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Los pueblos más bonitos de Guipúzcoa

Zarautz y su playa

De las tres provincias vascas, Guipúzcoa es posiblemente la que posee un cariz más turístico. Tanto la costa como las localidades en torno a sus principales valles del interior dan lugar a espacios de gran belleza. A esto se suma la particular cultura local, que incluye una de las gastronomías más punteras del país, además de la tradición de los caseríos o el Camino de Santiago. Una provincia bien comunicada y perfecta para perderse o disfrutar de unas vacaciones más clásicas. Cualquiera de los considerados pueblos más bonitos de Guipuzcoa se presta a una escapada.

Guipúzcoa fascinante: sus pueblos más bonitos

Zumaia

Panorámica de Zumaia
Panorámica de Zumaia. | Shutterstock

La confluencia del río Narrondo y el Urola, justo antes de que desemboquen en el mar, sirve como escenario para Zumaia. Esto aporta un bello ambiente marinero a una villa que destaca sobre todo por su Flysch. Se trata de una curiosa formación ribereña, de tipo sedimentario. Debido a cómo se crean, sirve como una suerte de calendario geológico de entre hace 110 y 50 millones de años. Además, se sitúa cerca de playas como la de Itzurun.

Su otro elemento más conocido es la ermita de San Telmo, conocida por su aparición en el cine, también su templo de San Pedro, entre gótico y renacentista. Otras playas, un coqueto puerto en el que es posible ver traineras entrenando y los acantilados circundantes completan la estampa. Es, sin duda, uno de los pueblos más bonitos de Guipúzcoa.

Azpeitia

Santuario de Loyola en Azpeitia
Santuario de Loyola en Azpeitia. | Shutterstock

Remontando el Urola se alcanza Azpeitia, una localidad que comenzó a aparecer en las crónicas a principios del siglo XIV. Sin embargo, cerca de ella queda la cueva de Ekain, que demuestra que la zona se pobló desde mucho antes. Casonas y palacios se complementan con templos como el de San Sebastián de Soreasu. Además de un destacado órgano, su pieza más famosa es la pila bautismal donde recibió el primer sacramento San Ignacio de Loyola.

Precisamente dicha figura es la que protagoniza el gran hito municipal, que justifica sobre el resto su inclusión en la lista. Se trata del santuario de Loyola, uno de los más importantes de la comunidad junto al de Arantzazu. Del siglo XVII, tiene como epicentro la casa natal del fundador de los Jesuitas. Fueron ellos quienes sufragaron el enorme complejo, que contiene la vivienda original como una enorme reliquia.

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Zarautz

Zarautz y su playa
Zarautz y su playa. | Shutterstock

La mejor definición de Zarautz es señorial. Sus calles destilan la influencia de la burguesía que desde el siglo XIX se instaló en ella. Por tanto, el ambiente que domina es ecléctico. Se entremezclan elementos medievales y, sobre todo, de la Edad Moderna. De entonces son diversos caserones, así como la iglesia de Santa María la Real. Sin embargo, su playa, malecón y paseo marítimo es lo que más llama la atención. De su pasado portuario y ballenero, ha pasado a ser un centro turístico y gastronómico de primer nivel.

Tolosa

Tolosa
Tolosa. | Shutterstock

Desde siempre Tolosa ha sido un emplazamiento importante. Su ubicación con respecto a Navarra y Francia la convirtió en una encrucijada a la que se debía prestar atención. De ahí la gran cantidad de palacios y casas señoriales que se puede encontrar junto al abigarrado río Oria. Con su iglesia de Santa María dominando la panorámica, uno de sus elementos más entretenidos es el mercado del Tinglado. Allí se pueden adquirir productos típicos, siendo el más conocido de ellos la alubia tolosarra. Por otro lado, en las inmediaciones existen restos del pasado remoto local, como el dolmen de Añi.

Getaria

fotos de película
Getaria.

En este coqueto y vertical pueblo marinero vasco hay dos nombres que refulgen sobre el resto. Por un lado, Juan Sebastián Elcano. Tras tomar el mando en Filipinas, concluyó la Expedición de la Especiería. Una misión que capitaneó Magallanes hasta su muerte. Hoy se sigue viendo la influencia del marino en Getaria en forma de homenajes. Por otro lado, se encuentra Cristóbal Balenziaga. Cuenta con un museo en la localidad y fue uno de los modistos más influyentes a mediados de siglo.

La zona baja de Getaria suele ser recorrida por peregrinos del Camino del Norte, al igual que Zarautz, Zumaia, Orio o Pasaia. Estos pueden ver su pequeño puerto, el faro o la curiosa iglesia de San Salvador. El templo destaca por adaptarse al terreno en el que se halla de forma extraordinaria. Por tanto, se apoya en la roca, quedando parte de sus muros apoyados directamente en la roca vertical.

Idiazabal

Iglesia de Idiazabal
Iglesia de Idiazabal.

