La visita por lo que ver en Miranda del Castañar comienza con una contemplación de su imponente estampa, en una colina que domina el valle. Dos altas torres que destacan sobre el conjunto. Tras pasar frente a la Ermita del Humilladero (del siglo XIII), se llega a la explanada cuadrangular que debió de ser el foso que defendía al castillo y la muralla anexa. Este espacio viene desempeñando desde hace siglos el papel de Coso taurino durante las fiestas patronales. Los vecinos lo reivindican como el espacio cuadrado empleado para plaza de toros más antiguo de España. Se singulariza por los burladeros estrechos abiertos en los muros de granito de la fortaleza.
El Castillo de Miranda del Castañar (Monumento Nacional) defiende la entrada al pueblo medieval. Su configuración actual posiblemente data de finales del siglo XIV. Respecto a su torre del homenaje, posee una placa que indica su construcción en 1451. De estructura cuadrada, en sus lados sur y oeste es menos regular, con el fin de adaptarse al terreno. Asimismo, los muros fueron reforzados con torres circulares.
Las habitaciones nobles disponen de ventanas orientadas al sur para disponer de mayor luz y calor en un lugar con un clima frío. Son pocas las concesiones palaciegas del Castillo de Miranda del Castañar, que mantiene su carácter militar. Ni tan siquiera al finalizar las luchas nobiliarias en el siglo XVI se readaptó. El muro sur coincide con la muralla del siglo XIII, que con sus 631 metros de perímetro rodea todo el casco medieval.
A la derecha de la plaza, aún fuera del recinto amurallado, está la Casa Consistorial de Miranda del Castañar. Los escudos sobre el arco de entrada recuerdan su uso anterior como alhóndiga, así como su construcción en 1585. Al lado quedan las antiguas escuelas, rehabilitadas para mostrar al visitante la historia y los productos típicos locales.
El recinto amurallado mirandés mantiene su configuración original y que cuenta con cuatro puertas orientadas a los cuatro puntos cardinales. Esto lo hace uno de los hitos más notables que ver en Miranda del Castañar. La Puerta de San Ginés (siglo XVI) es llamada así por la capilla dedicada al santo y está adornada con blasones. A través de su arco gótico se accede a una plazuela de la que arranca la calle principal Derecha. Se trata de una empinada vía con casas que funden los aleros de sus tejados. Por ella se llega hasta la llamada Ronda Norte.
Este antiguo paseo de ronda es tan estrecho que se mantiene la mayor parte del tiempo en sombra. En algunos lugares los edificios se apoyan en la muralla orientada hacia el norte. Allí se alza también la llamada Puerta de la Villa. Si se continúa por la calle principal se llega a la iglesia local (siglos XIII y XIV). Su planta rectangular se divide en tres naves segmentadas por arcos moriscos de ladrillo. Al tiempo se puede disfrutar del artesonado mudéjar. El retablo mayor está presidido por el Cristo del Miserere y la Virgen de Gracia (ambos del siglo XVI).
Enfrente del templo está el campanario. Se compone de una poderosa torre independiente. Edificada por el ayuntamiento gracias a las aportaciones de los vecinos de la localidad, es de gran altura y tiene estilo clasicista. Su objetivo era dejar claro el poderío del consistorio frente a la nobleza. Uno de las construcciones más notables que ver en Miranda del Castañar.
Cercana a ella está el edificio de la Cárcel Real o “del Peso”, para usos municipales. También hay algunas casas cuyos escudos indican que fueron erigidas por nobles. En el camino hacia la Puerta del Postigo, situada al sur, se pueden observar más fachadas de viviendas de interés. Si se tuerce a la derecha, continuando por la calle del Postigo hasta el extremo oeste de la muralla, se llegará a la cuarta entrada al pueblo. Esta no es otra que la Puerta de Nuestra Señora.
En dirección al río Francia, la pendiente conduce al último templo que ver en Miranda del Castañar. Se trata de la Ermita de la Virgen de la Cuesta edificada en el siglo XVII, donde se venera a la patrona mirandesa. La virgen es una talla románica del siglo XIII, alojada en un camarín barroco de estilo churrigueresco.
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