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Qué ver en Potes, uno de los pueblos más bonitos de España

Qué ver en Potes

El macizo oriental sureño de los Picos de Europa sirve como impresionante telón de fondo a esta villa. Potes, localizada en el interior más profundo de Cantabria, hace las funciones de capital de la histórica comarca de Liébana, un rincón de tradición agrícola y ganadera reorientado hacia el turismo rural. La cercana montaña y su autenticidad han contribuido a su éxito, pero “La Villa de los puentes y de las torres” destaca también por sus rincones, por su historia y por su gastronomía, aspecto en el que brillan los quesucos de Liébana. Vamos a repasar los lugares que ver en Potes, una villa que, en realidad, como más se disfruta es dejándose llevar.

Un poco de historia de Potes

Panorámica de Potes
Panorámica de Potes. | Shutterstock

La comarca de Liébana está compartimentada en cuatro valles: Valdebaró, Cereceda, Piedrasluengas y Cillorigo. Estos van a parar a su municipio más pequeño, Potes. La mayor parte de su territorio presenta por ello importantes pendientes. Solo hay una franja llana, entre los ríos Deva y su afluente Quiviesa.

Diversos restos encontrados atestiguan que el territorio estuvo poblado en época prehistórica. También dejaron sus huellas romanos, visigodos y árabes. Tras la llamada Reconquista, la crónica de Alfonso III (848-910), último rey asturiano y primero de León, menciona la repoblación que tuvo lugar en el siglo VIII. Esta se produjo en tiempos de Alfonso I de Asturias, con gentes de la meseta.

Durante el siglo IX apareció por primera vez el nombre de Pautes, que derivaría más tarde en Potes. La autoridad era compartida entre el monasterio de Santo Toribio de Liébana y la Corona. En el siglo X pasó a ser centro administrativo comarcal y pronto comenzaría a destacar por su actividad comercial. En relación con ello, Sancho IV de Castilla estableció, en 1291, unas ordenanzas que obligaban a quienes asistían al mercado a guardar sus armas en la posada hasta el regreso a sus lugares de origen.

Alcanzado el siglo XIV, la localidad se conformó como un señorío del infante don Tello, hijo de Alfonso XI de Castilla y primer señor de Castañeda. Sin embargo, el dominio de su fortaleza por los Señores de Castañeda fue cuestionado por la poderosa familia Mendoza, que incendió el fortín en 1444. A partir de entonces fueron los Mendoza quienes dominaron la comarca. Muy protegidos por los Reyes Católicos, acabaron recibiendo el ducado del Infantado.

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Antiguas calles de Potes
Antiguas calles de Potes. | Shutterstock

La estrecha asociación de los Mendoza con la Corona provocó que en 1520 los comuneros liderados por Garcí González Orejón de la Lama asediaran y asaltaran la torre del Infantado. Al capturar a Toribio, Alonso de Mogrovejo, comandante de los realistas, fue arrastrado hasta las almenas de la torre y lanzado desde ahí al vacío. La lealtad de los Infantado al rey Carlos I fue recompensada con la concesión de la Grandeza de España. La familia continuaría dominando, desde Potes, la provincia de Liébana. El motivo era que en su torre se hospedaba el corregidor del Rey.

En 1808 Potes fue escenario de duras luchas entre franceses y guerrilleros lebaniegos. Los valientes cántabros llegaron a rechazar al enemigo hasta dieciséis veces. El general francés Mahy se vanaglorió de haber conseguido dominarlos.

Hacia 1823, el señor lebaniego Manuel de Colmenares armó y organizó a unos mil seiscientos paisanos sublevándolos contra el Gobierno, con el fin de liberar a Fernando VII de sus obligaciones constitucionales. Estos, denominados “realistas”, se dirigieron a la torre del Infantado, sede de la autoridad provincial. Ejecutaron un asedio hasta que los soldados gubernamentales hasta rendirlos.

En 1868 el XV duque del Infantado vendió su torre a un zapatero, desvinculando a su familia de ésta localidad. Mientras tanto, a finales del siglo XIX y principios del XX, muchos lugareños emigraron a América. Los que triunfaron construyeron a su vuelta importantes edificios en la villa, en un estilo conocido como arquitectura de indianos. En 1937, durante la Guerra Civil, la localidad se vio afectada por un incendio que destruyó su casco histórico. Este sería reconstruido y hoy en día está considerado Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico.

Qué ver en Potes

El río Deva en su paso por Potes
El río Deva en su paso por Potes. | Shutterstock

Potes es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria por su carácter histórico, su gastronomía, sus particulares tradiciones y su emplazamiento en un incomparable marco natural. Las calles, en Potes, están atravesadas por numerosos puentes que cruzan el río el Deva y su afluente el Quiviesa. El puente de San Cayetano y el puente de la Cárcel, por su parte, unen las dos partes del Barrio Viejo, el corazón del casco antiguo de la villa que sigue conservando, pese a la restauración, su aspecto medieval.

