Saber un mínimo de la historia de la localidad es vital para disfrutar lo que ver en Bielsa. El primer asentamiento de población lo motivó la explotación de una mina de plata en época romana. Hacia los siglos X y XI se desarrolla como villa dependiente de la emergente corona aragonesa. El reino mantuvo el dominio local hasta entregarla a la familia Viella en 1280. En años sucesivos quedó bajo el control de sucesivos linajes nobiliarios de la zona.
Durante 1455 los habitantes de la villa compraron la misma, junto al castillo, a Raimundo Montaner. Acto seguido la entregaron a Alfonso V de Aragón. A cambio obtuvieron diversos privilegios, como la unión a perpetuidad a la corona y la exención de pago en tributos reales.
Como localidad fronteriza, la historia de Bielsa ha estado constantemente marcada por el contacto comercial con Francia. Cuando a mediados del siglo XIX el límite transpirenaico comenzó a existir como tal, el lugar pasó a ser un gran centro de contrabando. Las comunicaciones con las que contaba su territorio eran eran caminos de herradura, un puente de piedra y cinco de madera. En 1919-20 se mejoraron sustancialmente al unir Lafortunada y Bielsa por carretera. La construcción corrió a cargo de la Sociedad Hidroeléctrica Ibérica.
Durante la Guerra Civil Española, se produjo la batalla conocida como la “Bolsa de Bielsa”. En el mes de abril de 1938 la 43 División del Ejército Popular de la República quedó atrapada en el lugar. Agotadas por duras luchas, estaban entre las tropas franquistas y la frontera francesa. La situación era desesperada.
Tras una resistencia que se hizo eterna, tras haber agotado los suministros, los republicanos se retiraron a Francia. La huida de soldados y civiles fue ordenada y sumamente eficaz. El gobierno de la República explotó hábilmente tanto el combate como el hecho de que casi la totalidad de los efectivos decidiera regresar al frente catalán en vez de desertar. Se trató así de un gran ejemplo de operatividad bélica en una posición de gran desventaja.
Los bombardeos franquistas y la táctica de tierra quemada republicana desolaron el lugar. Así, se declaró oficialmente “región devastada”. Por ello, acabó siendo objeto de un plan integral de reconstrucción. A partir de 1960 se mejoró el acceso por carretera. Asimismo, el Parador Nacional de Monte Perdido se inauguró en 1968. También se produjo una progresiva rehabilitación de edificios y mejora de infraestructuras clave. Esto provocó que se convirtiera en un Paraje Pintoresco en 1976. El mismo año se abrió el túnel Bielsa–Aragnouet, de 3070 m de longitud.
Cabe destacar que en algunas zonas del valle todavía se habla el belsetán. Tal dialecto es una variante de la fabla aragonesa, idioma fruto del aislamiento físico y cultural de las poblaciones del entorno.