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Cívica y sus cuevas, una extrañeza en Guadalajara

Balaustradas de Cívica

Cívica es una pedanía muy particular que se encuentra en la provincia de Guadalajara, concretamente entre Masegoso de Tajuña y Brihuega. De hecho, pertenece al ayuntamiento de esta última localidad. Se trata de un conjunto de casas abandonadas construidas en forma de cueva en la roca, lo que lo convierte en un lugar único en España. Un gran destino para quien haga una escapada por La Alcarria.

Un origen misterioso para un lugar sorprendente

Lo que hace especial a Cívica es que es una pequeña aldea vertical excavada en roca. Un conjunto que sorprende por inesperado. Puede recordar a las cuevas habitadas de Guadix, aunque el todo es muy diferente. Sin embargo, su funcionalidad es un misterio todavía hoy en día, pues no se sabe con qué intención se construyó. Es por ello que Cívica se puede considerar uno de los lugares más interesantes de Guadalajara.

Cívica desde las alturas guadalajara_1
Cívica desde las alturas. | Shutterstock

Su origen está atado a Don Aurelio, el cura de Valderrebollo, una población cercana a Cívica. Dicen que este hombre heredó un terreno en el lugar, pedanía de Brihuega. Desde 1950 hasta 1970, después de la misa, acudía todos los días sin falta junto con vecinos de otras localidades a tallar la roca. Así hicieron pasadizos, arcos ojivales, puertas, ventanales, balaustradas y todas las formas que se pueden ver en la actualidad.

Cívica
El conjunto de cavidades es extenso. | Shutterstock

También es un misterio cómo un sacerdote de un pueblo consiguió pagar de su bolsillo y durante tantos años el jornal a una cuadrilla de trabajadores para hacer una obra tan grande. Además, se cuenta con Don Aurelio siempre llevaba un cuaderno negro en el que apuntaba, a modo de diario, todas las cosas que descubría en el interior de sus cuevas Cívica. Muchas de ellas todavía no han salido a la luz.

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Asimismo, este lugar tan espectacular está rodeado de una densa vegetación y numerosos arroyos. Asimismo, posee fuentes naturales y cascadas, que hacen de Cívica un rincón con un aura extraordinaria. Sin lugar a duda, esta es una obra en perfecta combinación entre la acción de la naturaleza y del hombre.

La historia de Cívica

Si se retrocede en el tiempo, se cree que antes de que Don Aurelio decidiera llevar a cabo su obra, las cuevas naturales en donde se halla su obra pudieron ser habitadas en diferentes épocas. Entre los grupos de población que pudieron vivir en estas oquedades se encuentran eremitas durante la Edad Media, judíos sefardíes refugiados, sufíes de Brihuega, monjes jerónimos o templarios tras la disolución de la Orden del Temple.

Cívica luce muy bien en cámara
Cívica luce muy bien en cámara. | Shutterstock

Son muchas las leyendas que se cuentan sobre Cívica, pero una de las más repetidas es que allí murió encerrada una joven mora cuyo padre castigó por enamorarse de un cristiano. Incluso se cuenta que su fantasma aparece de vez en cuando a la espera de que su amado caballero llegue para rescatarla. Mucho más tarde, ya en el siglo XX, Cívica fue visitado por uno de los grandes escritores de nuestra historia. Este lugar es tan sorprendente, que todo un Premio Nobel como Camilo José Cela le dedicó unas líneas en Nuevo Viaje a La Alcarria, allá por 1984:

“Cívica semeja una aldea tibetana o el decorado de una ópera de Wagner. El viajero no estuvo nunca en el Tíbet, pero se imagina que sus aldeas deben ser así, solemnes, miserables, casi vacías, llenas de escaleras y balaustradas, colgadas de las rocas y también horadadas en la roca.”

Balaustradas de Cívica
Balaustradas de Cívica. | Shutterstock

La sorpresa sigue cuando uno descubre que, tras la muerte de Don Aurelio, Cívica se convirtió en un bar de carretera. Resulta que el sacerdote falleció sin heredero alguno, por lo que la obra que le había costado tantos años pasó a manos de su ama de llaves. Así, sus sobrinos decidieron crear un bar-restaurante en sus estancias. Eso sí, todo esto solo son suposiciones, pues no se sabe del todo cuál fue la historia real de lo que sucedió.

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Así es Cívica en la actualidad

Sus corredores son estrechos, de techos bajos y llenos de escalones. A través de ellos se accede a diferentes estancias, también de poca altura. Se desconoce si sirvieron como residencia, aunque casi seguro que fue el hogar temporal de viajeros. Escaleras, puertas, ventanas, balaustradas y terrazas, en ocasiones con toques gaudianos, son algunos de los elementos de esta gran casa cueva que se puede observar desde el exterior de la misma. Todo ello forma parte de un conjunto arquitectónico que parece de otro tiempo o, incluso, de otro planeta.

Las galerías de Cívica
Las galerías de Cívica. | Shutterstock

Esta joya arquitectónica se ve al llegar a una curva de la carretera que pasa por Cívica, por lo que sorprende a todos aquellos viajeros que pasan por la pedanía arriacense. Es importante destacar que no se puede recorrer por dentro, ya que está en riesgo de derrumbe y es una propiedad privada. Además, aunque hay algunas casas más en la aldea, están prácticamente abandonadas. De hecho, el INE de 2011 refleja que son nueves los habitantes de esta pequeña pedanía.

Por último, en la parte de arriba se encuentra la Fuente de los Siete Caños, catalogada por Felipe II. Emana un agua cristalina y fresca que, según la gente del lugar, curaba las dolencias del estómago. Es interesante que tiene una inscripción con su fecha de construcción, 1797, y un víctor, un símbolo de la victoria procedente del Bajo Imperio Romano. En definitiva, una visita obligatoria para los amantes de las aventuras y del misterio, así como para los aficionados a la arquitectura más original.

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