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Anguiano, una fiesta de danzas ancestrales

Fiestas de Anguiano

En esta nueva sección, Festejando nuestra tierra, seguimos repasando pequeños lugares de España que merecen la atención del viajero. A las escapadas del fin de semana, a esos espacios que todavía permanecen inexplorados, se suman ahora las ganas de celebrar la cultura. Hay poblaciones como Anguiano, en La Rioja, que han conservado sus tradiciones y sus festejos durante siglos. Así que es un rincón ideal para disfrutar de las fiestas patronales y también para, antes o después, descubrir el pueblo y sus alrededores. De eso va esta sección: fiesta y tierra.

¿Qué se celebra en Anguiano?

Anguiano, pueblo de La Rioja
Anguiano, pueblo de La Rioja. | Shutterstock

Anguiano es una localidad de unos 500 habitantes que cada mes de julio, en torno al día 22, celebra sus fiestas patronales. Se llevan a cabo en honor a María Magdalena, que ya en el siglo VII tenía en el 22 de julio su día consagrado. En este pueblo de La Rioja lleva celebrándose dicha festividad desde el siglo XVII y, ya por entonces, contaba con un recorrido en el tiempo.

A María Magdalena está dedicada la bonita ermita de la Magdalena, del siglo XVIII. Su día, el 22 de julio como ya mencionamos anteriormente, se realiza una procesión por las calles con su imagen acompañada del que es el mayor atractivo de esta fiesta patronal: los danzadores.

¿Cómo se celebra?

Danza de los Zancos de Anguiano, en plenas fiestas
Danza de los Zancos de Anguiano, en plenas fiestas. | Shutterstock

La llamada Danza de los Zancos es una celebración tradicional que tiene lugar tanto en las fiestas patronales como en otros día señalados en Anguiano. Por ejemplo, el último fin de semana de septiembre, cuando, en el marco de la fiesta de Acción de Gracias, se devuelve a la Santa a su ermita.

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El origen de esta danza no está claro, pero hay que remontarse a la antigüedad para encontrar las teorías que se barajan actualmente. Parece que la más plausible es la que conecta este ritual con creencias paganas. Todavía hoy en día es ejecutada por ocho jóvenes comandados por el llamado Cachiberrio, un término riojano usado para designar al guía de un grupo de danzadores. Estos avanzan con unos zancos de unos 50 centímetros de altura y vistiendo ropa tradicional. Las prendas escogidas tienen importancia en el propio caminar, ya que la saya y la enagua son las que proporcionan el equilibrio que necesitan para dar las vueltas que requiere este baile popular.

Como se ha dicho, es el gran acto festivo de Anguiano, el que ha puesto a la localidad en el mapa de aquellos que buscan celebraciones tradicionales, pero no es el único. Además de la verbena tradicional de los pueblos españoles, hay espacio también para celebrar, en estos días, campeonatos de partidos de pelota, noches temáticas o actividades para los más pequeños.

El plan complementario

Monasterio de Yuso
Monasterio de Yuso. | Shutterstock

Antes o después de estas fiestas, que suelen durar en torno a cuatro días, hay que descubrir tanto Anguiano como sus alrededores. Lo primero que hay que saber es que consta de tres barrios: Eras, Mediavilla y Cuevas. Sus calles se deben pasear con tranquilidad para así ir descubriendo monumentos como la iglesia de San Andrés, del siglo XVII, o la de San Pedro, del siglo XVI.

En torno a la población hay rutas de senderismo de gran belleza. Quizá la más relevante sea la que conduce hasta el tejo milenario de Anguiano. Este tipo de árboles se han considerado siempre de gran valor, en primer lugar por su longevidad, ya que pueden alcanzar hasta los 4.000 años de vida. El que se encuentra en esta bonita zona de La Rioja va camino de cumplir 1.000. Las vistas desde el lugar, donde todo es monte y sierra, son excepcionales. Al otro lado de esta, el hayedo del río Cardenas es también una fantástica opción para quien quiera naturaleza.

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Quien, por el contrario, prefiera un encuentro con la cultura y la historia, puede acercarse hasta San Miguel de la Cogolla. Allí encontrará los monasterios de Suso y Yuso, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997. Estos templos, además de tener un gran valor artístico, están considerados la cuna del castellano porque en ellos se escribieron las antiquísimas Glosas Emilianenses. Una curiosidad sobre su nombre: Suso, en castellano antiguo, significa “arriba”, mientras que Yuso significa “abajo”. Son, como el tejo de Anguiano, monasterios milenarios que completan bien esta propuesta para festejar una tierra, como se está viendo, riquísima en todos los sentidos.