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Oviedo / Desfile de América

Desfile de América

Desde 1950 la calle Uría acoge una cabalgata en recuerdo de los emigrantes asturianos y los países que los acogieron

“Tienen ustedes una de las calles más bonitas de España para desfiles y cabalgatas”. Aquella frase, referida a la calle Uría de Oviedo y pronunciada a finales de los años 40 del siglo XX por un artesano valenciano de gigantes y cabezudos, no cayó en saco roto. Fue recogida como un reto por el pintor ovetense Alfonso Iglesias y se hizo realidad el 23 de septiembre de 1950. Ese día se hizo un gran desfile de homenaje a los asturianos que tuvieron que emigrar a América y a los países de aquel continente que les acogieron.

Hoy, el Desfile de América de Oviedo se ha convertido en una multitudinaria celebración declarada de Interés Turístico Nacional desde 1980. El acto tiene lugar, cada 19 de septiembre, dentro de la programación de las Fiestas de San Mateo de la capital asturiana.

El desfile nació como recordatorio de la condición de emigrantes de numerosos asturianos, primero a América y luego a Europa, y también de la figura de los indianos, aquellos que regresaron de las américas con ostentosas fortunas.

Desde la primera edición desfilan junto a carrozas los denominados ‘haigas’, con no poca socarronería. Son coches antiguos de lujo, prototipos como los que el emigrante asturiano compraba para dar a conocer su nueva condición adinerada. Un extendido chascarrillo asegura que cuando los vendedores preguntaban: -¿Qué tipo de coche desea?-, los Indianos contestaban: -El más grande que ‘haiga’. De ahí su apodo.

Desfile de América
Mujeres con el traje regional asturiano en una carroza

Historia del desfile

En un principio la idea del Desfile de América no tuvo una fácil acogida, por su elevado coste, pero su promotor consiguió sumar a la Oficina de Emigración y a las principales ciudades y villas de Asturias. Esto haría posible aquel primer desfile de 1950, que congregó a miles de personas impresionadas por el lujo de las casi 60 “haigas” engalanadas con flores y banderas. Los coches pasarían ante sus ojos junto a ocho carrozas y nueve bandas de música.

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Las crónicas de ambos lados del Atlántico la bautizaron como “La Fiesta de las fiestas”. En el desfile de 1951 se incorporó, a última hora, el primer grupo folklórico , que se encontraba de gira por Asturias. Tal fue su éxito que, desde entonces, la presencia de músicas y bailes de distintos países americanos es parte sustancial de la comitiva. Los horizontes musicales se han extendido a países de Europa como Alemania, Bélgica o Suiza, donde a partir de la década de los 60 se encaminaron otros muchos emigrantes asturianos.

Más tarde se incorporaron personajes como “los alfonsinos”, personas disfrazadas de guitarras, maracas gaitas o panojas de maíz. También aparecen “las madreñettes”, majorettes vestidas con el traje típico asturiano, con la faldas muy cortas y calzadas con madreñas (zuecos) de madera.

Desfile de América
Grupo folclórico mejicano

Y año a año, el Día de América ha ido ganando en espectadores, participación y presupuesto. También en reconocimiento internacional, siendo numerosos los políticos, personalidades y diplomáticos de los países representados que acuden a presenciar un desfile en el que toman parte unas dos mil personas.

Cada año recae el protagonismo en un país diferente o en un evento singular y el cortejo continúa nutriéndose de agrupaciones folclóricas. A lo largo de los años, el material generado en el ornato de ‘haigas’ y carrozas y en el vestuario de los participantes ha sido abundantísimo siendo almacenado y custodiado por la Sociedad Ovetense de Festejos que puso en marcha el promotor del evento, Alfonso Iglesias. Una curiosa fiesta de España.