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Qué ver en Comillas, arquitectura y colores brillantes junto al mar

Qué ver en Comillas

Villa del indiano por excelencia, el comercio con las Américas fundamentó un esplendor que hoy sobrevive. Su privilegiada situación en la costa occidental de Cantabria se suma a la gran belleza de su entorno. Esto motivó que atrajera, ya desde el siglo XIX, a ricos veraneantes. Tal riqueza generó una arquitectura indiana y modernista envidiable. Actualmente es zona de paso del famoso Camino del Norte a Santiago de Compostela. No te pierdas la historia y lo mejor que ver en Comillas.

Planifica tu escapada a Comillas

El Capricho de Gaudí
El Capricho de Gaudí. | Shutterstock

Al ser una de localidades más bellas y sofisticadas de Cantabria, no falta patrimonio que ver en Comillas. Este lugar de veraneo de lujo desde el siglo XIX se puede recorrer en un día. El Capricho de Gaudí, la Fuente de los tres caños, el Palacio de Sobrellano o el maravilloso Cementerio de San Cristóbal son los principales hitos de la villa. No es raro ver en sus calles a peregrinos realizando el Camino del Norte.

La población se halla estratégicamente situada para realizar interesantes excursiones. Entre las más cercanas se encuentra el Parque Natural de Oyambre. Al este queda la medieval Santillana del Mar, mientras que al oeste se extiende la villa marinera de San Vicente de la Barquera. Si no se ha estado antes, Santander es una excelente alternativa para alargar la escapada.

En cualquier caso, no dejes de ojear nuestro apartado de dormir y comer en Comillas para conocer de los mejores restaurantes y alojamientos de la zona. Además, su emplazamiento la hace ideal para varias de las actividades de turismo activo en la provincia de Cantabria.

Descubre la historia de Comillas

Comillas
Comillas. | Shutterstock

Antes de conocer los lugares que ver en Comillas conviene repasar su dilatada historia. Algunos estudios atribuyen un origen celta su topónimo. De este modo, el vocablo Koma-Oe, crin de caballo o loma, acabaría derivando en la forma actual. Tal teoría parece muy probable ya que el primitivo pueblo pesquero se asentaba entre tres colinas: La Cardosa, Sobrellano y La Coteruca. Dicha orografía, rica en simas y cavernas, propició también la presencia del hombre desde época prehistórica. Dejaría su huella en diversas cuevas situadas en los alrededores, como la de La Meaza o las de Portillo, entre otras. Durante la escasa romanización de la zona se explotaron los bosques del monte Corona y sus minas.

La primera mención documentada de Comillas aparece en una es del siglo XI. Se trata de la donación a la abadía de Santillana de unas casas “in villa de Comillas”. Entonces Cantabria estaba dominada por las órdenes religiosas y apenas tenía señores feudales. La economía y la capacidad naval militar se comenzaron a reforzar con el rey castellano Alfonso VIII (1155-1214).

Marineros de Comillas siguieron al almirante Ramón de Bonifaz en la reconquista de Sevilla. Así, protagonizaron el épico episodio de la rotura de las cadenas del puente entre Sevilla y Triana, en el río Guadalquivir (3 de mayo de 1248). Esta defensa era el principal obstáculo que impedía el asalto a la ciudad. El suceso quedó reflejado en los escudos de todas las villas cántabras que enviaron naves al conflicto: LaredoCastro Urdiales, Santander, San Vicente de la Barquera y Comillas.

Entre los siglos XVI y XVIII, el puerto de Comillas destacó por la pesca de la ballena. De hecho, fue la última base cántabra para barcos dedicados a esta tarea. A finales del siglo XIX su actividad comercial se limitó a embarcar el mineral de zinc de la comarca. En la actualidad, un reducido número de pescadores practican aún la pesca de anzuelo.

La villa alcanzó su apogeo a mediados del siglo XIX, gracias a Antonio López y López (1817-1883). De origen humilde, a los 14 años emigró a Cuba, donde hizo fortuna. A su vuelta se casó en Barcelona con Luisa Bru Lassús, hija de un catalán enriquecido también en la isla. López fundó la Compañía Transatlántica Española y la Compañía General de Tabacos de Filipinas, entre otras muchas actividades empresariales y bancarias.

