fbpx

Torta de aceite de Aranda, el pan tradicional de las provincias castellanas del Duero

Torta de aceite de Aranda

La Torta de aceite de Aranda es uno de los panes más tradicionales y consumidos de la provincia de Burgos. Aunque lleve por nombre el de Aranda, esta torta está presente en casi todas las panaderías tradicionales de los pueblos de Burgos y en algunas regiones de Castilla y León bañadas por el Duero, como Valladolid o Soria. Por eso algunos la llaman también Torta castellana. Su origen, si bien es incierto por su antigüedad, se asocia a los labradores y campesinos que usaban una porción de masa aplanada para saber si los hornos estaban a la temperatura adecuada para la elaboración del pan normal, del lechazo y del resto de recetas tradicionales de la región.

Se trata de un pan ideal para acompañar el lechazo al horno típico de la provincia burgalesa, pero también de casi toda Castilla y León. Su textura suave y corteza crujiente hacen que este pan se deshaga en la boca y que desaparezca demasiado rápido de la mesa, ideal para mojar salsa y limpiar el plato a fondo. Es una receta sencilla que únicamente requiere de cierto reposo para conseguir la textura perfecta.

torta aceite de aranda, Torta de aceite de Aranda, el pan tradicional de las provincias castellanas del Duero
Torta de aceite de Aranda. | Shutterstock

También se puede preparar la torta de azúcar con la misma base de pan, añadiendo únicamente una buena cantidad de azúcar por encima antes de mandar la torta al horno. Esta versión dulce, muy típica también de Burgos, es deliciosa acompañada de un buen café para desayunar o merendar.

Ingredientes de la Torta de aceite de Aranda (2 tortas)

350 ml de agua

500 g de harina

15 g de levadura de panadería

1 cucharadita de sal

Una cucharadita de azúcar ara activar la levadura (opcional)

Aceite de oliva virgen extra

Azúcar en abundancia para preparar la versión dulce

Preparación de la Torta de Aceite de Aranda

  1. Lo primero que necesitamos hacer es poner el agua en un recipiente amplio a la cual añadiremos la levadura y la cucharadita de azúcar (opcional). El azúcar en este caso ayuda a que la levadura empiece a actuar, sobre todo en invierno. Se puede prescindir de ella perfectamente, sobre todo si la temperatura de la habitación supera los 23ºC.
  2. Dejamos reposar la mezcla de agua y levadura unos 15-20 minutos o hasta que empiecen a salir burbujas. De esta forma sabremos que la levadura está en buen estado.
  3. Para seguir con la elaboración de nuestra Torta de aceite de Aranda, añadimos la harina al recipiente y la sal. Removemos todo con las manos o con las varillas eléctricas si se dispone de ellas. Esta es una masa pegajosa y bastante liquida. Es necesario que sea así para que la miga sea suave y esponjosa y la corteza crujiente.
  4. Para que la Torta de aceite de Aranda salga perfecta, debemos dejarla reposar toda la noche en la nevera para que el sabor se intensifique aún más. Si no queréis esperar, podéis dejar reposar durante 1 hora o hasta que doble el volumen.
  5. Una vez reposada la masa, la extendemos sobre un papel de horno con ayuda de un poco de aceite en las manos para formar un disco. También clavamos los dedos en la masa para que el aceite penetre mejor. Finalmente la dejamos doblar el volumen. Este último paso dependerá de la temperatura de la habitación. Entorno a los 23ºC no debería tardar más de 30 minutos.
  6. Antes de hornearla, añadimos un buen chorro de aceite en la superficie de la torta y la repartimos con las manos cuidadosamente, es una torta de aceite, no temáis echar demasiada. Si hacéis la versión dulce, este es el momento de añadir una buena cantidad de azúcar por encima.
  7. Para terminar, no tenemos más que hornear la Torta de aceite de Aranda a 250ªC con el horno bien precalentado. Este tipo de masas necesitan de temperaturas muy elevadas para que la corteza quede crujiente. También debemos hornear la torta en el último nivel del horno para que esté lo más cerca posible de la base caliente del mismo. Dejamos hornear 15 minutos o hasta que esté dorada. Lo mejor es comerla recién hecha, ¡pero fría está igualmente deliciosa!