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Cuando la Guerra Civil provocó la mayor fuga de presos de la historia de España

La mayor fuga de presos de la historia de España

La fuga más multitudinaria de la historia de España tuvo lugar un 22 de mayo de 1938. Se dio en el monte Ezkaba, al norte de la ciudad de Pamplona y a solo cincuenta kilómetros de la frontera francesa. Los protagonistas de esta huida escaparon del fuerte de San Cristóbal, una antigua fortaleza que había adquirido las funciones de prisión. Allí se congregaron casi 2.500 presos en un momento en que la Guerra Civil todavía azotaba la geografía española.

De fortaleza para frenar a los carlistas a prisión estatal

Fuerte de San Cristóbal
Fuerte de San Cristóbal. | Shutterstock

El fuerte de San Cristóbal es hoy un lugar abandonado y cubierto de vegetación, pero sigue coronando el monte Ezkaba. Su construcción comenzó unos meses después de concluir la Tercera Guerra Carlista, con el objetivo de tener cerca de Pamplona una fortaleza que frenase cualquier aspiración del bando carlista con respecto a la poderosa ciudadela pamplonesa.

La fortaleza nunca llegó a usarse como tal, pues su construcción no se completó hasta cuarenta años después. Para entonces, ya era un edificio obsoleto. La aparición de las fuerzas aéreas echó por tierra todas las funciones defensivas planteadas para este lugar. Fue en 1934 cuando se le decidió dar otro uso.

Tras una remodelación, pasó a ser considerada una de las cárceles más activas del Norte. El pico de su actividad lo alcanzaría durante la Guerra Civil, cuando quedó bajo control del bando franquista. En ese punto de la Historia empieza esta otra.

Las pésimas condiciones del Fuerte de San Cristóbal

Fuerte de San Cristóbal
Fuerte de San Cristóbal. | Shutterstock

Para el año en que se produjo la fuga de presos, la cárcel estaba ocupada por casi 2.500 encarcelados y unos 90 funcionarios, que eran en realidad hombres del ejército. Muchos dirigentes políticos y activistas que se habían mostrado en contra del Frente Popular estaban aquí encerrados.

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Denunciaron en numerosas ocasiones la penosa situación en la que vivían. Situación que, por otro lado, se repetía en la inmensa mayoría de las cárceles de España. Los presos eran físicamente maltratados, les hacían padecer hambre extrema y no ponían remedio a las enfermedades de gravedad, como la tuberculosis, que por entonces se encontraba en pleno repunte en el país. No es que fuera algo inesperado. Durante el transcurso de la Guerra Civil y también después, en España apenas sí podían alimentarse quienes estaban en el frente, mucho menos se preocupaban por la salud y el bienestar de los presos que pertenecían al otro bando.

El futuro de los cautivos sólo tenía dos variantes. Bien serían condenados a la pena máxima, el pelotón de fusilamiento, bien a la mínima, la reclusión perpetua. En el segundo de los casos, quedaban sometidos a las condiciones antes referidas. Fueron cientos los que fallecieron por este abandono. Otros cientos lo hicieron tras la afamada fuga.

La mayor fuga de la historia de España

Más imágenes del Fuerte de San Cristóbal
Más imágenes del Fuerte de San Cristóbal. | Shutterstock

Fueron estas pésimas condiciones las que empujaron a una treintena de presos a planear su huida. Aprovechando el número de superioridad en el que se encontraban, 2.500 cautivos frente a unos 90 carcelarios, además el pequeño descontrol horario que existía durante el turno de la cena, el motín tuvo éxito. Desarmaron a sus captores y lograron encarcelar a muchos de ellos. Cuentan que para evitar que éstos conocieran sus planes emplearon la lengua del esperanto.

La madrugada del 22 de mayo, 795 presos escaparon del fuerte de San Cristóbal. Era y todavía es la mayor fuga de la historia de España. Se lanzaron ladera abajo, sobre todo esperando alcanzar la frontera francesa que, como ya se ha comentado, estaba a unos 50 kilómetros. Durante esta huida, los numerosos escapados tomaron diferentes caminos. Muchos de ellos se perdieron, otros se lesionaron.

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No obstante, la mayoría fueron capturados. Tan solo esa madrugada, 259 personas regresaron a la cárcel. Para el día siguiente, ya se contabilizan 445 internos de los 795 fugados. Como curiosidad, cabe resaltar el último de los fugados capturados era conocido como Tarzán, por el modo de vida que llevó hasta que, el 14 de agosto de ese mismo año, fue detenido de nuevo.

585 de los 795 prisioneros regresaron a las condiciones pésimas de las que habían escapado. Solo tres consiguieron llegar a la frontera francesa y huir de forma definitiva. El resto, más de 200 personas, fueron asesinadas en la persecución o los fusilamientos posteriores.

Lo que queda de esta historia

El Fuerte de San Cristóbal ha sido invadido por la naturaleza
El Fuerte de San Cristóbal ha sido invadido por la naturaleza. | Shutterstock

Queda el recuerdo y el Fuerte de San Cristóbal, que aunque abandonado no se ha derruido. Se cerró en el año 1945. El ejército lo abandonó definitivamente cuarenta años más tarde. En 1988 se construyó, en una de las laderas del monte Ezkaba, un monumento a los prisioneros que fallecieron en este lugar. Además, las excavaciones que desde hace más de una década han tenido lugar han permitido localizar y exhumar muchos cadáveres enterrados próximos al fuerte. Hoy en día el acceso está cerrado al público, pero merece la pena acercarse tanto como se pueda a contemplar este pedazo de la historia de España.