A pesar de las destrucciones que sufrió el centro urbano en 1934 y 1936, hay un gran patrimonio que ver en Oviedo. Un ejemplo está en la calle del Marqués de Santa Cruz, con el Palacio de la Diputación Provincial (1910). Es la actual sede de la Junta General del Principado de Asturias, en el que resaltan las vidrieras. Tras este inmueble destaca el Banco Herrero. Además, en la vecina Escandalera se sitúa la casa de Soledad Menéndez Conde (1904), una de las joyas del eclecticismo de estilo francés. Sorprende, en el arranque de la histórica calle del Rosal, la Casa de Aureliano San Román por su fachada cerámica, obra de Daniel Zuloaga.
La antigua Traslacerca lleva directamente al pie del casco antiguo. Tras contemplar el Monumento a Jovellanos se entra al barrio eclesiástico. Allí aguarda el edificio barroco del Real Monasterio de San Pelayo. El edificio conserva un importantísimo archivo medieval. Por otro lado, sus moradoras, “Las Pelayas”, son conocidas por sus grabaciones de canto gregoriano.
Tan sólo un muro medianero separa el dominio de San Pelayo del de San Vicente. Se trata de un gran monasterio benedictino que pasó a ser Iglesia Parroquial de Santa María La Real de La Corte (s.XVI). Conserva un importante conjunto de esculturas y retablos barrocos. También acoge el enterramiento del célebre Padre Feijoo, que fue su abad. Además, el claustro es sede del Museo Arqueológico de Asturias, cuya colección contiene arte prehistórico, castreño, romano y prerrománico asturiano.
En la plaza de la Corrada del Obispo se halla el Palacio Episcopal (s. XVI), uno de los lugares más importantes que ver en Oviedo. Tras la sobria Puerta de la Limosna de la Catedral de San Salvador, aparece el magnífico claustro gótico. En el piso superior está la sede del Museo de la Iglesia, con una colección extraordinaria de marfiles medievales.
Rodeando la Catedral de Oviedo, gótica, por la calle del Tránsito de Santa Bárbara se accede a la Cámara Santa. Tal espacio es una capilla medieval que custodia las reliquias catedralicias y las joyas de la Monarquía Asturiana. Estas son la Cruz de los Ángeles (808), la Cruz de la Victoria (908), la Caja de las Ágatas (910), la Arca Santa y el famoso Santo Sudario, principal activo del tesoro.
También merecen especial atención el Apostolado y el Calvario, esculpidos en piedra (s. XII). A través de una escalera se pasa a la Catedral de San Salvador, donde recibe al visitante una imagen del mismo. El templo se caracteriza por una rica ornamentación, de lo mejor que ver en Oviedo. Destaca el Retablo Mayor (1531), obra maestra debida a Giralte de Bruselas y Juan de Balmaseda. Además, contiene la manierista imagen del Cristo de Velarde, atribuido a Berruguete. Asimismo, el edificio conserva el segundo Panteón Real más importante de España, conocido como el “Santuario de la Virgen de las Batallas”. No hay que perderse tampoco el barroco aspecto de la Capilla de Santa Eulalia de Mérida, patrona de la Ciudad.
En el exterior, frente a la Catedral de Oviedo se encuentra la Casa de la Rúa (s. XV), vinculada en origen al Contador Mayor de los Reyes Católicos. Entre los palacios próximos está el de las Casas Consistoriales, levantado sobre la muralla medieval. Otras residencias nobiliarias son las de los condes de Toreno y Valdecarzana-Heredia, duque de “El Parque”. Las más importantes son las del marqués de Camposagrado, sede del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias.
Muy cerca se localiza el clasicista edificio fundacional de la Universidad de Oviedo (s. XVI). Se levantó según trazas de Rodrigo Gil de Hontañón, de austero patio. Dispone de una importante Biblioteca, complementada con una extensa colección artística.
Quedan todavía muchos rincones encantadores que ver en Oviedo. Un buen ejemplo es la antigua Plaza del Pescado de Trascorrales (s. XIX). También el Mercado de El Fontán cercano a la la Iglesia Parroquial de San Isidoro el Real. En las inmediaciones de la Catedral está el Museo de Bellas Artes de Asturias. Alojado en el Palacio de Velarde y la Casa de Oviedo-Portal, conserva una importante colección de arte español y asturiano.
En los alrededores ovetenses es recomendable visitar el Monte Naranco. Allí hay una monumental estatua del Sagrado de Corazón de Jesús, con una excelente panorámica. A 3 km del centro se halla el Palacio de Santa María del Naranco y la Iglesia de San Miguel de Liño, edificados en 848. El primero fue una auténtica aula regia que despunta por su decoración. Un tesoro histórico que ver en Oviedo. Por último, queda el Centro de Interpretación del Prerrománico Asturiano. En él se explican otros monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad. Algunos ejemplos son la Iglesia de Santullano y la Foncalada.
Una vez disfrutado lo mejor que ver en Oviedo, anímate a conocer el resto de la provincia de Asturias y su turismo activo.
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