A pesar de la mala reputación que injustamente ha castigado a la ciudad, el patrimonio que ver en Albacete es grande. La visita a la capital albaceteña puede comenzar por su monumento de mayor relevancia. Se trata de la Catedral de San Juan Bautista. Su construcción se inició en 1515 y finalizó cinco siglos después, con criterios muy alejados de los originales. Debido a ello el conjunto resulta ecléctico y desproporcionado. Lo más notable del edificio son las cuatro columnas renacentistas, perfecta ejecución de cantería. Igualmente notables son la sacristía renacentista y las tablas que el llamado “Maestro de Albacete” preparó para el retablo de la capilla de la Virgen de los Llanos.
Además de la Catedral de San Juan, sobresale la Posada del Rosario. El edificio es una vieja casona del siglo XVI de estilo gótico-mudéjar con elementos renacentistas. También tradicional es la Casa Perona, palacete de estilo rococó del siglo XVIII. Con todo, el edificio más innovador es el Recinto Ferial, inaugurado en 1783 para atraer la actividad comercial. Se le conoce como «La Sartén».
El siglo XIX dotó a la ciudad de bellos edificios administrativos y culturales. Entre ellos cabe resaltar el Palacio de la Diputación Provincial, construcción de gran armonía y belleza, y el Teatro Circo (1887). El poder de la burguesía local de principios del siglo XX ha dejado multitud de lugares que ver en Albacete. El resultado son diversos ejemplos de modernismo en las inmediaciones de la catedral. La construcción más emblemática al respecto es la llamada Casa del Hortelano. Se trata de un palacio que alberga el Museo de la Cuchillería, donde se muestra una excelente colección de piezas de la que tradicionalmente ha sido la principal artesanía de la ciudad.
En la plaza del Altozano está el Antiguo Ayuntamiento, edificio de gran belleza. Hoy es sede del Museo de Arte Popular del Mundo, que ofrece exposiciones temporales. Otros edificios modernistas para ver en Albacete son el Gran Hotel; el Chalet de Fontecha, actual sede de la Cámara de Comercio e Industria, y la Casa Cabot Jubany.
Sin embargo, la construcción más destacada de este tipo que ver en Albacete es el Pasaje de Lodares, levantado en 1925 entre las calles de Tinte y Mayor. Se trata de una galería comercial realizada en piedra, hierro y vidrio por el arquitecto valenciano Buenaventura Ferrando Castell. El conjunto compone uno de los últimos ejemplos de galerías modernistas de España. Del mismo período es la Plaza de Toros de Albacete y el Edificio Legorburo. Este último es paradigma del racionalismo arquitectónico y uno de los escasísimos ejemplos de esta arquitectura en Castilla-La Mancha.
También hay una buena oferta museística que ver en Albacete capital. A los ejemplos ya mencionados, se suma el Museo Provincial. El espacio ilustra la historia y evolución de la sociedad albaceteña a través de colecciones arqueológicas y artísticas. Entre sus fondos destacan piezas de gran relevancia como las muñecas de Ontur, figuras de ámbar y marfil de la época romana, la cabeza iberorromana del Tolmo o la Cruz de Término, obra del siglo XV.
Para terminar el repaso a lo mejor que ver en Albacete, queda el Monasterio de la Encarnación. El edificio de 1532 está distribuido en torno a un patio de columnas jónicas y toscanas. Actualmente alberga el Centro Cultural de la Asunción y el Instituto de Estudios Albacetenses.