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Hondarribia – Fuenterrabía / Alarde

Alarde de Hondarribia

Fuenterrabía se viste de gala en rememoración del fin de uno de los episodios más duros de su historia

Fuenterrabía ha sido una plaza fuerte que ha defendido la frontera de España. Tras sesenta y nueve días de duro asedio, las tropas auxiliares del ejército español acompañadas de varios contingentes de milicias populares guipuzcoanas acudieron al fin a poner en retirada al ejército francés que se apostaba alrededor de Hondarribia – Fuenterrabía. Era el 7 de septiembre de 1638 y la ciudad resurgía tras el peor episodio bélico de su historia. La población local fue diezmada y la ciudad destruida.

Alarde de Hondarribia
Marcha de los hacheros, 1928

Más de dieciséis mil balas de cañón impactaron contra ella y casi quinientas bombas de mortero estallaron en sus calles, nueve fueron los asaltos franceses reprimidos por los defensores. Al día siguiente, entre los escombros de la ciudad liberada, se convoca una reunión en la que se ratifica la promesa hecha semanas atrás según la cual, si se lograba la victoria, la población local haría romería anual a la ermita de la Virgen de Guadalupe para renovar sus votos y agradecerle el apoyo y la protección durante la contienda.

Asimismo, la muestra de armas miliciana, o Alarde, pasaría a realizarse el mismo día que la procesión y acompañaría a la comitiva hasta la ermita. El Día de la Virgen de Guadalupe fue declarado festivo y así, desde los restos de la tragedia, se gestó la tradición festiva más importante de Hondarribia.

El Alarde de Hondarribia – Fuenterrabía tiene lugar todos los años durante el día 8 de septiembre, en plenas fiestas patronales. Abren la marcha los hacheros, que para muchos son el símbolo más representativo de esta festividad. Su papel es el de hacer camino, y así lo hacen, ataviados en sus mandiles de cuero y tocados por sus altos gorros de lana blanca de oveja latxa.

Tras ellos la tamborrada y la banda de música anteceden al Burgomaestre, que representa el principal mandatario de las tropas de España. Éste se hace acompañar por sus ayudantes, la escolta de caballería y el cornetín de órdenes. A continuación desfilan las dieciséis compañías del ejército de España con sus cantineras al frente.

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La figura de la cantinera es de las más relevantes del alarde. Encabeza la marcha de su compañía y la representa públicamente de cara al pueblo. Su elección, igual que ocurre en Irún, es todo un acontecimiento. Tras las compañías cierran la procesión la batería de artillería y el cabildo eclesiástico.

Por la mañana, el Burgomaestre se reúne con las compañías en los Jardines del Árbol de Gernika y tras ascender la calle Mayor llegan a la plaza de Armas. Desde ahí, la Tamborrada y la Compañía Arkoll desfilan hasta el pórtico de la iglesia, donde la compañía recoge y porta la bandera de la ciudad.

A continuación, el desfile del alarde de Hondarribia se reanuda entre descargar de artillaría y salvas de cañón hasta la ermita de Saindua, donde la Compañía Arkoll deposita la bandera local. Tras la ceremonia religiosa en la ermita de Guadalupe, las compañías vuelven a formar en la campa de la Cruz para regresar a la ermita desfilando. En la puerta de la misma, cada compañía del Alarde de Hondarribia efectuará una descarga de artillería.

Alarde de Hondarribia
La tamborrada

Por la tarde, el Alarde de Hondarribia se reanuda desde la ermita de Saindua y recorre las calles del barrio de la Marina para regresar a continuación a la plaza de Armas. La Compañía Arkoll recibe de nuevo la bandera de la ciudad, esta vez de manos del cabildo civil, y junto a los hacheros y la tamborrada la devuelve al pórtico de la iglesia.

A continuación tienen lugar los momentos finales del Alarde de Hondarribia. Apostados a lo largo de la calle Mayor, las compañías aguardan a que el Burgomaestre anuncie el rompan filas y se aleje cabalgando a lo largo de la calle hasta la plaza de Armas.

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En este momento, la Banda de Música entona Fajina y las compañías se disuelven bailando el Zapatero. Después, Hondarribia sigue su fiesta patronal con un cartel siempre plagado de conciertos de calidad, buen ambiente y ganas de ver amanecer desde la calle. El alarde de Hondarribia es una fiesta muy espectacular, que atrae visitantes desde todos los puntos de España.