fbpx

Qué ver en Patones de Arriba, el pueblo más bonito de Madrid

Qué ver en Patones de Arriba, el pueblo más bonito de Madrid

Patones de Arriba, el reino de la arquitectura negra de pizarra. La opinión es casi unánime: es el pueblo más bonito de la Comunidad de Madrid. Se encuentra en la Sierra Norte madrileña y tiene en Patones de Abajo a su hermano pequeño. Patones de Arriba es un bello y singular pueblecito de casas de mampostería de pizarra y calles enlosadas que se asienta en la vertiente de la montaña. Patones de Abajo, por su parte, está en un llano a dos kilómetros y medio, y es un barrio nuevo al que los vecinos se trasladaron a partir de los años 40. Según la leyenda, su aislamiento le concedió la consideración de Reino Independiente. A falta de monumentos, lo que hay que ver en Patones de Arriba es el conjunto del pueblo serrano.

Un poco de historia de Patones de Arriba

Patones de Arriba
Patones de Arriba. | Shutterstock

La primera noticia histórica del lugar se encuentra en un padrón del año 1555. Se habla de cinco vecinos de la alquería (conjunto de casas) de la Hoz de los Patones, dependiente de Uceda, actualmente en Guadalajara. Patón es seguramente el nombre de una familia de pastores que tomó su denominación del fundador del clan. Algunos de sus miembros aparecieron registrados en un documento anterior al citado sobre la reparación de un puente en el río Jarama.

En un documento de 1653 se menciona la visita de un denominado rey de los Patones al cardenal Moscoso. Este cardenal ofició el casamiento de Felipe IV con su sobrina Mariana de Austria cuando el Rey se detuvo en la vecina localidad de Torrelaguna. El motivo de la visita fue solicitar al cardenal autorización para la construcción de una ermita en el poblado.

En 1787, el ilustrado viajero Antonio Ponz menciona la localidad como “reino” en su Viage de España. Semejante apelativo puede deberse al gran aislamiento del lugar y a la ausencia de una jurisdicción efectiva sobre sus habitantes. También a la costumbre hereditaria de los ancianos de la familia Patón de poner orden en las rencillas de los vecinos y administrar justicia. Se especula que cuatro generaciones sucesivas de la misma estirpe “reinaron” en el lugar al que dieron nombre sus antepasados. Por lo apartado del lugar, y para reafirmar su insólita condición de “reino”, los vecinos de Patones han presumido siempre de no haber sido invadidos nunca.

Sin embargo, algunos documentos atestiguan el pago de tributos a los destacamentos franceses durante la Guerra de la Independencia. A esto hay que sumarle el suministro de víveres a los guerrilleros de Juan Martín, “El Empecinado”. Por lo tanto, puede afirmarse que la soberanía patona fue un tanto limitada, siendo tributarios de los militares más próximos a sus dominios.

También te puede interesar  La 'Estatua de la Libertad española' anterior a la de Nueva York

En 1851, durante el reinado de Isabel II, se construyó en el curso bajo del río Lozoya, dentro del término de Patones, el Pontón de la Oliva. Es decir, la presa del primer embalse del Canal de Isabel II para el abastecimiento de agua a la ciudad de Madrid. Muchos obreros participaron en su construcción, la mayor parte soldados carlistas condenados a trabajos forzados. Lo apartado del lugar y la inaccesibilidad del mismo motivó que los ingenieros de la obra utilizasen palomas mensajeras para comunicarse. A pesar de los grandes esfuerzos realizados, la presa nunca pudo ser explotada adecuadamente debido a las filtraciones del terreno kárstico en el que estaba ubicada. Por lo tanto, dejó de funcionar después de tres décadas.

El nacimiento del nuevo Patones

Calles de Patones de Arriba
Calles de Patones de Arriba. | Shutterstock

Después de la Guerra Civil y, dadas las duras condiciones de vida de los primeros años cuarenta, los vecinos de Patones comenzaron a trasladarse a la vega del río Jarama, junto a la carretera que conduce a Torrelaguna y Torremocha. Allí levantaron sus nuevas viviendas según los métodos que habían empleado desde hace siglos sus antepasados, en piedra caliza y pizarra. De esta forma se evitaban tener que bajar cada día desde Patones de Arriba a la zona llana para segar y trillar el cereal. Las eras de Patones de Arriba, construidas en bancales para librar la pendiente, dejaron de utilizarse por ser mucho más difíciles de explotar que las del llano. Éstas además eran mucho más accesibles desde las nuevas viviendas. El resultado fue el crecimiento del nuevo núcleo de Patones de Abajo y el abandono del núcleo original en los años 60, incluidos los edificios públicos.

Los habitantes de Patones de Abajo se dedican hoy en día al sector de servicios y muchos de ellos trabajan para el Canal de Isabel II. El río Lozoya es embalsado en cinco ocasiones a lo largo de su curso. El principal embalse que ver en Patones, El Atazar, próximo a la localidad, es el de mayor capacidad de almacenamiento de agua de la región.

En cuanto a Patones de Arriba, a partir de los años setenta empieza a configurase como destino de fin de semana. Se produce con ello un fenómeno de recuperación de las antiguas viviendas por nuevos propietarios. La apertura de restaurantes, hoteles y casas ruralestambién destaca. En 1999, Patones fue declarado Bien de Interés Cultural. Desde entonces, sólo es posible rehabilitar los antiguos edificios siguiendo unas normas. Esto ha convertido al viejo Patones en uno de los pueblos con más encanto de la Comunidad de Madrid.