Sin duda se trata de la localidad más quesera de la lista. Aunque la sede de la D.O. quede en la población alavesa de Arkaute, el nombre de queso ahumado más célebre de Euskadi se comparte con este pequeño pueblo guipuzcoano. En Idiazabal se puede encontrar un centro de interpretación al respecto, cuya visita puede extenderse a alguna quesería cercana. Mientras tanto, también merece una visita la iglesia de San Miguel, con elementos románicos. Al estar cerca de Zegama, Zerain o Segura se pueden realizar escapadas a los mismos o rutas de senderismo por esta zona interior de Guipúzcoa.

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Pasaia

Pasajes
Pasaia o Pasajes.

Con cuatro núcleos, Pasaia se dispone en torno al puerto homónimo. Un municipio portuario ligado íntimamente al mar. Para entrar en la ría hay que atravesar un estrecho paso, que permite llegar a Pasajes de San Pedro y San Juan. Ambas son las aldeas fundacionales, disputadas durante siglos hasta alzarse como villa de forma definitiva en el siglo XIX. Para ir de una a otra, en orillas opuestas, hay que tomar una barca. Algo común para los vecinos, pero que sorprende a visitantes o a los peregrinos jacobeos que llegan al lugar.

En el lado oriental queda Pasajes de San Juan o Pasai Donibane. Allí sobresalen dos opciones, además de comer pescado fresco. Se puede ir hacia el faro o ascender unas escaleras hasta la iglesia de San Juan, donde queda el albergue de peregrinos. Al otro lado, en Pasai San Pedro destaca la iglesia que da nombre al lugar. El vecino más célebre del pueblo que durante años perteneció a Donostia fue Blas de Lezo, uno de los marinos más ilustres de España. Es uno de los pueblos más bonitos de Guipúzcoa y de Euskadi en general.

Aretxabaleta

Plaza de Aretxabaleta
Plaza de Aretxabaleta. | Ayuntamiento del lugar

En pleno valle de Léniz, Aretxabaleta ofrece un paisaje dominado por la montaña y el embalse de Urkulu. Una bella postal centrada en esta localidad, que a lo largo de la historia se ha visto continuamente enfrentada a vecinos, especialmente Oñati, por mantenerse independiente. El ambiente campestre es claro y se deja ver todavía más en las anteiglesias, núcleos de población, asociadas a la cabeza municipal. En esta última destacan especialmente diferentes casas-torre y palacios, muchos de ellos del siglo XVIII. En los alrededores hay varias rutas que andar. La más curiosa es la que repasa la vertiente balnearia que tuvo el territorio en el siglo XIX, centrado en sus aguas termales. También es posible recorrer sus aldeas en un entorno marcado por el verde.

Mutriku

puertos pesqueros vascos
Mutriku. | Shutterstock

Entre el monte Arno y el Cantábrico queda este pequeño puerto. El turismo ha sustituido a la actividad pesquera en los últimos años, aunque todavía queda algún barco faenando. Varios museos permiten ahondar en este enlace de Mutriku con el mar. Bentalekua y Nautilus son sus nombres. Geológicamente, posee un flysch negro, complemento perfecto del de Zumaia. Visto el pueblo, Deba y Ondarroa son las alternativas cercanas más interesantes.

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Oñati

Universidad de Oñati
Universidad de Oñati. | Shutterstock

Entre montañas, se trata de una de las poblaciones más históricas de Guipúzcoa. De villa pasó a cabeza de condado independiente, estatus que mantuvo hasta mediados del siglo XIX. Esto llevó a multitud de conflictos sociales, pero también a que se generara una enorme cantidad de monumentos. Así, la piedra y la historia marcan cualquier visita a Oñati. Por ejemplo, su universidad data del siglo XVI y fue la primera en aparecer en Euskadi, manteniéndose activa hasta el siglo XX. Hay además varios templos, como la iglesia de San Miguel Arcángel, y casas señoriales que visitar.

El monte es otro factor clave a tener en cuenta. El carácter interior de Oñati se ve claramente reflejado en sus alturas. Sin ir más lejos, la sierra de Aizkorri ofrece multitud de rutas interesantes en un entorno de triple frontera entre Álava, Guipúzcoa y Navarra. Algo que se extiende al Alto Deva, cuenca a la que pertenece la localidad. Asimismo, al ser el municipio más grande de la provincia hay multitud de aldeas bonitas que ver en él. En todo caso, el santuario de Aratzazu es el hito más impresionante al que se puede acudir. Se trata de un enorme complejo religioso marcado por la nueva basílica, una gran obra de la arquitectura contemporánea.

Orio

Orio y sus barcos pesqueros
Orio y sus barcos pesqueros. | Shutterstock

Surcada por el Camino de Santiago y en el margen este de la ría del Oria, este centenario lugar de paso jacobeo es un ejemplo perfecto de pueblo marinero. Las traineras son una de sus tradiciones más señeras, heredera de la actividad pesquera. Junto a los astilleros, este fue uno de los principales negocios locales, especialmente asociada a las ballenas, hasta el pasado siglo. Con todo, todavía hoy quedan barcos que salen a faenar de Orio. Con el amarillo como color protagonista, el conjunto predomina sobre los edificios individuales. Asimismo, es uno de los mejores lugares de la provincia para tomar un pescado fresco a la brasa. Con Orio concluye el repaso por los pueblos más bonitos de Guipúzcoa.