fbpx

La Kriss Romaní, la ley gitana

Kriss Romaní

Hace ocho años RTVE emitía la noticia de un hombre, José Luis Cortiñas, que había asesinado a su mujer embarazada, María Luisa Jiménez. “¡Fuera de Galicia, que se marchen de Galicia!”, gritaba la madre de la fallecida. Y es que, además de la pena que le impuso la justicia, aquel hombre de etnia gitana y los 50 miembros de su familia fueron sentenciados por la ley gitana, la Kriss Romaní, al destierro. Porque el pueblo gitano, además de someterse a las leyes de la sociedad paya, está subyugado a su propia justicia, un sistema jurídico tradicional y muy particular que lleva vigente durante siglos y que es común a todos los romaníes, sean del país que sean.

Pero para entender la ley gitana, antes hay que entender cómo está organizada su comunidad. Primero, es de vital importancia conocer que la sociedad gitana es una sociedad gerontocrática, es decir, que a las personas mayores se les da mucho valor. Por otra parte, cada familia constituye una sociedad (entendiendo familia como una unidad de no menos de 50 personas). A su vez, cada familia gitana debe coexistir con otras. Para regular la convivencia entre ellas, los gitanos disponen de la citada Kriss Romaní, expresión que designa tanto el derecho en general como la asamblea encargada de aplicarlo.

Por tanto, según indican los autores Claudia Andrea Rojas y Juan Carlos Gamboa en su artículo La Kriss Romaní como sistema jurídico transnacional, la Kriss Romaní se define como “el sistema jurídico transnacional del pueblo rom. “Constituye efectivamente un sistema de normas, valores o principios normativos, autoridades, instituciones y procedimientos que sirven para regular la vida social, resolver conflictos y organizar el funcionamiento interno”, añade el documento.

Además, cabe agregar que se trata de un conjunto de normas de tradición oral no escritas y que, en teoría, no busca la venganza de un delito, sino la reparación del daño. De hecho, uno de los testimonios de la noticia mencionada con anterioridad aseguraba que la pena que la familia había impuesto al homicida “viene promovida para buscar la paz, la convivencia y la normalidad dentro del seno de la comunidad gitana”.

Familia de gitanos
Familia de gitanos en Madrid. | Archivo Ruiz Vernacci, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

La asamblea

Óscar Vizarraga, educador social y director de comunicación de la Asociación Cultural Gitana Kale Dor Kayiko, explica el funcionamiento de esta ley: “Si una familia entra en conflicto con otra, las personas mayores de ambas familias, más siempre gente neutral, establecen una comisión, en romanó kriss”. Según indica el artículo La Kriss Romaní como sistema jurídico transnacional existen cuatro tipo de sanciones, que van desde un castigo meramente simbólico hasta el destierro, pasando por el pago de una multa e incluso castigos físicos, cada vez menos usados.

No obstante, Vizarraga señala que las sentencias “se reducen a diferentes modalidades de destierro afectando en más tiempo y a más personas en función de la ley que se haya quebrantado”. El caso más grave es el del delito de sangre, como en el homicidio apuntado al inicio de este artículo. En ese supuesto, se expulsa tanto al acusado como a todo su linaje y se hace además de forma perpetua. No hay forma de reparar el daño, más que no volverse a ver. A esta sanción se la conoce como rigate y en ella se declara al agresor como marimé, término que significa impuro o contaminado.

Pero el pueblo gitano no vive en una comunidad aislada, sino que forma parte también del mismo sistema de justicia que el resto de la sociedad. Por tanto, una persona gitana acusada de cualquier delito deberá enfrentar también la ley paya.

“Imagínate que un gitano comete un delito menor”, propone Vizarraga. “La ley paya le condena a dos años de cárcel y 6.000 euros de multa. La ley gitana establece tres meses de destierro”, continúa el educador. A pesar de que el primer caso es objetivamente mucho más duro, Vizarraga apunta que “al gitano le importa un pimiento que vayas dos años a la cárcel, a él lo que le alivia es el cumplimiento de la Kriss Romaní”. “Eso es lo que me restituye mi relación con esa persona”, asegura.

De gitano a gitano

Otra peculiaridad de la Kriss Romaní es que se trata de una ley que solo se aplica a las personas gitanas. Es decir, si existe un conflicto entre una persona paya y otra gitana, ninguno de ellos se verá sometido a los designios de la ley romaní. “La ley paya regula la vida de todos, la tuya y la mía. Por tanto, si el asesinato lo comete una paya cumplirá la ley que tenga que cumplir, pero la ley gitana no le va a imponer ninguna pena”, señala el educador. “Lo cual no quiere decir que te vayan a recibir con los brazos abiertos cuando salgas…”, añade.

La Kriss Romaní constituye, en definitiva, una tradición que regula la convivencia entre las familias gitanas. “Es nuestra esencia”, afirma el educador. Y concluye: “El respeto a nuestros mayores nos lleva necesariamente a establecer que nosotros somos soberanos como familia, entonces nadie externo puede romper eso”.

Imagen de portada: Campamento romaní en Södra folkparken, Västberga, Estocolmo. | Archivo de Gunnar Lundh bajo los términos de licencia CC BY 4.0, Wiikimedia