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El poder de la Fuente del Matrimonio de Covadonga

Fuente de los Siete Caños, en Covadonga

La llamada Fuente del Matrimonio es un ejemplo muy concreto de la magia que habita en el Real Sitio de Covadonga. Este rincón de la bella Asturias fue el germen de, precisamente, la bella Asturias. Miles de personas se acercan cada año a la impresionante basílica, al íntimo santuario, a la naturaleza que se esconde en esta montaña. A rezar a la virgen de Covadonga o simplemente a disfrutar del ambiente único que se respira en la zona. Si se continúa el ascenso, se llega a los lagos de Covadonga, otro rincón tremendamente impresionante y, al mismo tiempo, íntimo.

Este rincón del concejo de Cangas de Onís tiene detalles disfrutables para todos los gustos, también para aquellos que quieran dejarse llevar por la magia hasta el final. Y es que, bajo la cueva en la que se encuentra La Santina de Covadonga, espera imperecedera la Fuente del Matrimonio. Se trata de una fuente que se alimenta de un caudal que surge de la misma pared rocosa de la cueva. El agua cae hasta una pila a través de una réplica de La Cruz de la Victoria, y la peculiaridad de esa pila es que está formada por siete caños. Por eso, claro, es conocida como la Fuente de los Siete Caños.

Fuente de los Siete Caños
Fuente de los Siete Caños, popularmente conocida como Fuente del Matrimonio | Shutterstock

Claro está, se cuenta que es mágica. Cuenta la leyenda que quien bebe de cada uno de los siete caños se casará en menos de un año. “La Virgen de Covadonga tiene una fuente muy clara, la niña que de ella bebe, dentro del año se casa”, reza la tradición. Hay que cumplir, eso sí, una regla muy importante: se debe beber de los siete caños sin respirar entre trago y trago.

Y cuidado si no deseas ese futuro. También lo dice la tradición: “al llegar a Covadonga no bebas agua, morena, si, como dijiste ayer, prefieres vivir soltera”. Cuidado, también, porque alcanzar esa fuente puede ser tarea compleja. Aunque perfectamente señalizado y marcado, el camino resulta resbaladizo. Merece la pena, eso sí. Tanto si uno desea casarse, como si no.

¡Si quieres saber más sobre Covadonga, aquí tienes un artículo!