Llama la atención del visitante la unidad de estilo de su casco urbano, compuesto por blancas casas adosadas a una enorme peña. Las viviendas esconden en su interior profundas cuevas que cruzan la peña hasta el otro lado del Júcar. Su peculiaridad reside en la capacidad de mantener de forma natural la misma temperatura durante todo el año.
Dentro del casco histórico, las Cuevas del Diablo y del Masagó son una cita ineludible que ver en Alcalá del Júcar. Éstas permiten comprender lo que supone habitar semejante entorno natural. Se trata de unas cavidades que se horadaron a comienzos del siglo XX para usos como palomares y almacenes.
Más antigua e interesante es la Cueva de Agradén, uno de los escasos ejemplos conocidos de cueva fortificada. Según la tradición, su fácil protección y la comodidad de su ambiente motivó que en ella habitara el rey moro Agradén. La cavidad aparece citada en 1221 por el propio rey Alfonso VIII, tan vinculado a esta localidad albaceteña.
La visita a lo que ver en Alcalá del Júcar se hace a través de sus calles estrechas y escarpadas, que ascienden hasta el Castillo (muy restaurado). Desde allí se pueden contemplar unas magníficas vistas de la hoz. Su origen estaría vinculado a los musulmanes. No obstante, pasaría a manos cristianas tras la exitosa expansión de Alfonso VIII (1155-1214) sobre los dominios almohades. Destaca su torreón pentagonal, producto de reformas bajomedievales y su espectacular localización.
El puente, de origen romano y reconstruido en el siglo XVIII, nos permite acceder a la ecléctica Iglesia Parroquial de San Andrés (SS. XV-XVIII), con planta de cruz latina y dotada de torre y fachada academicista.
Enfrente del Castillo de Alcalá del Júcar, en la otra orilla del río, nos encontramos con una singular Plaza de toros (1902). Es única en España por su situación recostada en la ladera del monte, lo que le confiere una configuración irregular. También acogió funciones teatrales.
A tres kilómetros está la Ermita de San Lorenzo, ya en pie sobre un promontorio al menos desde 1579. Se reconstruyó en el siglo XVIII tras el hundimiento de su cúpula y torre, adquiriendo todo el conjunto un curioso aspecto clasicista. Incluye pinturas fechadas en 1805.
Enconclusión, esto es todo lo que ver en Alcalá del Júcar.