Lo primero que ver en Potes es la desacralizada iglesia de San Vicente, o Iglesia Vieja, de los siglos XIV y XVII. Alberga, en la actualidad, una sala de exposiciones. Frente a ella se alza la iglesia nueva de San Vicente, del siglo XIX, de menor interés artístico aunque con interesantes retablos barrocos procedentes del viejo convento de San Raimundo. Junto a ambas, en un pequeño jardín, se sitúa el monumento al violinista y compositor lebaniego Jesús de Monasterio, realizado por P. Estany en 1903. También se conserva la casa natal del músico, al final de la calle que lleva su nombre.

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La torre del Infantado es la actual sede del Ayuntamiento. Se trata de una casa-torre edificada en el siglo XV, de planta cuadrada. Cuenta con pocos vanos y está rematada por cuatro pequeñas torres angulares terminadas en almenas. Fue ordenada construir por la familia de los Lama, pasando después a Diego Hurtado de Mendoza. La construcción fue escenario de las violencias descritas en la introducción histórica, así como sede del corregidor y de la prisión.

Los barrios de El Tullo y la Fuente de la Riega todavía mantienen esa atmósfera de nobleza rural que caracteriza a la localidad. Por su parte, en el barrio del Sol se erige la torre de Orejón de la Lama, del siglo XV, de planta cuadrada, tres alturas y blasonada con las armas de Bedoya y Celis. Este edificio suele acoger exposiciones y otras manifestaciones culturales.

En el barrio se encuentran además una serie de casas solariegas. Entre ellas brilla la Casona de la Canal, donde se ubica el Museo Cartográfico de Juan de la Cosa. El navegante y cartógrafo cántabro es conocido por haber dibujado el mapa más antiguo del continente americano. Atravesando el puente de San Cayetano, se llega al barrio de La Solana, con casas sencillas de arquitectura popular en estrechas callejuelas empedradas. El barrio de San Roque guarda más hitos, como el convento de San Raimundo. Es otro de los lugares interesantes que ver en Potes. Fundado en el año 1608, todavía conserva la fachada y el claustro

Por otro lado, hay cuatro ermitas notables que ver en Potes. La ermita de la Virgen del Camino, la de San Miguel, la de la Virgen de Valmayor y la de San Cayetano, junto al puente homónimo. La penúltima es la más alejada del casco urbano, así como la más popular. Hasta ella van en procesión los vecinos, portando en andas a la Virgen, cada 15 de agosto.

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La gran fiesta de Liébana

Otra impresionante postal de Potes
Otra impresionante postal de Potes. | Shutterstock

Cada lunes, en torno al parque Jesús de Monasterio, se celebra un mercado. Pueden adquirirse productos típicos lebaniegos y de las comarcas colindantes, como quesos, orujo, chorizo o miel. Por otro lado, el año en que la festividad de Santo Toribio (16 de abril) cae en domingo, se celebra el Año Jubilar Lebaniego en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, situado en Camaleño, a 5 kilómetros de Potes. En este lugar se erigía con anterioridad el monasterio de San Martín de Turieno, donde vivió el monje que ilustró el famoso Beato de Liébana (776). Tal manuscrito ilustra los Comentarios al Apocalipsis de San Juan.

En el monasterio se venera el Lignum Crucis, el fragmento más grande que se conserva de la Cruz de Cristo. Es protagonista de una fiesta muy celebrada en Liébana, la de la Exaltación de la Cruz. Tiene lugar desde tiempos inmemoriales en los terrenos próximos al monasterio. Las celebraciones se acompañan en Potes con concurso de tortillas, descenso del río Diviesa, fuegos artificiales o verbenas.

Durante el mes de noviembre, por un fin de semana, se celebra la “Fiesta del Orujo”. Se trata de una bebida alcohólica elaborada a partir del hollejo, raspones y pepitas de la uva. En el templete de la plaza se encienden las alquitaras y se ofrecen degustaciones a todas las personas que asisten a la fiesta. Además, se concede la distinción de “Orujero Mayor” a una personalidad destacada.

Otros eventos tradicionales que ver y disfrutar en Potes son las ferias de ganado, que aparecen documentadas desde el siglo XIV. Actualmente se celebran en el Ferial de La Serna seis ferias ganaderas a lo largo del año. Tiene una jornada de duración.

Los alrededores de Potes

Potes, en un entorno envidiable
Potes se encuentra en un entorno envidiable que hay que descubrir. | Shutterstock

Si uno visita Potes, tiene que adentrarse en el paraíso natural del Parque Nacional de los Picos de Europa. Si lo que se desea es seguir visitando los preciosos pueblos de Cantabria, entonces puede el viajero dirigirse hacia el norte, hacia la costa, y visitar la bella San Vicente de la Barquera o Comillas. O incluso la capital, Santander.