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Liétor, el pueblo que vigila el río Mundo desde las alturas

Liétor colgante

Hay lugares que tienen muchas asas por donde cogerlos. Liétor es un claro ejemplo. Se puede asistir simplemente para ver como parece a punto de descolgarse sobre el valle del río Mundo. Una posición inverosímil y que da para hacer fotos por doquier. Pero también es buena idea acudir a este rincón de Albacete a seguir los pasos de una obra maestra del humor absurdo. O, si se quiere algo más macabro, a ver momias. En caso de que las intenciones sean las del turismo clásico, hay monumentos y vistas de postal de sobra. Un sitio completo entre desequilibrantes precipicios.

La frontera como forma de vida

Como otros lugares de la sierra del Segura, Liétor es hijo de la frontera. En ella hay restos más allá de la Edad Media, aunque fue en esta cuando comenzó su verdadera andadura histórica. Los peñascos entre los que prosperó hizo que sirviera como zona de contención. Por eso asentarse en ella fue una tarea de riesgo durante siglos. En el XIII pasó a manos cristianas. Bien les costó y solo gracias a la acción de los caballeros de Santiago, que tan mal se llevarían con la relativamente cercana Alcaraz, la plaza fuerte pasó a ser frontera con el reino de Murcia.

Liétor luce siempre espectacular
Liétor luce siempre espectacular. | Aeromundo (cedida por el Ayuntamiento)

Parte de la encomienda santiaguera pasaría más tarde a proteger a La Mancha y Castilla frente a Granada. Hidalgos se instalaron en el lugar, que pasó a prosperar siempre mirado desde arriba al río Mundo. En el entramado urbano se nota dicha herencia. Las viviendas de carácter señorial que se construyeron son la mejor muestra del carácter de Liétor allá por finales del medievo y principios de la Edad Moderna. Reminiscencias que siguen viéndose en escudos de armas como los de los Tovarra, Rodríguez Escobar o Galera.

Una calle de Liétor
Una calle de Liétor. | Shutterstock

Con el tiempo lo marcial dio paso a otros asuntos, las murallas terminaron sobrando y la población evolucionó. La Orden de Santiago acabó marchando, la demografía cambió pero el río Mundo siguió donde siempre. Por suerte, lo que otrora la hizo destacar en el ámbito defensivo hoy la permite hacerlo en el turístico.

Fuente del Pilar de Liétor
Fuente del Pilar de Liétor. | Shutterstock

Iglesias, órganos, conventos y… momias

Como es habitual, en este inusitado pueblo colgante de Albacete sus edificios religiosos son merecedores de atención. Mejor empezar por el más destacado, la iglesia de Santiago Apóstol. Dado que fue parte de la orden del santo protagonista del Camino a Compostela, la advocación no extraña. Del XVIII, se asienta sobre otra previa. Tiene varios tesoros. Uno es el trampantojo del altar mayor, que puede engañar al más pintado. A pesar de que haya varias tallas de mérito, lo que atrapa la vista es el órgano barroco. Una maravilla que protagoniza recomendables ciclos. Si se es de museos, en del templo sobresale, cuando no está prestado, el valioso ajuar musulmán de Los Infiernos.

Parroquia de Santiago de Liétor
Parroquia de Santiago. | Wikimedia

Siguiendo con espacios de culto en activo que merecen visita en Liétor hay que mirar a la ermita de Belén. La arquitectura original es del XVI, pero no es lo que hace que sea sobresaliente. Son sus peculiares pinturas las que la convierten en una parada de primera. De carácter popular, datan del tercer cuarto del siglo XVIII. Puro color que contrasta con la sobriedad del templo de Santiago pero que hace piña con la famosa fuente del Pilar.

Ermita de Belén de Liétor
Ermita de Belén de Liétor. | Wikimedia

La terna la cierra un conjunto exclaustrado pero muy curioso. El exconvento de los Carmelitas Descalzos tiene muchas valencias. Su iglesia se reconvirtió en santuario una vez se separó del cenobio. Tal divorcio lo motivó la Desamortización de Mendizábal. El resto del edificio pasó varias fases hasta la actualidad, pero guarda la elegancia primigenia, de aquellos finales del XVII en que se elevó. Para visitarlo hay que hablar con la oficina de turismo local y no hay que olvidar pedir ver su más tétrico activo. Se trata de una colección de momias. Descansan en una cripta y pertenecen a los antiguos hermanos que recorrieron la construcción, así como a figuras que contribuyeron a su bienestar.

Naturaleza y surrealismo en Liétor

Las características orográficas de Liétor hacen que sea fácil anticipar que hay elementos naturales de sobra que ver. Por ejemplo, la cueva del Pilancón. Así, se puede ver de primera mano los “cimientos” de parte de la población. De nuevo es necesario de los servicios turísticos locales para llegar a ella. De camino se asume una pasarela que guía a un espectacular mirador sobre las zonas bajas que domina el pueblo.

 

salto de agua en Liétor
El entorno natural es otro punto fuerte del pueblo. | Shutterstock

El río Mundo ofrece un buen entorno de paseo. La opción más socorrida consiste en bajar a la presa Bermeja. Tal hito permitía derivar aguas para el riego. Más tarde, a principios del siglo XX, se adaptó para que el agua ayudara a sacar algo de electricidad. Ahora es un área de baño, por lo que el verano permite sacarle el máximo partido. En otras épocas del año, sin embargo, el ambiente mejora y difiere de la típica imagen que se suele asociar a la provincia albaceteña. Verde y agua se conjuntan a la perfección con las vistas de las huertas en terraza y el propio casco urbano.

Aunque no falten rutas naturales, el cine es la que centra la más curiosa. Liétor es junto a Molinicos y Aýna uno de los pueblos en que se rodó Amanece, que no es poco. No faltan fanáticos del film de José Luis Cuerda, quizá la máxima expresión del humor absurdo en el séptimo arte español, por lo que el recorrido que atañe a la terna de pueblos está más que consolidado. En este caso, la ermita de Belén sirvió como iglesia en la película. Mientras tanto, la casa de los Tovarra es el núcleo en el que se congregan las mujeres para sus asambleas. Sin duda dos localizaciones clave en la obra que sirven perfectamente para cerrar el artículo en alto.

Fuente fotografía principal: Aeromundo (cedida por el Ayuntamiento)