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Las torres más bonitas de España

Las torres más bonitas de España

Las torres son todo un símbolo del afán humano por elevarse hacia las alturas. Durante siglos, las diferentes sociedades han rivalizado por construir las torres más altas, y también las más bellas. Para ello, no se ha escatimado técnica ni exquisitez, por lo que muchas torres son un icono de las ciudades o parajes cuyas alturas dominan. A continuación, visitamos algunas de las torres más bonitas de España.

España a través de sus torres más bellas

Torre del Salvador

Torre del Salvador
Torre del Salvador. | Shutterstock

Aragón es el hogar del mejor arte mudéjar, y Teruel la capital de este estilo que sigue maravillando por su elegancia y riqueza. La torre de la Iglesia del Salvador es la única parte que queda en pie del conjunto medieval, de cuando la población musulmana todavía era numerosa y aportó lo mejor de su tradición artística, como la cerámica vidriada. Estos azulejos se coloreaban con mucho ingenio, y adoptaron formas variadas como la característica estrella de ocho puntas.

Según una leyenda, la magnífica torre es fruto de la rivalidad de dos arquitectos mudéjares, que competían por el amor de la hermosa Zoraida. Ella sería para quien completara la torre más bonita en menor tiempo. Al estar la torre del rival, la de San Martín, levemente torcida, los favores de Zoraida fueron para el arquitecto de esta maravilla, y a su atalaya subían los dos para contemplar el sensacional horizonte turolense.

Torre del Castillo de Belalcázar

Torre del Castillo de Belalcázar
Torre del Castillo de Belalcázar. | Shutterstock

La localidad cordobesa de Belalcázar, en la comarca de Los Pedroches, presume de tener el castillo con la torre del homenaje más alta de cuantas pueblan España. Hasta los 47 metros se alza este hito que domina muchos kilómetros a la redonda. Sin duda, esta altura de récord hace de esta formidable torre una presencia que marca todo el entorno, y el propio nombre del municipio recoge la imponente belleza del alcázar.

Además de por sus dimensiones, la torre destaca por su elegante estilo gótico tardío. Quienes fueron sus habitantes, los condes de Belalcázar, fueron mecenas de la mejor arquitectura de la comarca, pero el castillo, del siglo XV, es insuperable. La torre tiene planta cuadrada, pero hace un sorprendente giro en la parte superior hacia las formas redondeadas, donde se encuentran ventanas, un balcón y ocho garitas cilíndricas, que lucen el escudo de la familia Sotomayor.

Torre de la Universidad Laboral de Gijón

Universidad Laboral de Gijón
Universidad Laboral de Gijón. | Shutterstock

La Universidad Laboral de Gijón se inauguró en la década de 1950 como centro de formación para los hijos de obreros. El conjunto es la muestra más importante de arquitectura de Asturias en todo el siglo XX, y todo en él es de récord. Se trata del edificio de uso civil más grande de España, y su colosal torre es el edificio de piedra más alto del país.

Los increíbles 130 metros de la torre impresionan, pero es que además es una construcción de admirable finura artística. Su estilo parte de premisas neoherrerianas, pero va más allá, tomando inspiración del mítico Faro de Alejandría, la Torre de Hércules o la Giralda. Luce unos bonitos azulejos pintados a mano que se pueden considerar piezas únicas, y las vistas que regala la torre desde el mirador de su planta 17 son casi tan memorables como la propia estampa de la propia torre.

La Giralda

La Giralda
La Giralda. | Shutterstock

Hay pocas dudas de que la Giralda de Sevilla es el campanario más exuberante, monumental y emblemático de España. Su riqueza artística es todo un compendio de historia andaluza, englobando desde los lejanos orígenes islámicos hasta las aportaciones de otras épocas de esplendor. El sonido de sus campanas, por lo demás, ha marcado el devenir de la ciudad durante siglos, hasta hacer de esta torre un símbolo indiscutible al que solo se acerca la Torre del Oro.

La Giralda ha sido también, durante muchos años, el edificio más alto de España. Concretamente en la Edad Media y luego en la Edad Moderna, este portento se elevó más que nadie. En cualquier caso, su fama no entiende de tamaños, y tiene más que ver con la belleza radiante de sus variados estilos artísticos y el papel central que ha tenido desde siempre en Sevilla.

Torreón de los Guzmanes

Torreón de los Guzmanes
Torreón de los Guzmanes. | Shutterstock

Toda Castilla es tierra de colosales torreones que sirvieron durante la Edad Media como viviendas inexpugnables para las familias más señaladas. El Renacimiento, sin embargo, aportó unas líneas mucho más elegantes hasta lo que eran, hasta entonces, robustos prismas de piedra. Un magnífico ejemplo de esta evolución lo encontramos en la ciudad de Ávila.

El Torreón de los Guzmanes tiene la planta cuadrangular de edificaciones anteriores, pero sus matacanes y, sobre todo, los merlones trebolados denotan una elegancia que remite al siglo XVI, lejos de la austeridad medieval. Con todo, es una torre que no perdía la función defensiva, como demuestran las atalayas voladas con aspilleras. El edificio, que tiene además un bonito patio central con pórticos y columnas toscanas, es una excelente unión de funcionalidad y belleza, por lo que fue declarado Monumento Nacional en 1983.

Torre de la Catedral de Murcia

Torre de la Catedral de Murcia
Torre de la Catedral de Murcia. | Shutterstock

La Catedral de Santa María, en Murcia, es un modelo soberbio de arquitectura religiosa, pero su torre campanario merece capítulo aparte. La construcción arrancó a principios del siglo XVI, pero no se culminó hasta 1790, por lo que incorpora diferentes estilos que van del renacentista al neoclásico. Con 93 metros de altura, es uno de los campanarios más grandiosos de España, pero su riqueza artística es igualmente destacable.

El primer cuerpo queda oculto bajo el suelo, pero es de planta cuadrada y aloja la Sacristía Mayor. Más arriba, emergen pilastras jónicas y hornacinas, y el tercer cuerpo introduce la magnificencia del barroco.

Se muestran una especie de palacetes en las esquinas con los cuatro santos de Cartagena, y un reloj de sol. El cuerpo de campanas luce una decoración que va del barroco al rococó, para desembocar en la culminación neoclásica. Todo un tratado de historia del arte cuya armonía formal sigue fascinando.

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