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Casa-Museo Dalí, el surrealismo hecho hogar

Paisaje de Portlligat y la Casa-Museo de Dalí

Como si de un faro se tratase, la escultura de un huevo de gallina corona la torre del tejado del edificio del palomar que forma parte de la Casa-Museo de Dalí. Vivienda o altar al surrealismo, estilo que se plasma en cada rincón de esta peculiar vivienda del artista. Lo primero que preside este hogar es la clara y peculiar personalidad extravagante de Dalí. Lo segundo es la figura de un oso polar grande disecado lleno de abalorios. Se encuentra justo en la entrada recibiendo a cada uno de los invitados que llegan.

Paisaje de Portlligat y la Casa-Museo de Dalí
Paisaje de Portlligat y la Casa-Museo de Dalí. | Shutterstock

Este peculiar edificio se ubica en Portlligat, un pueblo que pertenece al municipio de Cadaqués. Un enclave que fue una fuente de inspiración infinita para el artista, que desde sus inicios plasmó el paisaje en muchos de sus cuadros. Todo a pesar de que cuando le compró la antigua barraca de pescadores a Lidia Noguer acababa de ser desterrado de Cadaqués y desheredado por su padre. Pero la conexión que tenía con el lugar estuvo siempre por delante de los conflictos y la norma.

Catedral Galáctica

La visita comienza en el eje central sobre el que se accede al resto de las estancias, este es el Vestíbulo del Oso. Como su nombre indica, lo preside un oso polar disecado de lo más extravagante. Al cuello porta collares y en el resto del cuerpo multitud de abalorios. Dejando atrás al animal, desde el vestíbulo se accede al resto de las salas, repartidas por varios edificios y plantas. Los unen pasillos estrechos y escaleras de distintas formas. Esto es debido a que la actual vivienda es el resultado de la compra de distintos barracones pesqueros que el matrimonio fue uniendo para formar la vivienda con el paso de los años. Algo que se ve reflejado en esos detalles del pasillo y las escaleras.

Casa-Museo de Dalí
Casa-Museo de Dalí. | Shutterstock

El vínculo entre esta casa y Dalí es muy fuerte. Aquí residió el artista la mayor parte del tiempo junto con el gran amor de su vida, Gala. Lo hicieron hasta 1982, fecha en la que la musa del catalán falleció. Tras este trágico acontecimiento, se marchó al castillo de Púbol. Si la vivienda de Portlligat ya era una Catedral Galáctica, según afirmaba el propio protagonista, la personificación del castillo es Gala. Fue un regalo que esta recibió por parte del artista y fue nombrado Bien de Interés Cultural en el 1988.

El primero en ver el sol en España

El Cabo de Creus fue una gran fuente de inspiración para el artista y está presente no solo en sus obras, sino en la decisión de fijar su residencia allí. No es la única protagonista de esta casa, hay otro elemento presente en sus obras que es protagonista de una de las anécdotas más curiosas de la casa. Se trata de una ventana, en concreto la del cuarto del matrimonio, conocido como la sala amarilla.

Jardín de la Casa-Museo de Dalí
Jardín de la Casa-Museo de Dalí. | Shutterstock

Este enclave de la Costa Brava, Portlligat, es el primer lugar de la península española que recibe al Sol. Es decir, es el pueblo más oriental de la península. Dalí, que era artista y pensaba ideas creativas hasta cuando estaba en la cama, aprovechó el hecho. Decidió colocar estratégicamente un espejo para que reflejara las vistas que se podían ver desde la ventana. Por ello, cuando el Sol daba la bienvenida asomando con sus primeros rayos, el artista recién despertado podía observar el espectáculo sin necesidad de levantarse del lecho.

No es lo único curioso que hay en esta vivienda. La casa, llena de recovecos, se viste con adornos y objetos de lo más originales y extravagantes. En su mayoría, todo permanece tal cual lo tenía el matrimonio cuando habitaba el hogar. Incluso los materiales que empleaba Dalí para realizar sus obras se pueden encontrar aún en el taller que empleaba para crear en casa. Por ello, visitar la vivienda es adentrarte en la personalidad y estilo marcado del artista de lleno.

Paisaje de Portlligat y la Casa-Museo de Dalí
Paisaje de Portlligat y la Casa-Museo de Dalí. | Shutterstock

El cristo de los escombros

Algo muy característico de la Casa-Museo de Dalí de Portlligat, en la que lo raro sería encontrar algo normal, es su extenso jardín. Se viste con un gran número de olivos y una piscina que se aleja poco del estilo llamativo de la vivienda. Aquí se puede encontrar otro huevo de gallina, uno de los símbolos más representativos del artista catalán. En este caso el huevo está cascado y le falta la parte superior. Muchos de los visitantes aprovechan el escenario para inmortalizar el momento.

En el exterior también se encuentra la escultura de un gigante. Esta es bautizada como el Cristo de los Escombros por los materiales de los que se compone: tejas, restos de barcas o la propia basura. Nació fruto de la inspiración de Dalí tras visualizar las figuras que se creaban con los restos de un diluvio. Aunque no es la única figura presente, el famoso muñeco de Michelin también es uno de los guardianes del jardín. Era una de las pasiones del artista catalán, que consideraba a la imagen de los neumáticos una obra publicitaria que rozaba la perfección. Al creador del logo de Chupa-Chups también le hubiera gustado diseñar este.

Cristo de los escombros en el jardín de la Casa-Museo de Dalí
Cristo de los escombros en el jardín de la Casa-Museo de Dalí. | Shutterstock

No son las únicas localizaciones a las que se puede acudir para descubrir anécdotas curiosas del artista. Se puede visitar también el Teatro-Museo de Dalí en Figueres o el ya citado castillo de Púbol. Sea en el escenario que sea, lo que es un hecho es que Dalí sigue presente gracias a todo el patrimonio artístico que se conserva de él. El “primer español en ver el sol”, que destaca precisamente por su forma de ver las cosas. Casa- Museo de Dalí, el claro ejemplo de la creatividad que no solo se refleja en los lienzos.