Inmensamente rico, su ayuda al rey Alfonso XII le valió obtener el título de Marqués de Comillas (1878). Tres años después se le dio la dignidad de Grande de España. El Rey, invitado por el marqués, acudiría a la villa a veranear con su corte. Esto animó a nobles y adinerados a elegir la comarca como lugar de descanso. Otro atractivo clave fueron sus playas, ideales para los baños de ola tan en boga entonces.

De la mano del primer Marqués de Comillas y de su hijo Claudio López Bru (1853-1925) trabajaron en la villa los mejores arquitectos modernistas catalanes. Son nombres tan notables como Joan Martorell (1833-1906), Lluís Domènech i Montaner (1850-1923) y el joven Antonio Gaudí (1852-1926), protegido por Eusebi Güell (1846-1918). Este ambiente modernista aportó una vertiente única a la arquitectura indiana, sirviendo la población como boceto del movimiento que más tarde explotaría en Cataluña.

Hoy en día la población no ha perdido su pulso turístico. Las grandes ejemplos de arquitectura indiana, especialmente los promovidos por el primer Marqués de Comillas, se mezclan con su pasado portuario. Además, el hecho de que el Camino del Norte discurra por ella ha ayudado a consolidar su proyección internacional todavía más.

Qué ver en Comillas, un tesoro arquitectónico

Comillas
Comillas. | Shutterstock

Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1985, lo que ver en Comillas es muy variado. Cuenta con una bella arquitectura indiana y popular, así como con magníficos ejemplos de casas montañesas. Escudos nobiliarios en las fachadas y bonitas calles empedradas ayudan a generar un ambiente inspirador.

En pleno casco histórico, de origen medieval, se encuentra la Plaza de la Constitución, rodeada de casonas con amplios miradores. El lugar contiene el Ayuntamiento Antiguo de Comillas, que exhibe en una de sus fachadas los escudos de los arzobispos nacidos en la villa. Como han sido cinco, en ocasiones se denomina a la población como la Villa de los Arzobispos. Por su parte, el edificio hoy aloja el Centro de Interpretación del Patrimonio Comillano.

La Iglesia de San Cristóbal (s. XVII) tiene la peculiaridad de haber sido no solo financiada, sino construida, por los propios habitantes. El motivo fue un altercado con el secretario del duque del Infantado en la antigua iglesia, ubicada en actual Cementerio Gótico de Comillas. Durante la edificación, los lugareños se resevaban un día a la semana para participar en las obras. También es notable que presente dos portadas. La norte está rematada por una hornacina con un San Cristóbal, obra del escultor de la vecina Santillana Jesús Otero. Por otro lado, la sur muestra los escudos de la localidad y de la Corona.

La planta del templo es cuadrangular. Su cabecera, rectangular, cuenta con una torre en forma piramidal. Por dentro se distinguen tres naves. A pesar de su advocación, el mayor elemento de culto es la imagen del Cristo del Amparo, patrón de los pescadores. El resto del conjunto destaca por una enorme sobriedad, forzada por la destrucción de sus retablos durante la Guerra Civil.

Siguiendo con lo que ver en Comillas se llega al Corro Campíos. Antiguamente era utilizado como núcleo de reunión donde se jugaba a los bolos y se bailaba los días de fiesta. Actualmente es un popular punto de reunión tanto para los comillanos como los veraneantes.

En la cercana plaza de Joaquín de Piélago se erige el Ayuntamiento Nuevo de Comillas (s. XIX). Fue mandado construir como escuela por Manuela del Piélago y Sánchez de Movellán. Más tarde cobró la función actual. También destaca la Casa Ocejo, ejemplo de arquitectura indiana y que fue adquirida por el primer marqués de Comillas.

La Casa del Ocejo es uno de los lugares más interesantes que ver en Comillas, pese a no poder accederse al interior. En ella se alojó durante el verano de 1881 el rey Alfonso XII. También presidió  un Consejo de Ministros, lo que convirtió a la localidad en capital de España por un día. De sus fachadas destaca la principal, construida en sillería y con arcos rematados en adornos ojivales en la planta baja. Además, Gaudí realizó para su interior el diseño de la chimenea y del salón principal, así como un quiosco chinesco para el jardín.

Un poco más alejada se encuentra la Plaza de los Tres Caños donde se asienta, como era previsible, la Fuente de los Tres Caños. Esta Fuente-farola en piedra fue realizada por el arquitecto Lluis Domènech en honor del comillano Joaquín del Piélago, quien financió la traída de aguas a la villa. La bombilla en lo alto de la fuente recuerda que la localidad fue el primer pueblo de España con luz eléctrica.

