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Si cualquier templo es ya de por sí una figura monumental, curiosa e histórica, cuando una obra de calado eclesiástico se ubica en las profundidades de una cueva se vuelve aún más fascinante.
En España hay varias iglesias, ermitas y pequeños monasterios que permanecen incrustadas en las montañas, creando un paisaje de aspecto antiguo, medieval. Incluso es posible trazar una ruta historiográfica de templo en templo que abarcaría los principales destinos turísticos del país. Es hora de conocer estas iglesias-cuevas tan hermosas y singulares y un poquito de su historia.
El antiquísimo eremitorio rupestre de San Vicente
Este primitivo templo religioso data de los primeros siglos del medievo. Su aspecto es pseudoprehistórico. Impresiona contemplarlo. Algunas voces afirman que tiene un aire siniestro.
Está ubicado entre los ríos Ribera y Pisuerga, en la zona sur de Cantabria, una zona que ya es hermosa de por sí. Allí se puede divisar este templo rupestre rectangular que guarda, de forma muy precaria, una capilla en su interior y varias tumbas en la zona exterior. Los historiadores han refrendado que tuvo un uso monacal continuado a lo largo del tiempo. Muchos estudiosos acuden a las inmediaciones a observar el monumento detenidamente. Es perfecto para visitarse en una jornada matinal.
La impresionante ermita de San Bernabé de Ojo Guareña
Esta ermita representa la imagen arquetípica del Monumento Natural del Ojo Guareña. Verla ahí absorbida por ese relieve kárstico impresiona. Es de una belleza incuestionable. Los historiadores discrepan sobre su origen. Unos aseguran que hay indicios de que desde el paleolítico ya se aprovechaba la cueva, otros retrasan su utilización hasta el siglo VII e incluso, los más escépticos, lo retrasan hasta el siglo XIII.
En cualquier caso, es obvio que se trataba de un lugar de oración. Allí se le rezaba y se le reza a dos santos diferentes. Es decir, que tiene dos advocaciones: San Bernabé y San Tirso. Hasta la zona llega cada año la célebre romería de San Bernabé, que suele celebrarse en junio y a la que acuden centenares de lugareños y turistas de todo el mundo en un evento pintoresco. Sin duda, un lugar que merece la pena ser visitado.
El Santuario de la Virgen de la Esperanza
Calasparra alberga un impresionante santuario que está ubicado en una antigua cueva tallada en la roca, a seis kilómetros de la ciudad. Su origen data del siglo XVII. En él se puede encontrar dos imágenes diferentes de la archiconocida Virgen de la Esperanza, que como su propio nombre indica es la virgen a la que los murcianos piden deseos futuros, confiesan sus anhelos personales y dedican sus oraciones.
El interior de la capilla, casi todo de piedra, es para deleitarse. Si así se desea, puede realizarse una visita virtual desde su propia página web. Pero nada como ver en persona esta maravillosa fusión entre el misticismo religioso y la naturaleza más abrupta.
La ermita del pastor San Urbicio, un lugar fascinante para peregrinar
La leyenda rupestre cuenta que en la ermita de San Úrbez, situada en todo lo hondo de un cañón en el valle de Vio, en Huesca, habitó el monje eremita San Urbicio. Este tuvo una vida de película como pastor y orador, demostrando su enorme devoción. Murió allí mismo, en aquella ermita, hoy sitio de peregrinación de tantos creyentes y devotos.
Esta cueva – santuario es una maravilla encajada en mitad de un entorno natural de irresistible belleza. El interior de la ermita es ultraminimalista. Tan sólo se ve roca, una decena de bancos de madera y un pequeño y primitivo altar. El 15 de diciembre acuden los aldeanos y montañeros de la zona a rendir homenaje al santo. Es un sitio que, más allá del espíritu religioso de cada persona, y por la belleza del lugar, merece ser visitado.
