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Qué ver en Graus

Panorámica que ver en Graus

Escenario de caballeros y bandidos.

Emplazada en la confluencia de los ríos Ésera e Isábena, esta localidad sirve como entrada natural al valle de Benasque. En esta villa monumental se produjeron insólitos hechos de armas. Sin embargo, hoy es conocida por producir excelsas longanizas artesanas. Descubre la historia y lo mejor que ver en Graus.

Planifica tu escapada a Graus.

La Basílica de Nuestra Señora de la Peña es el principal monumento que ver en Graus. Desde allí se puede contemplar el paisaje, imaginando el aspecto antiguo de su disputado recinto fortificado. También notable resulta el Espacio Pirineos, que divulga información sobre el territorio local. Sumando a esto un buen paseo por el casco histórico se completa el recorrido de una jornada por la población oscense.

La escapada tiene muchas valencias para extenderse. Una de ellas se apunta a las bodegas de vino del Somontano. No lejos queda Barbastro y los santuarios de Torreciudad y Nuestra Señora del Pueyo. Roda de Isábena o la misma capital, Huesca, son destinos muy distintos pero igualmente disfrutables. La longaniza ha dado fama a Graus, pero hay mucho más en su gastronomía local. Explicamos esto y más en las páginas sobre dormir y comer en Graus.

¿Quieres conocer este sitio?

Leer algo sobre la historia local ayuda a comprender mejor lo que ver en Graus. El topónimo deriva del término latino gradus/paso estrecho. Sin embargo, fuentes romanas apuntan a que antes fue capital de un pueblo íbero de los ilergetes. La primera documentación respecto a la población moderna data de la era musulmana. Entonces era un importante núcleo defensivo al norte de la Marca Superior.

Hacia 1063 pertenecía a la taifa de Zaragoza, gobernada por Al Muqtadir, vasallo del Fernando I de León. En mayo de dicho año las tropas del primer rey de Aragón, Ramiro I, asediaron Graus. En el interior de sus murallas se encontraba el monarca moro, asistido por tropas leonesas comandadas por el príncipe heredero, Don Sancho. Ambos estaban acompañados por el joven caballero Rodrigo Díaz de Vivar.

El 8 de mayo un soldado musulmán llamado Sádaro o Sadada se disfrazó de guerrero aragonés. Después se introdujo en el campamento de Ramiro I, aprovechando un descuido de su guardia. El guerrero logró asesinarle de un certero lanzazo en la cabeza. Los aragoneses debieron de retirarse.

Veinte años después Sancho Ramírez, el hijo del asesinado Ramiro I, retornó al lugar y lo conquistó. La localidad quedó entonces bajo dominio del Monasterio de San Victorián de San Martín de Asán. Para mitigar la despoblación concedió importantes privilegios a los colonos.

La repoblación no debió de ser suficiente. Esto explicaría por qué, en 1201, Pedro I trasladó a Graus el mercado regional que se celebraba anualmente el día San Miguel. Un perjuicio para San Pedro de Tabernas, la anterior sede del mismo, que buscaba dinamizar la economía grausina.

Llegado 1415 visitó la villa, de camino a Francia, el futuro San Vicente Ferrer. Por este motivo sería nombrado posteriormente patrón de Graus. Puesto que el resultado de sus prédicas agradaron mucho al futuro santo, regaló a los grausinos el crucifijo que usaba en sus misiones. La reliquia todavía se conserva en una capilla de la iglesia parroquial.

Antigua Feria de San Miguel en Graus
Antigua Feria de San Miguel en Graus.

En el siglo XVI se produce una ampliación urbanística, edificándose casas señoriales que pueden verse en el recorrido que ver en Graus. Ya en 1587 el caballero Juan de Ager se sublevó con el apoyo secreto de Felipe II. Así, la población del condado de Ribagorza se puso en contra del conde Fernando II. Como solución a los agravios que planteaban, exigieron que el territorio pasara a depender directamente del rey.

Graus fue la principal población leal al conde. El 29 de septiembre, durante la gran feria de San Miguel, se presentó allí por sorpresa el famoso bandolero catalán “El Miñón de Montallar”. Su banda y algunos rebeldes ribagorzanos consiguieron robar a los comerciantes allí reunidos, así como saquear numerosas casas. Con la excusa de acabar con la violencia, Felipe II tomó el control de la población. Como compensación otorgó al año siguiente el privilegio de celebrar una feria todos los lunes. Esta costumbre que se mantiene en la actualidad.

Durante la Guerra Civil estuvo controlada por las milicias anarquistas. Estas asesinaron al clero local, destruyeron la mayor parte de las obras de arte religiosas e instauraron una comuna anarquista. En tal ambiente se eliminó la propiedad privada y se sustituyó el dinero por vales. La posterior represión franquista fue igual de dura.

La villa ha visto pasar por sus calles a personalidades de la talla de Baltasar Gracián. El literato escribió parte del Criticón en el colegio jesuita de la localidad. Sin embargo, la que más ha marcado a Graus fue Joaquín Costa, futuro escritor, jurista y político pasó allí su niñez y adolescencia. Desde la perspectiva artística, el pintor Ignacio Zuloaga visitó a menudo la localidad, donde vivía su hermana Cándida. En 1910 pintó un cuadro ambientado allí, Paisaje de la Virgen de la Peña.