Qué ver en Patones de Arriba

Clásicos edificios de Patones de Arriba
Clásicos edificios de Patones de Arriba. | Shutterstock

Debido al aprovechamiento que hicieron los antiguos pobladores de las vertientes de la montaña, Patones de Arriba aparece configurado en dos zonas. Las viviendas están en la parte inferior y los tinados y arrenes, ambos para los animales, y las eras, según se va ascendiendo. Sin duda, perderse entre sus casas es algo que hay que hacer en Patones de Arriba.

También te puede interesar  El pueblo del arte considerado de los más bonitos de España

Lo primero que llama la atención es la tipología de sus viviendas. La llamada “arquitectura negra, por la pizarra empleada en la construcción, es muy abundante en la zona. Gracias a la propuesta museográfica del Ecomuseo de la Pizarra, el visitante se hará una completa idea de esta singular arquitectura. El Ecomuseo es en realidad un museo al aire libre. Realiza un recorrido por los edificios más emblemáticos que hay que ver en Patones de Arriba. Estos edificios permiten conocer sus tradiciones y su patrimonio cultural.

Las viviendas clásicas de Patones de Arriba

Las viviendas estaban construidas en mampostería de pizarra en el exterior. Utilizaban barro como aislante, en el interior. Se caracterizan por la gran escasez de vanos, para protegerse del frío. Normalmente tenían tres plantas. En la primera, la cocina con el horno. Los dormitorios en la segunda y en la tercera, la cámara o sobrado, donde se guardaba el grano. Pilares y vigas de madera se utilizaban para el forjado y la cubierta. Sobre las vigas se colocaba retama y jara y finalmente la teja árabe curva tradicional. Los suelos antiguamente estaban hechos de cantos rodados.

El recorrido por lo que ver en Patones puede comenzar en CITECO, el Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio. Está instalado en la antigua iglesia de San José. En esta iglesia puede el viajero obtener una primera impresión sobre la arquitectura de pizarra y los principales materiales rocosos. Este edificio era, en 1653, una ermita de piedra y cal con un campanario. Un siglo más tarde, en 1753, para ser más exactos, se convertiría en iglesia. Es uno de los monumentos que hay que ver en Patones. Varios de sus retablos e imágenes desaparecieron con la guerra civil. Con el traslado de la población a Patones de Abajo, la iglesia se cerró. Permaneció abandonada hasta 1988 cuando, tras su restauración, abrió sus puertas como CITECO. De su pasado se conserva aún una pequeña capilla con una imagen de la Virgen de las Candelas, patrona de Patones.

A partir de este punto recomendamos que el visitante pasee por el pueblo recorriendo sus calles. Podrá subir a la parte alta y disfrutar de las impresionantes vistas. En determinados puntos se encontrará con paneles indicativos. Por ejemplo, en una casa de pizarra en la parte posterior de la iglesia, en otra vivienda con cuadra, en un inmueble de dos plantas con balcón, etc.

También te puede interesar  Las mejores escapadas cerca de Llanes

Entre la arquitectura rural de Patones de Arriba destacan el lavadero y la fuente nueva, de 1908. El lavadero, bien conservado, tiene su zona de lavado y de aclarado y aprovecha el agua sobrante de la fuente. El agua de la fuente continua siendo potable y de buena calidad. Así, el agua del Lozoya tiene fama de estar entre las de mayor calidad para el consumo en España.

La antigua vida en Patones de Arriba

Iglesia de Patones de Arriba
Iglesia de Patones de Arriba. | Shutterstock

En nuestro recorrido iremos pasando por distintos espacios relacionados con la base alimenticia de la zona. Por ejemplo, una bodega en caleriza”, una oquedad excavada en la piedra caliza para guardar el vino. También distintas cochiqueras, huecos de pequeñas dimensiones, excavados en las rocas, donde se guardaba el ganado porcino.

Más elementos distintivos. Los tinados y los arrenes daban cobijo a las cabras y las ovejas. Los tinados tienen un corral abierto y una zona cubierta con los pesebres para la comida de los animales. Los arrenes tienen cuatro paredes de pizarra, sin cubrir y con una laja del mismo material que se quita o pone al modo de puerta. Las eras fueron documentadas en el siglo XVIII. Están empedradas con pizarra y piedra caliza. Se encuentran dispuestas en bancales en lo alto, donde hay más viento, para trillar y aventar la mies o cereal y así separar el grano de la paja. En los huecos de distintos tamaños se guardaban los aperos de labranza y también servían de fresqueras.

El último rincón imprescindible que ver en Patones de Arriba es el Museo-Aula Geológica. Está situado en una antigua casa rehabilitada del Canal de Isabel II, un paraje de gran valor geológico. En el exterior se expone una colección de rocas de la zona.

Los alrededores de Patones de Arriba

Buitrago de Lozoya
Buitrago de Lozoya. | Shutterstock

A unos cinco kilómetros del casco urbano, tomando la carretera de Patones de Abajo hacia el embalse de El Atazar, se llega a la ermita de la Oliva, de los siglos XII y XIII. Se trata de otro emblemático edificio que hay que ver en Patones. Es un interesante ejemplo de estilo románico-mudéjar o de ladrillo que, lamentablemente, está en proceso de convertirse en ruina.

En la dehesa del mismo nombre y muy próximas está la presa del pontón de la Oliva. Cerca también está la cueva del Reguerillo. Probablemente es la más importante de la Comunidad, tanto para geólogos como para espeleólogos deportistas. Actualmente está cerrada al público, pero en el Aula Geológica se puede ver una reproducción. Por otro lado, quien esté dispuesto a recorrer las estrecha carreteras que circundan el embalse de El Atazar puede dirigirse en dirección norte para visitar la interesante villa amurallada de Buitrago de Lozoya.