La bellísima ermita de los Santos Justo y Pastor
Uno de los complejos eremíticos más reseñados y visitados de toda España es el de Olleros de Pisuerga, en la provincia de Palencia. Construido en los siglos VII y posteriores, la ermita, de carácter románico, es un sitio que merece la pena ser descubierto. Es una ermita diáfana, sobria, colorida, bien conservada, metida en una cueva y que tiene su cristo, su altar y su mosaico eclesiástico en un lateral. Incluso se puede hallar una pila bautismal. Los más creyentes suelen disfrutar y gozar tan solo con admirar la ermita, también objeto de estudio de historiadores y antropólogos.
Pero también atrae por su exterior y alrededores. Es un sitio bucólico en el que los visitantes buscan tranquilidad, reposo y reflexión. Las vistas desde la torre son sencillamente maravillosas. Todas las palabras se quedan cortas: hay que ir a verlo.
La Iglesia rupestre de Santa María de Valverde
En el municipio de Valderredible, al sur de Cantabria, podemos encontrar la célebre iglesia rupestre de Santa María de Valverde, una joyita de la arquitectura hispanovisigoda. Visitarla es toda una experiencia. Se puede contemplar uno de los mejores ejemplos del eremitismo norteño. En la propia roca de la zona se excavó y construyó un hermoso y sencillo templo, hoy excelentemente preservado.
Cuando la naturaleza, el misticismo y la religiosidad se fusionan pueden desembocar en templos tan espirituales, emocionales y sugerentes como este. Como en casi todos estos antiguos monasterios, se puede observar una necrópolis fascinante en su exterior. Es la génesis del cristianismo en la península, una gozada de visita situada, además, en un entorno privilegiado. Por la zona aledaña a la iglesia hay un Centro de Interpretación del Rupestre de inexcusable visita.
El santuario de las cuevas de Covadonga
Un lugar de obligado paso si visitamos Asturias. En el Santuario se encuentra la popular y visitada Santa Cueva, donde reside la virgen de Covadonga. Esta imagen también es llamada por los lugareños y el resto de asturianos “la santiña”, motivo de peregrinación y rezo por parte de las clases populares. La imagen primigenia se quemó en un incendio y fue reemplazada por otra, una donación desinteresada de la catedral de Oviedo. Su interior, precioso, es neorrománico, construido en la posguerra.
Es uno de los lugares más emblemáticos del mundo devoto asturiano, pero, ante todo, es un lugar magnánimo no sólo por la cueva en sí, sino por todo el complejo que lo rodea. Un lugar para llevarse la cámara de fotos y perderse durante toda una jornada, para después visitar los famosos lagos.
La iglesia rupestre de Bobastro, en Ardales
Las ruinas de Bobastro, en el espacio conocido popularmente por “Mesa de Villaverde” situado en Ardales, Málaga, son pura historia de al-Ándalus, una muestra del mejor turismo cultural. Cuentan los historiadores que la iglesia-ruina rupestre de estilo mozárabe fue lugar de refugio de Omar Ibn Hafsún y sus acólitos, más tarde derruida por el califa omeya de Córdoba Abd al-Rahman III tras conquistar la zona.
Años después fue reconvertida a iglesia cristiana. Realizar el emblemático Caminito del Rey andando y visitar después la iglesia rupestre es un plan perfecto para un fin de semana. Existen guías especiales para ir en familia a un precio económico.
El Eremitorio del Arroyo de las Torcas
También conocido como las Cuevas de los Portugueses, pues se alojaron allí durante la construcción del embalse de Cereceda. Es un lugar situado en Burgos que representa como pocos el eremitismo. Se trata de catorce cuevas que fueron construidas sobre la piedra, se estima que durante los siglos VII y VII.
Este sitio, antaño lugar de oración y ermitañismo, donde habitaron monjes, hoy está realmente abandonado aunque sí haya mobiliario para los turistas, como paneles informativos. Es un lugar con mucha sombra, sumergido en la naturaleza, bello, ideal para un día de mochila y campo.
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