A continuación, lo mejor que ver en Graus.

En lo alto de la peña del Morral se encuentra el gran hito que ver en Graus, la Basílica de Nuestra Señora de la Peña. Se trata de una construcción renacentista edificada sobre un antiguo templo románic. De este persiste un lienzo en el lado del evangelio. En el siglo XVII se le añadirían la casa-hospital, el claustro, el pozo y la cripta. Como la iglesia, esta última se cubre con bóvedas de crucería estrellada.

La galería del claustro con columnas barrocas constituye un mirador hacia el casco urbano. Los arcos de medio punto rebajado que lo cierran hacia el interior contienen frases del templo griego de Delfos, como “Nada en demasía”. También lucen el famoso aforismo socrático de “Conócete a ti mismo”. En el antiguo hospital de la Basílica de Nuestra Señora de la Peña se encuentra el curioso Museo de los Iconos. Tal espacio se dedica a obras de arte provenientes de la Iglesia Ortodoxa.

Por su parte, la Iglesia de San Miguel es templo románico reformado durante los siglos XVII y XVIII. Guarda en su interior un interesante Santo Cristo donado por San Vicente Ferrer en 1415. Sin embargo, el entorno monumental más interesante que ver en Graus se concentra en la Plaza Mayor. Es un espacio renacentista porticado en diferentes estilos, concebido como centro comercial en sus orígenes..

El Ayuntamiento de Graus responde al canon renacentista pirenaico. Así, muestra una fachada sobre doble arcada mudéjar dominada por un balcón corrido. En su segunda planta se ubica una galería de arcadas. Mientras tanto, el interior ha sido reformado recientemente bajo preceptos vanguardistas.

De la Casa Heredia destaca su fachada decorada con pinturas murales del primer tercio del siglo XIX. Con todo, lo que realmente la define es el alero curvo de madera, cuyas representaciones pictóricas alegóricas sobre la parábola del hijo pródigo resultan notables.

Vista que ver en Graus
Vista que ver en Graus.

Siguiendo con lo que ver en Graus se alcanza la Casa del Barón, también con pinturas en su fachada. La Casa Bardaxí es un edificio neoclásico del que sobresale su alero de madera y los frontones de sus ventanas.

El Barrichós o barrio de abajo medieval acoge diversos palacios señoriales como los de Mur, Solano, Oliván, Oncíns y Fantón. Asimismo contiene la que fue casa del inquisidor Fray Tomás de Torquemada. Una carta autógrafa del fraile atribuye al municipio ser su lugar de nacimiento.

Por suscripción popular se erigió en 1929 el Monumento a Joaquín Costa. Consta de una estructura de volúmenes geométricos frente a la que se instaló una escultura en bronce del político. A sus lados se puede leer las inscripciones “escuela y despensa” y “política hidráulica”. Estas son dos de las principales máximas del pensamiento regeneracionista.

Más reciente es el Espacio Pirineos, Centro de Cultura y Creación de los Pirineos. Este lugar que ver en Graus quedó inaugurado en diciembre de 2006, en la rehabilitada Iglesia de la Compañía de Jesús. Comprende el Centro de Documentación Pirenaica Ignacio de Heredia y el Museo Municipal de Historia.

Para terminar con lo que ver en Graus hay que mirar a su gastronomía. La villa es famosa por su longaniza. Se elabora exclusivamente con carne de porcino. Las especias usadas para crearla son orégano, nuez moscada, tomillo, clavo y, ocasionalmente, vinos olorosos. La localidad tiene el honor de haber realizado en varias ocasiones la longaniza más larga del mundo. Una fiesta en torno al embutido ha lugar cada último fin de semana de julio.

Tras disfrutar de lo mejor que ver en Graus, aquí tienes otros planes en Huesca y las actividades de turismo activo de la provincia.

Imprescindibles

Qué ver en Graus
Espacios Pirineos en Graus.
Plaza Mayor de Graus
Plaza Mayor de Graus.

Datos prácticos

Coordenadas

42° 11′ 26″ N, 0° 20′ 18″ E

Distancias

Huesca 89 km, Zaragoza 160 km, Barcelona 238 km, Madrid 475 km.

Aparcamiento

En las calles Salamero, Barranco y General Mur.

Altitud

469 m.

Habitantes

3513 (2013).

Estas son las principales festividades que ver en Graus: Día de la Longaniza (último sábado de julio), Santo Cristo y San Vicente Ferrer (del 12 al 15 de septiembre)

Otras ocasiones especiales que ver en Graus son: NOCTE; Festival Internacional de Artes Escénicas (julio) y Mercado de la Trufa (sábados de diciembre a marzo).

Embutidos Aventín, Melsa, y Casa Maella. Artesanía en cobre, cuero (albarcas), madera de olivo y boj, e iconos religiosos en piedra

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