras la derrota de los rebeldes el lugar quedó despoblado. Entre los años 877 y 883 el condado de Barcelona procede a repoblarlo. Será la familia Balsareny la encargada por lo que dará el nombre al lugar que gobernaría durante generaciones.
En el año 951, el lugar aparece mencionado, por primera vez, en un documento, como Balceringia. Los Balsareny venden el señorío a Ramón de Peguera, en 1281. En el siglo XIV Mateu de Balsareny ordena reconstruir el castillo. El monarca Juan I llegó a pernoctar en la fortaleza, siendo destacados sus vinos locales.
En ese mismo tiempo se canalizaron las aguas del Llobregat. Las obras supusieron un gran empeño, pues se tuvo que proyectar una esclusa para canalizar las aguas hasta Manresa, lo que causó gran polémica. Los Peguera mantuvieron el dominio hasta 1497. Apoyaron en la Guerra Civil Catalana de la remensa a la Generalitat frente a otros nobles.
En el siglo XVII aumenta el acoso de los bandoleros sobre el camino real que iba de Barcelona a la frontera, a través de Berga. Al estar abandonado el castillo, los bandoleros lo emplearán como escondite durante algunos años. Al producirse la sublevación de 1705, el pueblo forma parte del bando austricista. Por ello en 1714 es asaltada por el ejército de Felipe V. En los últimos años del siglo XVIII se aborda la importante obra del puente sobre el río Llobregat por iniciativa de Roc García.
El castillo fue ocupado en el siglo XIX por una guarnición francesa durante la Guerra de la Independencia. En 1838 el castillo medieval y el cercano fuerte de San Mauricio fueron asediados y conquistados por las tropas carlistas del militar, de origen francés, llamado Carlos de España. Se le conoce como “El Tigre de Cataluña”, por su ferocidad. Hasta el extremo de que sus propias tropas lo asesinarían hacia el final de la guerra, le desfigurarían el rostro y lo tirarían al río Segre.
A finales del siglo el tradicional cultivo de la vid estaría muy afectado por plagas que reorientarían la economía hacia la industria textil. En 1928 nace allí Pedro Casaldaliga. Fue un sacerdote claretiano que se convertirá en uno de los máximos autores de la Teología de la Liberación.
En la posguerra Balsareny fue cada vez más conocida por sus prósperas explotaciones mineras de potasa, las últimas reservas de éste mineral en Europa. La familia de los marqueses de Alós, que se hizo con la propiedad del castillo en el siglo XIX, vivió en el mismo hasta 1976.
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