Este recorrido por lo que ver en Urueña comienza traspasando la Puerta de la Villa de su bien conservada muralla. Las defensas encierran el cerro en que está enclavado el lugar. Su línea llega hasta las ruinas del Castillo de Urueña, del siglo XV. De la fortaleza se conserva la cuadrada torre del homenaje y torreones circulares. Actualmente sirve como camposanto.
Siguiendo el paseo de ronda sobre la muralla se llega a un mirador sobre los Monjes Torozos. Gracias a él se puede intuir todo el perímetro de la villa. El paseo acaba en la Puerta del Azogue, protegida por una torre. Cerca se halla la Iglesia de Santa María del Azogue (siglos XVI y XVIII). En reformas posteriores se le añadieron la espadaña, unos ventanales y pináculos. Dentro destaca una antigua pila bautismal, varias imágenes de buena factura y un retablo (siglo XVII).
Cercana a la Iglesia de Santa María del Azogue se alza la antigua casa hidalga conocida como Casona de Urueña o Casona de Mayorazga. Perteneció al obispo de Calahorra y acoge la Fundación Joaquín Díaz. Dicho musicólogo, especialista en tradición oral, ha reunido unos 600 instrumentos musicales, pliegos de cordel, aleluyas, lírica, narrativa antigua, discos, fotografías y grabados. Incluye un Museo Virtual, un Museo del Gramófono, una Fonoteca de temas etnográficos y una Biblioteca.
En un edificio anejo se encuentra el Museo de Campanas, con más de veinte ejemplares datados entre los siglos XV y XX. Muy cerca hay otro espacio del estilo que ver en Urueña: el Museo de la Música de Urueña. Su colección reúne instrumentos de la esfera del compositor y músico Luis Delgado.
La completa oferta etnológica de Urueña incluye también un centro de Interpretación sobre la historia local ubicado en las dependencias de la oficina de turismo para entender su historia. En el paseo del Oriente se halla el Aula Arqueológica Mercedes Rueda que presenta exposiciones de carácter temporal. En la misma calle se dispuso el Centro e-LEA Miguel Delibes. Se trata de un Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones donde se realizan diversas actividades educativas y culturales sobre el tema. Dentro es posible visitar el Museo del Cuento, que versa sobre las creaciones de la ilustradora Rosana Largo.
Por todo el pueblo hay diversas tiendas especializadas que completan la oferta literaria. Gracias a ello se ha ganado la fama de ser «el pueblo con más librerías con bares». Todo un hito.
Para continuar con lo que ver en Urueña hay que dirigirse a sus inmediaciones. En el valle, se erige la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciada (siglo XI). Se trata de un insólito ejemplo de templo románico lombardo en tierras castellanas. Su creación se debe a el obispo de la diócesis a la que pertenecía en aquel tiempo era catalán. Erigida sobre los restos de un monasterio mozárabe, posee planta rectangular con tres naves y tres ábsides semicirculares en la cabecera. La decoración exterior lombarda se manifiesta en pilastras planas y arquillos ciegos.
Entre los años 1745 y 1748, el arquitecto Andrés Julián de Mazarrasa, perteneciente a una familia de canteros y arquitectos de Trasmiera (Cantabria), efectuó el diseño y puso las condiciones de obra para la construcción de un camarín. El nuevo espacio de Nuestra Señora de la Anunciada tendría de planta cuadrada y cúpula sobre pechinas. De esta forma se facilitaría el acceso a la Virgen por medio de un doble pasillo circular que bordea el ábside por fuera. Se perforó el muro exterior y se creo una ventana para permitir iluminación de la imagen.
El último gran monumento que ver en Urueña y alrededores es el Monasterio de la Santa Espina. Doña Sancha de Castilla decidió fundarlo en 1147 para custodiar la reliquia de una de las espinas de la corona que llevó Jesucristo, todavía conservada. En un principio lo habitó el monje Nivardo, enviado allí por San Bernardo de Claraval. Junto a él llegaron monjes franceses del Císter. Tal comunidad lo rigió hasta ser expulsada en 1835 por el decreto de desamortización.
Al Monasterio de la Santa Espina se accede por un arco triunfal del siglo XVI. Muy cerca un monolito recuerda que allí tuvo lugar el encuentro entre Felipe II y Don Juan de Austria. El exterior y los claustros son del siglo XVI, en tanto que la fachada y torres de la iglesia son neoclásicos (siglo XVII). Del edificio original queda solo la sala capitular, la sacristía y la biblioteca claustral (siglo XII). Hoy la construcción sirve como escuela de capacitación agraria. En instalaciones anexas a él se encuentra el Centro de Interpretación de la Vida Rural.
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