Fuente de los Tres Caños
Fuente de los Tres Caños. | Shutterstock

El Espolón (1804) es un interesante edificio que ver en Comillas. De planta cuadrangular, se articula en torno a un patio de carácter clasicista. Es obra del maestro cántabro Cosme Antonio de Bustamante. Juan Domingo González de la Reguera (1720-1805), arzobispo de Lima, fue quien lo mandó construir. La función inicial del lugar consistía en servir como escuela para niños de la localidad, llegando a ostentar una cátedra de latín. Recientemente se ha restaurado para funcionar como centro cultural.

Fuera ya del centro de Comillas se encuentra el Mirador de Santa Lucía. Hace gala de unas magníficas vistas sobre la playa. Su ubicación se corresponde con una pequeña ermita a la que acudían los pescadores a rezar antes de salir a la mar.

La herencia de Antonio López, primer Marqués de Comillas centra gran parte de lo que ver en Comillas. Contrató a algunos destacados arquitectos catalanes, que tuvieron la oportunidad de realizar sus primeros trabajos modernistas. Los mejores ejemplos son Lluis Domènech i Montaner y el célebre Antonio Gaudí. El principal trabajo de este último en la villa es El Capricho de Gaudí (1883-1885). Proyecto de su primera época, fue llevado a cabo por el arquitecto Cristóbal Cascante. Como su propio nombre indica, se muestra como un capricho entre los árboles. Se trata de una clara muestra de la integración del arquitectura, música y naturaleza.

El Capricho de Gaudí es una residencia de verano de estilo modernista con influencia mudéjar. Sorprenden los juegos de volúmenes redondeados de rico colorido, las rejas con función de banco hacia el interior y la torre con forma de minarete oriental. El diseño de las habitaciones del edificio está pensado para que la luz solar vaya iluminando todas las estancias a lo largo del día. Precisamente, el uso del girasol como elemento decorativo hace referencia al recorrido de la luz. El edificio fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1969.

Junto al Capricho de Gaudí se encuentra el Palacio de Sobrellano o Palacio del Marqués de Comillas (1882-1888). De estilo neo-gótico, es uno de los grandes edificios que ver en Comillas. Fue encargado al arquitecto catalán Joan Martorell y ejecutado por Cristóbal Cascante. Forma conjunto con el palacio la Capilla-Panteón del Palacio de Sobrellano, también de Martorell. Luce como una suerte de catedral en miniatura. En este caso destacan las vidrieras y los panteones fueron esculpidos por Llimona y los hermanos Vallmitjana. Parte de su mobiliario fue también diseñado por Gaudí.

En la colina de La Cardosa encontramos la Antigua Universidad Pontificia de Comillas. De nuevo está la figura de Antonio López como responsable de su encargo. Originalmente servía como seminario de jesuitas para pobres. Actualmente es sede de la Fundación Comillas, destinada a la enseñanza especializada del español. Obra ecléctica gótico-mudéjar del arquitecto Martorell, mantiene en planta el esquema de las obras de la Compañía de Jesús. Es interesante el arco rebajado de la escalera, de Domènech, y la puerta de las Virtudes, del escultor Eusebio Arnau..

Uno de los lugares más sugerentes que ver en Comillas es el Cementerio de San Cristóbal o Cementerio Gótico de Comillas. Se ubica en un pequeño cerro y erigido sobre las ruinas de una antigua iglesia . Fue reformado por Domènech, enfatizando la idea ruskiniana de la ruina. Cuenta con algunos mausoleos modernistas y una portada del mismo estilo. Impresionante el Ángel Guardián de José Llimona, vigilante pétreo que protege el cementerio.

El puerto de Comillas es último de los puertos cántabros que se dedicaron a la captura de la ballena. De hecho, se conservan piezas de artillería del siglo XVII en su muelle. Dos pequeños faros ubicados en lugar de las antiguas atalayas recuerdan el lugar desde el que se oteaban las ballenas.

Datos prácticos

Coordenadas

43° 23′ 13″ N, 4° 17′ 22″ W

Distancias

Santander 48 km, Santillana del Mar 16 km, Madrid 458 km.

Altitud

27 m.

Habitantes

2126 (2022)

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