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Salamanca / Lunes de Aguas

Lunes de Aguas

Los salmantinos celebran el día en que las prostitutas regresaban a la ciudad tras un exilio forzoso iniciado en la Cuaresma

Que una fiesta conmemore el regreso de las prostitutas a una ciudad no deja de ser un hecho un tanto insólito en esta España oficialmente católica durante tantos siglos. Pero esto es lo que ocurre cada primer lunes siguiente a la Semana de Pascua en Salamanca, donde la prostitución estaba institucionalizada desde el siglo XV para satisfacer las “necesidades” de la población estudiantil de su universidad, la primera del país y la más importante desde el siglo XIII y hasta mediados del XIX.

Los barrios bajos de Salamanca, en la ribera del río Tormes, estaban repletos de burdeles y casas de citas hasta que el príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, que vivió durante su formación en la ciudad, ordenó que las prostitutas se reuniesen en la “Casa de la Mancebía”, bajo la tutela de un cuidador llamado desde entonces “Padre Putas”, un miembro del Cabildo Catedralicio que las custodiaba y administraba durante todo el año y cuyo cargo era, por razones obvias, más que codiciado.

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Jóvenes celebrando el Lunes de Aguas, ca. 1968

A mediados del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, una disposición real ordenó que las meretrices abandonasen la ciudad cada Miércoles de Ceniza para dejar de ejercer durante la Cuaresma, la Semana Santa, y la Semana de Pascua, alojándose en ese tiempo una estancia en el arrabal de la ciudad, situado al otro lado del río. Ni que decir tiene que su regreso a la ciudad, la tarde del lunes siguiente al Lunes de Pascua, era motivo de alborozo entre unos estudiantes ávidos de sexo después de tan largo periodo de abstinencia. Acompañadas del Padre Putas, las rameras regresaban a la ciudad cruzando el Tormes en barcas que los universitarios se encargaban de engalanar. Aquel singular cortejo alcanzó tal vistosidad que se hizo costumbre que gran parte de los salmantinos fueran a presenciarlo o a tomar parte en él, surgiendo así una de los eventos de más arraigo en la ciudad, bautizado como El Lunes de Aguas. De la presencia, importante y más que tolerada, de la prostitución en Salamanca existen referencias literarias, tanto en La Celestina (1499), como en la literatura erótica del Siglo de Oro Español (XVI y XVII): La tía fingida, La lozana andaluza y La pícara Justina, entre otras. Además, las rameras que ejercían en Salamanca, “fogueadas” entre tantos universitarios venidos desde distintas partes de España, alcanzaban tal experiencia en las artes amatorias que adquirían con facilidad y prontitud el nivel de exigencia que se requería para ejercer el oficio en la Corte de Madrid.

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Pues bien, “El Lunes de Aguas” sigue siendo una fecha de celebración popular entre los salmantinos hasta el punto de que bien puede decirse que la tarde de ese día es a todos los efectos como la de un festivo. La costumbre, que se ha extendido por buena parte de la provincia charra, es la de acudir en grupo, con familia o amistades, a comer y beber al campo, siendo principal menú el hornazo, una empanada de pan grueso y denso rellena de chorizo, lomo embuchado, jamón, salchichón y huevo cocido.

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Grupo de jóvenes de “picnic” en el campo

Las praderas de las orillas del Tormes, de Panaderos, la Aldehuela, La Flecha, el paseo Fluvial y otras se llenan de gente de todas las edades para disfrutar del aire libre de un clima de ociosidad, esparcimiento y diversión. Además, desde la década de los años 80 del siglo XX se escenifica el regreso a la ciudad del “Padre Putas” y las prostitutas, a las que dan vida jóvenes actrices, y el Ayuntamiento ameniza la estancia de los salmantinos en los parques con charangas y actividades lúdicas. ¡España siempre fascinante!