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Castril de la Peña, un amor de verano andaluz

Castril de las Peñas

Andalucía es tierra de poesía. De fuego, de pasión. De tesoros que se abren a quien se los quiere encontrar. Y uno de esos tesoros es Castril de la Peña. Un pueblecito típico andaluz que se sitúa en la hermosa provincia de Granada. Ubicado en un paisaje de montaña que parece sacado de un cuento, este oasis de paz es la elección perfecta para unas vacaciones de verano en plena naturaleza.

Visitar Castril de la Peña es sinónimo de relax, gastronomía y cultura típica. Pero también es sinónimo de aventura, rutas con finales impresionantes y numerosas actividades deportivas. La verde inmensidad del Parque Natural de la Sierra de Castril recibe al visitante entre picos recortados, frondosos árboles y cuevas misteriosas. El Río Castril discurre a sus anchas entre los recovecos de las paredes rocosas y verdes pastos.  Es hora de adentrarse en la tierra amada de José Saramago.

Breve paseo por la historia

Vista panorámica de Castril
Vista panorámica de Castril | Shutterstock

Castril de la Peña tiene una historia curiosa. Los primeros que dejaron huella en sus inmediaciones fueron los ejércitos romanos gracias a la gran peña que protege el pueblo. De esta primera etapa se desprende su nombre, castrum, cuya traducción se aproxima a la de “campamento”. Durante la conquista musulmana, este enclave fue de gran relevancia para la estrategia militar del ejército musulmán. En lo alto de la peña se construyó un majestuoso castillo que servía de defensa contra el Reino de Granada. Castillo que, dicho sea de paso, otorgaba un aire de elegancia a la zona.

El pueblecito se fue desarrollando conforme la cultura y el arte de la sociedad musulmana, hasta la Reconquista de los Reyes Católicos en el siglo XV. A partir de ese momento musulmanes, judíos y cristianos compartieron hogar. Gracias a esta mezcla cultural, Castril de la Peña disfruta de una gran riqueza arquitectónica. También ha sido escenario de enfrentamientos durante la invasión de Napoleón y las Guerras Carlistas.

Descubriendo Castril de la Peña

Detalle de la Iglesia de Castril
Detalle de la Iglesia de Castril | Shutterstock

Dicen que cuando uno conoce al amor de su vida lo sabe enseguida. Algo parecido ocurre la primera vez que uno pasea por las pintorescas calles de Castril. Como buen pueblo típico andaluz, desprende un encanto especial que atrapa al visitante. Lo primero que llama la atención es la Peña del Sagrado Corazón.

Una peña que se eleva 890m hacia el cielo que se convierte en un mirador desde el que contemplar el hermoso paisaje de postal que se dibuja en el horizonte. Este Monumento Natural alberga la figura del Cristo del Sagrado Corazón y las ruinas del castillo construido durante la conquista musulmana.

Pasear por Castril de la Peña es un respiro para el alma. Sus callecitas empinadas, las casitas blancas con puertas y ventanas definidas en azul y las flores de colores que asoman por los balcones son, simplemente, un placer para la vista. En el centro del pueblo se encuentra la Iglesia de la Virgen de los Ángeles de estilo renacentista. De su exterior destacan la Puerta del Sol y la Puerta de la Lonja decoradas con varios motivos litúrgicos entre los que destaca la figura elegida para presidir esta última puerta: la Virgen y el Niño. El interior, por el contrario, es sobrio y sosegado.

Uno de los puntos que llaman la atención sobre este monumento arquitectónico es la vista al imponente peñón. De hecho, es extraordinariamente hermoso disfrutar de este paisaje a la caída del sol. Por ejemplo, en un agradable paseo por los jardines. En el mismo casco antiguo se descubren placitas encantadoras con terrazas y restaurantes que preparan las delicias de la gastronomía andaluza.

Naturaleza, cultura y aventura

Cerrada del río Castril
Cerrada del río Castril | Shutterstock

Tanto si el día se presenta más propenso al descanso, como si se trata de todo lo contrario, lo cierto es que Castril ofrece opciones para todos los gustos. Y no es para menos. El impresionante entorno natural en el que se sitúa es digno de todas las expediciones del mundo.

Una de las mejores excursiones por el Parque Natural de la Sierra de Castril es la Cerrada del río Castril. Un imponente cañón que se abre paso a través de puentes colgantes y pasarelas de madera que finaliza en un pequeño lago de obligado chapuzón. Aunque la excursión se realice a diferentes alturas, lo cierto es que es una ruta apta para todas las edades a la que se puede acceder caminando, en coche o en bicicleta.

Otro enclave de interés es el Embalse del Portillo. Encontrarlo es muy fácil. Solo se tiene que seguir la ruta del río Castril en ascenso hasta llegar a un extenso mirador desde el que se puede contemplar la presa envuelta de bosques de pino, enebros y arces. Una mágica instantánea de la sierra difícil de olvidar.

La Cerrada de la Magdalena es otros de esos lugares espectaculares dignos de postal. Se trata de una pared vertical de más de 150m de altura. ¿Lo mejor de todo? La bella ruta que conduce hasta ella. Una hora de ascensión decorada con fresnos, pinos, romeros y enebros acompañan al explorador en un sinfín de miradores naturales que finalizan en esta obra de arte de la naturaleza.

Otra perspectiva del río Castril
Otra perspectiva del río Castril | Shutterstock

Castril es conocido por muchas cosas y una de ellas es por su larga tradición en la artesanía de vidrio. Según cuentan, la época árabe sirvió de precursora para el comienzo de la industria del vidrio en Castril. Poco a poco se fue popularizando, y en el siglo XVI se instaló la primera fábrica de vidrio en la que se elaboraban botellas, garrafas y tarros mediante la técnica del soplado.

Aunque en la actualidad esta fábrica ya no existe, resulta muy inspirador pasear por las calles del centro del pueblo y deleitarse con algunas de las figuras de vidrio que se encuentran por el camino. A veces están escondidas tras una puerta. Otras están en alguna barandilla, a simple vista. Toda una muestra cultural en la que merece la pena detenerse.

Y si hay un acontecimiento marcado en el calendario de todo castrileño es el de las fiestas patronales. El momento idóneo para conocer un poco más la cultura andaluza, su deliciosa gastronomía y la alegría característica de sus habitantes. A principios de octubre Castril celebra sus fiestas con mercados de artesanía típica, el clásico encierro, música, ferias y muestras de su cultura popular. Muy recomendable para todo aquel que quiera adentrarse más en el tradicional folclore andaluz.

Un entorno único

Cascada en la Sierra de Cazorla
Cascada en la Sierra de Cazorla | Shutterstock

Muy cerca de Castril se encuentran algunos parajes dignos de mención como, por ejemplo, el Parque Natural de Cazorla. Un hermoso pulmón verde declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y Zona de Especial Protección para las Aves. Los pueblecitos Castilléjar, Lanjarón, Montefrío y Guadix son otros pequeños tesoros que vale mucho la pena descubrir.